Parapsicología
Científicos y policías investigaron el caso
Última actualización 22/06/2009@11:54:46
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Durante varios días, un líquido
encarnado comenzó a manar de paredes, suelo, mesas, sillas y
diversos enseres de una vivienda de La Plata (Buenos Aires). Los
expertos que estudiaron el desestabilizador fenómeno no encontraron
ninguna explicación, a pesar de los múltiples análisis realizados,
cuyo resultado más notable fue que el fluido era sangre
humana.
Marisol y José Antonio Roldán
A las 7: 30 del 15 de noviembre de 1986, Luis
Abraham Fersko, fotógrafo de origen polaco, fue a buscar el
periódico como cada mañana, mientras su esposa, Cipriana Núñez, y
una amiga de ésta, Blanca Luz Rodríguez, adecentaban el negocio
familiar: un laboratorio fotográfico situado en la propia vivienda
de la pareja, en el número 1310 de la calle 54, en la ciudad
argentina de La Plata (provincia de Buenos Aires).
Nada más
entrar, observaron, atónitas, que un líquido rojizo manaba de las
baldosas. Los gritos de Cipriana y Blanca alertaron al joven Óscar
Máximo Fersko Núñez, el hijo de la primera, que se encontraba
acostado a causa de una lesión en un tobillo. Se incorporó lo más
aprisa que pudo y acudió raudo al lugar del que procedían los
gritos, temiéndose que las mujeres estuvieran sufriendo algún tipo
de agresión. Cuando le contaron lo ocurrido, el muchacho miró a su
alrededor y, por vez primera, contempló el horrendo «espectáculo».
El fluido seguía brotando sin parar, dirigiéndose hacia el fondo de
la casa, como si una fuerza invisible trazara un determinado
sendero. «Puerta abierta, puerta donde se metía aquello –nos
comentaba Óscar–, que tenia toda la apariencia de sangre. Pero lo
más sorprendente es que pudimos ver cómo el fluido también salía de
una mesa». Cuando limpiaban el líquido, surgía de nuevo, por lo que
concluyeron que se encontraban ante un fenómeno muy extraño. A los
pocos minutos, a causa de los gritos, varios vecinos se personaron
en la vivienda. Poco a poco, se fueron amontonando docenas de
curiosos, deseosos de observar el misterioso suceso. En los días
siguientes, cientos de vecinos de la localidad argentina se
acercaron a la que ya era conocida como la «casa de la
sangre».