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Las Mentiras del 11-S "Terrorismo
Interno" |
Por: Sebastian
Jarré canalincognito.com
Aquel 11 de Septiembre será difícil
de olvidar para millones de personas de todo el mundo que, como un
servidor, quedaron petrificadas en las pantallas de televisión al
comprobar una vez más la tragedia del terrorismo, cebado con Norteamérica.
Y recuerdo que estaba en Madrid cuando las imágenes de la CNN me
sacudieron. Al principio, pensé ingenuamente, supuse que era un
quisquilloso accidente de un piloto desquiciado. Más tarde, , al
estrellarse el segundo avión contra otra Torre, me di cuenta que la cosa
se venía en serio.
Pero ya todos conocemos esta historia y qué
desenlace tuvo. Casi como un rumor, la idea de que la guerra en Medio
Oriente fue causada por ambiciones petrolíferas se empezó a colar en
nuestro inconsciente. Y ahora no hay, prácticamente, dudas.
Y los
minutos de luto mundiales y las palabras del presidente Bush tuvieron su
cometido.
De a poco, la historia oficial de los acontecimientos cobró
forma y sustancia. Y ya nadie se inquiere qué pasó realmente aquel
fatídico día. La imagen tenebrosa de un fanático de rostro enjuto y mirada
penetrante se nos ha hincado en nuestras cabezas con pérfida nitidez. Con
tanta fuerza como que los medios la alimentaron.
Hoy me propongo
llevar a cabo dos cosas, en honor a la verdad y a las familias
damnificadas. Por un lado, desnudar la trama oscura y secreta que tejieron
altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos. Por otro, mostrar a la
opinión publica cómo una vez más se nos está manipulando, mintiendo
descaradamente y ocultando información vital para comprender esta
tragedia.
Y empezaré señalando algunas contradicciones.
Los Acontecimientos “OFICIALES”
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No hay duda. Al revolver entre cientos de
archivos uno puede llevarse más de una sorpresa. Y entonces, casi
como un moho viscoso pegado duramente a la pared de un cofre,
aparecen las contradicciones con el tiempo.
Pero bueno y
justo será que repasemos cual fue la “historia oficial” de aquel 11
de septiembre turbulento.
Como todos sabemos, dos aviones
comerciales impactan contra la fachada del World Trade Center (WTC)
en las Torres Gemelas. Luego, las noticias advierten de muchos
vuelos más siniestrados. Y uno de ellos, según la “versión oficial”,
se estrella en las mismísimas fauces del Pentágono, el edificio más
protegido del mundo. En Pennsylvania, otro Boeing 757 es derribado
por la misma tripulación que, en un acto heroico, toman los
controles y evitan una catástrofe mayor.
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A simple vista, tales eventos no ofrecen queja
alguna. Y todos, , me incluyo primero, nos sentimos tentados en
pensar que fueron terroristas de Medio Oriente que, al mando de Bin
Laden y su grupo sedicioso de Al Qaeda, hicieron su macabra labor. Y
aunque esto es verdadero, hay ciertas aristas que chirrían ni bien
uno las analiza.
Pero las paradojas empiezan al
estudiar atentamente el vuelo siniestrado en el Pentágono. Allí,
como digo, no sólo los avezados terroristas pudieron hacerse con los
mandos del vuelo y estrellarlo contra una delicada fachada de los
primeros pisos del edificio (cuando hubiera sido más sencillo
hacerlo sobre el raso y no tan ceñido al suelo) sino que, encima,
violaron uno de los más complejos emblemas militares del planeta, el
corazón de Washington y el mundo.
Y para hacerlo
evadieron el sistema sofisticado de radar del lugar, y la artillería
que, en caso de violación del espacio aéreo entra automáticamente en
funcionamiento. Lo hicieron, y con tan buen tino, que de los cinco
anillos que conforman este lugar, impactaron y destrozaron sólo uno.
Casualmente aquel que recientemente había sido refaccionado.
Y digo yo, ¡ Vaya
puntería!.
Cuando la NBC dio a conocer la
filmación de este horror, que sospechosamente no tuvo mucha
repercusión, se aprecia como “algo” impacta en la base del edificio.
Pero claro, ese “algo” no llega a observarse con mucha definición. Y
si uno se toma la molestia de analizar una y otra vez la cinta,
puede llevarse pasmosas sorpresas.
No sólo no hay avión comercial, sino que el fuego,
según los que estudiaron la cinta, especialistas en explosiones, se
comporta de una manera que sólo puede ser consecuencia de una
explosión y no la combustión del queroseno del avión.
Aquella es la opinión de Pierre, Henri Bunel, especialista
del ejército francés.
Y añade, para más
inri: “La bola
de fuego de las Torres Gemelas se proyecta hacia fuera y hacia
abajo, mientras que la del Pentágono lo hace hacia arriba, señal de
que las temperaturas que generó fueron más altas en el caso de
Washington, al producirse una mayor evaporación, lo que vuelve a
indicar que se trató de una detonación, ya que si el origen del
fuego es por queroseno, la temperatura es más
baja.”
Lo curioso de todo, es que el vuelo 77
que, según la versión oficial, se estrelló contra el Pentágono,
misteriosamente desapareció del radar varios minutos antes de que
ocurriera la tragedia.
Y desapareció cuando atravesaba los
densos Parques Nacionales de Ohio. Justo cuando no había nadie
disponible para ver donde quedó aquel vuelo.
Y, a
continuación, minutos más tarde un “bip” en el radar sentenció que
una aeronave veloz se dirigía hacia el Pentágono. Claro, su
velocidad desmesurada no era la de un simple Boeing, era otra cosa.
¿Qué era? Ya lo veremos.
Continuemos con la
filmación de la NBC.
Como digo, no se aprecia
avión comercial, salvo algo, notoriamente blanco y delgado, que
surge al ras del suelo. En cada fotograma, amen de la explosión, se
puede seguir el recorrido de aquello que no presenta alas como las
de los aviones, y cuya velocidad supera a la de un Boeing.
Pero
además de la filmación, que aquí se ofrece para su análisis, hay
otros detalles...
Por ejemplo. Muchos testigos
afirman que vieron un pequeño avión cruzar sobre sus cabezas,
emitiendo un tipo de estela inconfundible. “Como un avión mediano”
confesaba Meseidy Rodriguez.
Michael Kelly lo retrataría más minuciosa
para la cadena CBS: “ Vi un
avión que venía por encima, a muy baja altura, y lo siguiente fue
una tremenda explosión. Era un avión
pequeño”.
Es cierto, también hubo observadores
de un Boeing circulando por la zona. Pero eso se explica fácilmente
cuando constatamos que se había decretado, tras lo de Nueva York, a
todos los vuelos aterrizar en el aeropuerto de Reagan ubicado a sólo
un kilometro del Pentágono.
Y nadie, repito:
nadie, pudo presenciar aquello que se estrelló contra el
Pentágono.
Pero hubo ciertas pistas que pudieron ponernos
sobre el responsable. Se trataba de filmaciones efectuadas desde
cámaras de seguridad de tanto una gasolinera como el propio hotel
Sheraton. Lamentablemente aquí el FBI hizo de las suyas, y confiscó
todo el material relativo a ello. Y pregunto una vez más ¿No es
sospechosa esta actitud?
Y es que, sea lo que hayan captado las
cámaras, hubiera sido contundente. Por eso, despechado, José
Velasquez decía: “ Pensé que
la cámara de seguridad de la gasolinera debería haberlo captado
todo, porque está orientada hacia aquel
lugar”.
Pero continuemos.
Y
aferrémonos a las matemáticas, mis ciencias
preferidas.
Hacía una hora que había ocurrido lo
de las Torres Gemelas en Nueva York, cuando ocurrió lo del
Pentágono. Por tanto, el mundo ya estaba
convulsionado.
Pues bien, aquel poderoso, ahora
endeble, edificio del Pentágono está alojado a 15 km de la base
aérea Andrews que posee aviones caza para cualquier acción
imprevista.
La “versión oficial” admite que se enviaron cazas
para evitar lo del Pentágono, pero no llegaron a tiempo. Y, en lugar
de enviarlos de la base más próxima (la Andrews donde “casualmente”
no estaban disponibles, estaban en prácticas) se procedió a enviar
los de la base de Virginia, la Langley.
Como digo,
así y todo, según el Norad (mando aéreo de la defensa de
Norteamérica) no pudieron llegar a tiempo.
Pero aclaremos el asunto.
La base aérea de
Langley (que envió dos F-16 a las 9:24 hs) está ubicada a 200 km del
Pentágono. Un F-16 puede alcanzar velocidades de casi dos veces la
del sonido (Mach 2, aproximadamente 2300 km/h) Ahora
bien, juntemos todo y analicemos.
Si el impacto
fue, según el Norad y la “versión oficial”, a las 9:37 hs, la
distancia pudo ser cubierta por los cazas a su máxima velocidad
(tuvieron más de 12 minutos). Pero, por alguna siniestra razón,
aquellos bólidos del aire no emplearon más allá de los 400 km/h,
según los cálculos matemáticos que invito que ustedes mismos
realicen.
¿Por qué? La respuesta puede ser
obvia...
Incluso más. Según los partes
sismograficos, el impacto al Pentágono fue efectuado a las 9:41 hs,
no a las 9:37 hs.
Y digo yo ¿Por qué, sabiendo el
estado de la Nación, donde sus dos monumentos más emblemáticos ya
habían sido alcanzados, no se llegó a tiempo a evitar esta nueva
catástrofe.? Y tuvieron una hora para reflexionar cual podría ser el
siguiente objetivo en la negra lista de los terroristas. Aun así,
las medidas de seguridad del Pentágono dejaron mucho que
desear.
¿Qué fue entonces lo que finalmente se estrelló
contra el Pentágono?.
Dejaré que lo diga,
como lo hizo en The Washintong Post,un ingeniero que trabajaba en el
propio edificio:
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“Nosotros
oímos un ruido, un ruido fuerte como el de un misil. A continuación
se oyó la
explosión.”
¿Suficiente?.
¿No?
Vayamos,
entonces, a algo mucho más concreto.
Y
esta vez los ojos no engañan.
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¿Puede que este misil haya sido la causa del atentado al
Pentágono?
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Aun el Pentágono de pie, fíjese que solamente
afectó un área menor y de los primeros pisos, cuando el tamaño del
Boeing debería haber producido una oquedad mucho más grande. ¿Y
donde están el timón, la cola y las
alas?
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Amen de que las maniobras, según la cada vez
más dudosa “versión oficial”, llevadas a cabo por los pilotos del
Boeing secuestrado fueron tildadas de “imposible” por varios
profesionales de la aviación, el impacto en el primer piso del
edificio militar fue imposible desde el vamos.
Joe Vials,
investigador de los hechos, piensa que no sólo es inverosímil para
la pericia de un piloto entrenado en escuelas simples manejar un
Boeing semejante, sino que encima, afirma, se dio el lujo de enfilar
a una baja altura de cuasi aterrizaje. Eso, ni los experimentados
pilotos aéreos pueden.
Será pues, hora de tomar reglas y
centímetros y medir el edificio.
Y las imágenes nos
ayudaran.
Fijémonos en las fotos la imagen donde esta
derrumbada la fachada del edificio, que ocurrió al cabo de una hora.
Media 15 metros de profundidad y 19 de anchura.
Pues bien, el
Boeing que se estrelló contra el Pentágono media 47, 32 metros de
longitud, frente a los 15, y 38 metros de envergadura, frente a los
19. Y el retrato digitalizado de la situación será más elocuente. En
este caso, las palabras sobran.
Aquello, definitivamente, no
fue un avión comercial.
Pero alguien objetara: “¿Y los
restos, acaso no hubo restos del avión?”.
Rotundamente No. O
mejor: hubo un, repito: “un”, resto de avión, pero sus dimensiones
eran tres veces más pequeñas que el Boeing. Y, según la “versión
oficial”, el avión se desintegró (cuestión que jamás ocurrió en este
tipo de accidentes).
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Detalles de la oquedad. Compárese con la envergadura
de lo que un Boeing hubiera hecho con sus 13, 6 metros de altura
Los “restos” del avión. Amen de no corresponder a un Boeing, su
tamaño nos indica que aquel artefacto que impactó contra el
pentágono era tres veces menor que un avión
comercial | |
Pero como dijo el físico Gerard Holmgren, quien
analizó exhaustivamente el episodio en su Análisis Matemático y
físico del atentado del Pentágono, “El gobierno de los Estados
Unidos podrá ser el más poderoso del mundo pero no puede cambiar las
leyes de la Física”.
La verdadera proporción de avión. Como se advierte a
simple vista el desmoronamiento, que se hizo efectivo a la hora del
estruendo, debió ser mayor y más destructivo. Pensemos que en
las alas había combustible en esta clase de naves.
El Pentágono en uno de sus flancos. Por ahí pasó el
avión, pero, como se aprecia, el pasto esta intacto y sin ningún
daño
Las Torres Gemelas: PILOTOS DE
ALA
No voy a profundizar en la vida de los
terroristas que nos vendieron (en virtud o no de la orden ejecutiva
01, 261 que prohibe dar detalles por razones de seguridad) a un
público dolido y resentido en lo más profundo.
Solo debo
decir, en honor a la verdad, que aquellos emisarios de Ala no
estaban facultados para volar con pericia tremendas fortalezas del
aire, muchos menos para ejecutar maniobras como las que vimos en el
Pentágono o en la Torre Sur.
Lo desastroso para la “versión
oficial” es que muchos de los caratulados como terroristas que
habían piloteado los aviones estaban vivos y coleando en diferentes
partes del mundo ( como Salem Alhazmi, que manejó el vuelo 77 y
reside actualmente en la ciudad saudí de Yanbou).
Aquellos identikit resultaron una farsa. Y desde
embajadas se le advirtió al FBI que estaban malinformando a la
población. Pero esto, como muchas otras cosas, fue desoído.
Importaba un culpable, alguien en quien recayeran
todas las consecuencias del horror. Y en esa búsqueda no importó la
verdad. Todo nacido en Medio Oriente era posible sospechoso. Más aun
si anduvo por los Estados Unidos en los últimos días al 11 de
septiembre.
Y no importaba (para llegar a esta cometido) que se
falsificaran evidencias o que se tergiversaran testimonios. Todo,
como digo, servía. Por eso no nos debe resultar extraño que el
pasaporte de uno de los terroristas haya caído en manos del FBI.
Claro, lo hallaron en los escombros milagrosamente intacto. No sólo
evadió los 40.000 litros de queroseno del avión, las temperaturas
excesivas y la infraestructura del lugar que se desmoronaba, sino
que resistió más que su dueño del que no se halló vestigio alguno.
Y algunos dirán que fue una suerte encontrarlo.
Otros, más escépticos, pensaran que se nos está tomando el pelo.
Pero analicemos los acontecimientos en las Torres
Gemelas.
Primeramente debo destacar que tardaron 30 valiosos
minutos en dar la alarma del secuestro del Boeing al Norad. Esto, es
obvio, pudo evitar la catástrofe. Los cazas, avezados en estos
menesteres, hubieran desviado de mil formas diferentes el objetivo
de los secuestradores. Pero, como digo, no ocurrió. Y a las 08:46 hs
el Boeing 167 destrozaba una de las Torres Gemelas.
Pues bien. Puede ser entendible, y hasta cierto punto
“disculpable”, la negligencia de los controladores aéreos y el Norad
en cuanto al primer impacto. Pero no en cuanto al segundo. Y me
explico.
Nos enfrentamos a un segundo avión que se dirigía a
la Torre Sur del WTC. Dos F-15, cuya velocidad puede llegar a 3000
km/h, se lanzan a la detención del segundo vuelo. 10 minutos
después, el inminente impacto no puede ser evitado.
Y sin embargo, como calcularon los expertos, estos
bólidos pudieron alcanzar su objetivo en seis minutos. ¿Qué pasó?
Parece que lo mismo que en el Pentágono, lo deducible...
Porque, según el Norad, abrazado a la “versión
oficial”, aquel segundo vuelo tomado fue detectado a las 08:43 hs. A
las 08:46 hs parten los F-15 de la base de Otis (alojada a 250 km de
la ciudad). Y aun en vuelo, a las 08:52 hs, no pueden impedir que a
las 09:02 hs se estrelle el segundo avión. Finalmente, y ya en vano,
llegan a las 09:11 hs.
En suma: desde que se dio la alarma ( y no olvidemos
que el primer avión ya había impactado en la Torre Norte)
transcurrieron casi 20 minutos.
Así y todo, por alguna siniestra razón, otra vez, los
cazas no emplearon todas sus capacidades y no llegaron a tiempo.
El mismísimo general Paul Waver, director del Air
National Guard, afirmó que “ los cazas podrían haber alcanzado a
los aviones aun estando a 800 km de distancia”.
Entonces ¿qué falló?.
No podemos pensar en un error, dado que no por nada
Estados Unidos invierte tanto millones en defensa militar. Además
era el segundo vuelo. Tenían tiempo.
Sospecho que alguien, presumiblemente muy informado
por adelantado del asunto, con influencias en las altas esferas del
poder, dio la orden de demorarse a los F-15. Por eso se explica, que
al segundo impacto, aceleraron, tal como lo registra el radar y los
cálculos matemáticos , a 1350 km/h para llegar a destino. Y es que,
pobres diablos, venían a una media de 260 km/h, casi en clase
turista)
Pero alguien objetara ¿Al fin y al cabo, el vuelo 93,
no fue derribado en Pennsylvania por cazas?
Tampoco, parece, llegaron a tiempo. Y según la ya
dudosisima “versión oficial”, el gobierno afirmó que aquel vuelo
cayó por obra y gracia de los propios pasajeros en un acto que les
grajeó el mote de “el vuelo de los héroes”.
EXPERTOS DE ALA
Sobre la
pericia de los pilotos terroristas, como mencione, quedan muchas
dudas. Al ver los videos de los atentados, muchos de los pilotos de
aviones comerciales (semejantes al de los atentados) alzaron la voz.
Y concluyeron que los secuestradores debieron estar muy avezados en
la aviación. Tuvieron que ser, necesariamente (insisto)
expertos.
Fernando Llaca Posada, comandante de Iberia y ex
presidente del SEPLA declaró: “La acción ha sido obra de pilotos
entrenados y no de aficionados que hubieran tenido una formación
improvisada. Tenía un mínimo de instrucción que se adquiere con
mucho tiempo de aprendizaje y con mucho dinero. No eran
aficionados.”
Otro piloto era Jaime Lacasa:
“El Piloto tenía una experiencia en este tipo de
aviones, ya que sólo un experto puede hacer un impacto con esa
precisión”.
Así y todo, y aunque cueste reconocerlo, la “versión
oficial” sepultó estas declaraciones.
Los terroristas apenas si habían hecho cursillos en
escuelas de vuelo, y ninguno había manejado jamás, según los
instructores, un Boeing, salvo uno de ellos, Mohamed Atta, en un
simulador. | |
Y tengamos en cuenta que a una velocidad de
800 km/h un error de fracciones de segundo puede equivaler a una
desviación de varios metros en el rumbo. Pero uno de ellos, incluso,
se dio el lujo de virar a último momento, tal como muestran los
videos.
Pero permitamos por un momento cerrar los ojos a lo
obvio y suponer que “por un milagro de Alá”, los terroristas
pudieron maniobrar sus secuestradas aeronaves hacia las
Torres.
La cosa cambia, sin embargo, con el Pentágono. Porque
el presunto terrorista Hani Hanjour que estrelló “su” avión, según
la “versión oficial”, no llegó a pilotear en su prácticas siquiera
una avioneta. Pero maniobró con tanta destreza su avión que, no sólo
estuvo en vuelo 55 minutos, sino que descendió a ras de la tierra
para chocar contra el primer anillo del Pentágono. Y lo hizo
evitando los arboles, faroles, y manejando a solo cinco metros de
altura.
Pero no olvidemos que fue Alá quien lo instruyó. Y
probablemente las instrucciones del Corán lo ayudaron. Porque nadie
de este mundo puede manejar un avión así. Antes, la nave se va a
pique contra el suelo.
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El terrorista Mohamed Atta, captado por las cámaras del
aeropuerto. Dicen, según los informes, que estuvo en periplo por
toda España
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Algunas tomas del segundo impacto. Se evidencia la
maniobra del avión, antes del impacto
¿Que es aquella protuberancia en el avión? .Algunos piensan que
pudo tratarse de una bomba acoplada.
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TORRES DEMOLIDAS POR...
“ La secuencia de eventos que provoca finalmente el
colapso de los edificios no puede determinarse de forma definitiva”,
declaraba el FEMA (Sociedad Civil de Ingenieros Americanos)
Y estaban en lo cierto. Porque, amen de la torre
numero 7 que cayó por causas desconocidas –que de inmediato se
achacó a las Gemelas – el derrumbamiento de Torres no puede ni será
explicado por mucho tiempo.
Lo cierto es que todo nos lleva a pensar en una
detonación interna. Y me explicaré sucintamente con un mínimo de
rigor.
Y empezaré con los testimonios de bomberos que jamás
creyeron la “historia oficial” y declaraban en su día: “Los daños
estructurales provocados por el impacto de los aviones y la ignición
del combustible no fue por si misma razón suficiente para provocar
la caída de las torres”.
Pues bien. Estos hombres reclamaron una investigación
profunda de los hechos, y pronto, una cinta se ofreció al cuerpo de
bomberos, donde estaban grabadas las últimas comunicaciones con
aquellos que habían ascendido a rescatar a las victimas de la
tragedia. Claro, se pedía que a cambio de dichas cintas, firmaran un
informe de confidencialidad para que por ninguna razón fueran dadas
a conocer a la opinión publica.
Los bomberos no aceptaron el trato, pero sí los
familiares de las victimas. Y, desde luego, mandaron el acuerdo al
demonio. Y desvelaron como el jefe del cuerpo de bomberos, Jeff
Palmer confirmaba que el incendió en la planta 78 era controlable y
que “tenemos un buen plan para impedir que se propague”.
Pero sus planes fuero truncados. Y allí mismo
morirían bajo los cimientos y las explosiones que oyeron reporteros
de CNN, de la BBC.
Y uno de ellos, Steve Evans lo resumía así:
“ Yo estaba en la base de la segunda torre, la
segunda torre que fue impactada. Hubo una explosión, la base del
edificio se agitó , la sentí moverse. Luego, cuando nosotros
estabamos fuera hubo una serie de explosiones.”
Pero centrémonos en los aviones y su combustible y su
blanco.
Las torres, por un lado, estaban formadas por más de
40 vigas de acero enterradas en lo profundo de la tierra, a un nivel
–7, sobre la propia roca de la isla. Su constructor, el japonés
Minoru yamasaki, conciente de la envergadura de su obra, mandó a
construir un doble sistema de refuerzo , uno interior y otro
exterior. En el eje central había vigas de acero. Y , por fuera,
también había vigas de acero.
Ahora bien. Volvamos a aunar todos estos datos y los
del avión.
Como se sabe, para fundir el acero es preciso de
temperaturas superiores a 1400 grados centígrados. Y sin embargo, el
queroseno de los aviones gracias si llegaban a 800 grados.
Aun así, afirman que cayeron como consecuencia de un
efecto domino que empezó desde el impacto de las aeronaves. Una
planta sobre otra. Pero debemos admitir al ver los videos que
aquello semeja más una demolición con explosivos que otra cosa. Y
como digo, el acero era muy resistente para consumirse a 800
grados.
Quizá por eso, Mirolad Ristic, catedrático de la
Facultad de Arquitectura y Construcción de la Universidad de
Belgrano declaró: “ El derrumbare de las Torres Gemelas se produjo,
además de por el impacto de los aviones, a la posible presencia de
explosivos dentro del edificio. A la luz de las imágenes, y al
contemplar la caída de las antenas de televisión de las torres en
dirección estrictamente vertical, sin torsiones, deduje que no había
otra forma de lograr una demolición así que con explosivos.”
Pero esto no es lo inquietante del asunto.
Lo curioso, lo importante, lo trascendente es que en
el nivel –7 se halló literalmente una “piscina de acero liquido”.
Mark Loizeaux - presidente de la empresa Controled
Demolition de Phoenix - reclamado para colaborar en las
investigaciones, efectuó el hallazgo. Y recordémoslo: el nivel 7
está a muchos metros por debajo de la tierra. Y no hay oxigeno casi.
Y el impacto de los aviones fue entre las plantas 80 y 100
(promedio).
¿Cómo, con sus 800 grados de calor de combustible,
fundieron los cimientos transformándolos en una “piscina” de
acero?.
Tal vez ahora entendamos cómo tamañas construcciones
sólo resistieron poco más de media hora antes de su colapso.
Fue el tiempo prefijado para las detonaciones...
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SOSPECHOSOS
CLARIVIDENTES
Ya lo digo. Hubo circunstancias que fueron literalmente
desdeñadas por la prensa y que nos advertían que hubo muchas
personas que sabían de antemano de la catástrofe.
Eso me lleva a pensar que el Gobierno de los Estados Unidos sabía
lo que estaba en juego aquel 11 de septiembre. Y, aun así, miró para
otro lado. Es más: podría decirse que les abrió de par en par las
puertas a los terroristas para que hicieran su trabajo.
Después de todo, como sabemos, ellos siempre salen beneficiados a
costa de las miles de victimas y el dolor y miedo esparcidos por
toda la población y la propia humanidad. No nos engañemos, así son
los lideres del mundo.
Pero se me entenderá mejor cuando exponga a los adelantados o
profetas que supieron atisbar lo que se venia.
Kennet Williams –agente del FBI –advirtió en un elaborado informe
en julio de 2001 de las intenciones de Al Qaeda. Su conocido
“informe Phoenix” fue sistemáticamente obviado. Pese a que advertía
que tanto el Pentágono como las Torres Gemelas podían ser los
blancos elegidos.
La CBS aseguró que en agosto de 2001, George Tonet, director de
la CIA había avisado al presidente Bush de los inminentes
atentados.
Coleen Rowley , agente del FBI en Minneapolis también afirmó que
se conocían los planes de los terroristas pero así y todo no se
hizo nada por detenerlos. |
El enemigo publico numero uno de Estados Unidos,
casualmente muy cercano al presidente y su entorno. También salió
beneficiado en la masacre. Curiosamente en los primeros videos que
se dieron a conocer no habla de su responsabilidad en los
atentados | |
El primer ministro Israelí, Ariel Sharon también
fue advertido por el servicio de seguridad Israelí, según el diario
Yadiot Ahranot.
Muchos de los trabajadores de Odigo, empresa Israelí
–cuya sede estaba en World Trade Center – fueron advertidos de los
inminentes ataques a través de radio mensajes.
En Europa, una de las bases americanas más
importantes, curiosamente – cuando no sospechosamente- se puso en
alerta casi diez horas antes de producirse el primer atentado
contras las Torres Gemelas.
La base aérea de Wright Patterson también estuvo en
alerta horas antes de la masacre.
El periodista Gordon Thomas confirmó que la CIA había
sido notificada por el servicio secreto israelí de que aviones
comerciales suicidas podrían impactar contra los emblemas de
Norteamérica.
El Alcalde de San Francisco, Willie Brown, también
fue advertido. Lo mismo el escritor Salman Rushdie. En el Pentágono
, donde se produciría el tercer atentado, se citaron a un nutrido
grupo de periodistas. Y, por razones que jamas se esclarecieron, se
canceló aquella convocatoria que estaba preparada para la misma
mañana de los hechos, en el preciso lugar donde habría de impactar
el dudosisimo ¿Boeing.?.
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El 10 de septiembre de 2001 , Tom Kemey , director del FEMA, fue
impelido por sus superiores a que tomara puesto con su gente en
Nueva York.
En agosto de 2001, otra casualidad. Un ex teniente de marina es
detenido y declara sin ambages trabajar como agente secreto. Delmart
Edward Vreeland avisaba –con absoluta precisión de detalles- de un
inminente atentado en Nueva York .
El banquero Richar Dennison también denunció sus “novedades” al
FBI en agosto de 2001. Y, según anticipó, aquellos terroristas
tenían planeado secuestrar aviones para su horrendo crimen.
El presidente egipcio Hosni Mubarak también disponía de
información al respecto –en virtud de sus servicios de inteligencia,
que parecen funcionar mejor que el de los estadounidenses –de un
atentado el 11 de septiembre.
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La foto muestra a Bush –en el preciso instante en
que le avisan de la amarga “novedad” - en aquella escuelita donde
permaneció impávido mientras su país se
colapsaba | |
De Alemania también informaron al FBI. Indicaron con
detalle el propio WTC. En junio del 2000 una empresa de paginas web,
Verisign, tuvo 17 solicitudes sospechosas para crear sitios
nuevos en la red. Sus nombres lo dicen todo: August11horror.com,
terrorattack2001.com, woldtradecenterbombs.com ,
newyorattack299.com, attackamerica.com , terrorattack2001.com.
Las extrañas maniobras de los mercados bursátiles
días atrás del 11 de septiembre solo nos indican lo mismo: alguien
sabía.
El 7 de septiembre, George Schultz – ex secretario de
Estado- también recibió la “mala nueva” por anticipado. Así lo dijo
al diario San Francisco Cronicle.
El 10 de septiembre el juez antiterrorista de Francia
Jean-Louis Brugiere también advierte de los inminentes golpes a
WTC.
Y aquí lo curioso. Meses antes del 11 de septiembre,
fue hecha una simulación en maqueta del ataque al Pentágono. Y
justamente el día de la catástrofe , en la sede de la CIA, se hizo
un ejercicio similar que, dramáticamente, esta vez coincidió con la
realidad.
Finalmente, por alguna razón bendita, las Torres
Gemelas estuvieron con solo –y que no es poco –un 20 % de la
ocupación. Eso, cierto es, evitó que la masacre llegara a
mayores.
Y la lista podría seguir extendiéndose, pero creo que
es suficiente para ilustrar mi idea.
Alguien –un grupo o Familia en el poder –sabía muy
bien lo que estaba por ocurrir. Y aun así, olímpicamente cerró los
ojos. Si lo planeó o no es ya arriesgado decirlo. Basta con afirmar
que “las puertas de la casa estaban abiertas.” Y que muchas
empresas, compañías petroleras y gente del gobierno salieron
beneficiados.
Por eso, tal vez, el Echelon –un sofisticado sistema
de espionaje –que capta más de 50 millones de mensajes (informáticos
o telefónicos) en el mundo, día tras día, no detectó nada. Salvo
unas comunicaciones que dio a conocer la NSA (Agencia Nacional de
Seguridad) Y decían: “Mañana es la hora cero”. “El partido está por
comenzar”.
No sólo los terroristas evadieron estas informaciones
(por negligencia o inteligencia del Estado) sino que, pasaron “armas
blancas” –según la “versión oficial”- , chequearon sus pasaportes
–que nadie negó el sello, pese a figurar en listas del FBI –y acto
seguido, se hicieron con el control de los aviones. El resultado ya
lo conocemos de memoria.
El “partido”, finalmente, había comenzado.
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¿FANATICOS DE ALA O DE LA
INFORMATICA?
Una trama perfecta. Eso es lo que me pareció. Y quizá
pocos se atrevan a descubrir que tras los atentados y los cientos de
muertes, hubo particularmente algunos decesos que fueron más que
sospechosos.
Que John O´Neill fuera relevado de su cargo del
FBI (donde no lo dejaban profundizar en el tema Bin Laden/Al Qaeda)
y haya empezado a trabajar ,”casualmente” el 10 de septiembre en las
Torres –donde al día siguiente moriría - pudo ser azar.
Que a
bordo del avión secuestrado viajara el espía Daniel Lewin, que
trabajaba para las fuerzas aéreas de Israel, también:
“casualidad”.
Pero en mi opinión no existen las casualidades.
Y –siempre lo digo - donde otros ven algo casual, yo veo propósito.
Porque, amen de aquellas sincronicidades curiosas, debemos
añadir que en los vuelos viajaban científicos de la empresa
Raytheon, especializada en sistemas para la milicia.
En el
Boeing 767 que se estrelló contra una de las torres (norte) viajaban
tres trabajadores de aquella empresa: Peter Gray, David Kovalcin,
Kenneth Waldie.
En el segundo avión –estrellado en la torre
sur – también había otro trabajador de Raytheon : Hubert
Homer.
Ya deberíamos sospechar de estas “sincronicidades” o
“casualidades mayores”. Pero todavía faltaba otra
rareza...
En el desaparecido vuelo 77 –que se desintegraría
completamente en el Pentágono, según la “versión oficial”, sin
siquiera dejar trazas ni fuselajes – a bordo viajaba Steve Hall,
director de programas bélicos de la mencionada compañía.
Pero
sigamos con las “casualidades”.
Tras los hechos del 11 de
Septiembre, Raytheon obtuvo del gobierno Norteamericano más de 400
millones de dólares para mejorar sistemas de misiles.
Una
cifra espectacular, pero pequeña en relación a lo que ganaron los
que “financiaron” la guerra. Porque si tan solo hubieran dado una
mínima tajada, un porcentaje menor de lo que obtuvieron, el hambre
del mundo hubiera terminado de la noche a la mañana.
Pero
no. Debían seguir empeñados en financiar complejos sistemas de
defensa que son “inútiles” –y ya sabemos por qué lo digo- cuando se
los precisa y que no conducen más que al desmesurado poder de unos
pocos.
La tecnología de Raytheon es tan secreta que suele
llamarse a estas investigaciones privadas “proyectos negros”, casi
rayanos en la ciencia ficción, pero siempre a favor de los
militares.
Ahora bien. Entre esos “proyectos” vedados a la
opinión publica estaba la posibilidad de pilotear un avión sin
necesidad de Piloto, a través de señales electrónicas.
El
diario alemán Der Spiegel lo decía claramente: “ El pasado mes de
agosto , la compañía Raytheon logró en la base Aérea de Holloman ,
en Nuevo Mexico (EE.UU) hacer aterrizar hasta seis veces a un Boeing
727 sin piloto a bordo. El sistema que empleó utilizaba señales de
radio que partían del final de la pista en la que tenía que
aterrizar , que se enviaban al avión, que gracias a ordenes
electrónicas desde tierra y a la utilización de localización por GPS
servían para que los aterrizajes pudieran
producirse.”
Entonces ocurre que al leer cosas de semejante
envergadura uno, naturalmente, sospecha. Y piensa y vuelve a pensar:
¿no habrá sido posible que algo similar hubiera ocurrido en WTC.? Y
cuando leo las historias tejidas por la siempre presente “versión
oficial” sobre los terroristas no puedo más que sorprenderme y
abonar esta teoría.
O como dijo el experto en los atentados
Paul Thompson: “ Estaban en los vuelos secuestrados los empleados de
Raytheon para activar el sistema Global Hawk o asegurarse de su
funcionamiento?”.
Si se aseguraron de su funcionamiento, lo
hicieron bien. Y ahora callaran.
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CONCLUSIONES FINALES
No debería albergarse dudas de lo que ocurrió el 11
de septiembre del 2001. Hubo un ataque terrorista, eso es
indiscutible. Pero estuvo escalonado desde el interior del Estado
Norteamericano, donde salieron muchos beneficiados. No sólo
obtuvieron “permiso” para la guerra en Medio Oriente bajo una
hipotética amenaza – recuerden que hablaban de armas de destrucción
masiva, armas que jamás fueron encontradas - terrorista, sino que
violaron todo tipo de instituciones habidas y por haber e incluso a
la propia población que no quiso plegarse en esta revuelta.
Pero los medios, eficaces como siempre, concienciaron
a la gente. Y poco a poco fueron condicionándose a creer lo que día
tras días decían. La amenaza de Ántrax sólo sirvió para revolver el
avispero y el temor, puntilloso, se instaló en los corazones de la
población. De ahí en más no había que dudar de la “versión oficial”.
Hacerlo sería una acción de “mala fe” y atentaría contra “ El faro
más brillante de la Libertad y el Progreso del mundo”.
Y no debo ni quiero decir que no hubo terrorismo, ni
que podría haber estado implicados muchos de los personajes
detectados por el FBI (tal es el caso de Mohamed Atta y el grupo de
Bin Laden). Pero todos ellos, se quiera o no, tuvieron un apoyo del
Estado Norteamericano para concretar sus siniestros fines.
A la postre, todos, -incluso el clan Bin Laden –
salieron beneficiados.
Y sé que alguien dirá: “Pero el propio Bin Laden
declaró su ataque a Estados Unidos”.
Pero creo que ya todos sabemos los secretos acuerdo
entre este “impostor” y terrorista y el gobierno americano. Si
alguien tiene dudas, debería refrescarse viendo el documental de
Michael More “ Farenheit 9/11”.
Además, se antepone algo lógico. Un hombre como Bin
Laden, que planea minuciosamente el atentado más impresionante de la
historia, que toma medidas para que todo salga a la perfección ¿No
esperó un contraataque de su enemigo, no previó que su atentado
haría bullir el celo Norteamericano?. Claro que lo previó, pero en
sus planes estaba cotejado que jamás sería apresado (además no
olvidemos que los sobres con Ántrax fueron toda su “artillería”
pesada). Y así dejó, -de igual modo que a él- las puertas abiertas
al imperio del Petróleo.
Este es el retrato, resumido y directo, de lo que
ocurrió aquel 11 de septiembre en que la historia dio un sacudón. Y,
como vemos, las ansias de poder del hombre no se debilitan con nada.
Y sigue escalando. Y sigue conquistando. Y sigue llenándose los
bolsillos a costa de inocentes e ingenuos.
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Algunas de las imágenes del “gran faro del mundo”.
Han generado repulsas y protestas en todo el mundo. ¿No son
suficientes para que los defensores – ocultos en agrupaciones
escépticas, y de pésima calidad- del gobierno de Bush callen, y lo
hagan para siempre? Se escudan diciendo que es una ofensa a las
víctimas del 11 de septiembre, y yo me pregunto ¿ es que estas otras
no son víctimas de la misma injusticia y el uso desmesurado del
poder?
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Todos somos parte de la población. Y,creo yo, –al
menos que mis ojos me engañen – somos mayoría. La pregunta es y
volverá a ser: ¿Por qué dejamos, entonces, que nos mientan y nos
manipulen a su antojo?.
Y lo repito: con una “limosna” de todo aquello que
recaudaron con la guerra habría bastado para frenar el hambre del
mundo.
Sólo sé algo –y con esto finalizó de una buena vez
este informe -: Usted y yo somos responsables de la injusticia.
Porque hemos sido ciegos aunque nacimos con ojos. Porque hemos
callado aunque tenemos lengua. Porque las banalidades reinantes y la
superficialidad de las cosas captan nuestra atención cuando no
deberían hacerlo.
Que llegué a quien tenga que llegar.
Años 80: Donald Rumsfeld y Saddam Hussein en la
época en que éste usaba armas de destrucción masiva contra Irán y su
propio pueblo.
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