El maithuna t?ntrico es la antigua ceremonia donde los yoguis
t?ntricos se un?an sexualmente para reproducir la danza c?smica de
lo femenino y lo masculino sagrados representados en la tradici?n
t?ntrica a trav?s de las figuras de Shiva y Shakti, la esencia
masculina y femenina del Esp?ritu Uno, Dios/Diosa indiferenciado.
Impregn?ndose de la divinidad de lo femenino y lo masculino sagrado,
los tantricas sacralizaban el mundo de la materia y daban a la
energ?a sexual su verdadero papel de fuerza alqu?mica y de uni?n de
cuerpos y almas. Aunque fuese por un tiempo, los t?ntricas, hombre y
mujer, se imbu?an del car?cter divino de Shiva y de Shakti
contempl?ndose el uno en el otro y a trav?s de esa contemplaci?n de
lo divino en el/ella, tra?an, bajaban a la tierra, la conciencia del
amor absoluto, el amor incondicional que transciende el ego
emocional y sus diferentes manifestaciones de posesividad,
dependencia y apego.
Shiva y Shakti
representan en la tradici?n t?ntrica la esencia del principio
masculino y femenino, creador del universo, en eterna danza y
uni?n.
La polaridad de
Shiva se refleja, como narra el Lingan Purana, en que ?l/ella
es el andr?gino, el dios mitad hombre y mitad mujer, que surgi? de
la frente de Brahma. De la mitad izquierda del cuerpo de Shiva
surgi? el g?nero femenino de la especie humana y de la derecha el
masculino [obs?rvese la relaci?n mitad izquierda ? hemisferio
cerebral derecho y mitad derecha ? hemisferio cerebral izquierdo].
En el principio no hab?a diferenciaci?n, s?lo exist?a el Uno
indiferenciado. En el Shiva Purana se narra c?mo Brahma, el
dios de la creaci?n, no pod?a poblar la tierra hasta que Shiva no
generase la dualidad del sexo femenino y masculino. Por ello medit?
profundamente en el ardhanarisvara, la forma de Shiva que se
encuentra unida perpetuamente con su parte femenina, la Gran Diosa
que es su energ?a, Shakti. Shiva, complacido por las meditaciones de
Brahma, accedi? a los deseos de ?ste y se dividi? en una mitad
masculina y otra femenina; de ?sta ?ltima emergi? la Gran Diosa, la
Energ?a (Shakti) en la que quedaron recogidas todas las cualidades
de Shiva en el universo y se encarn? en una maravillosa mujer que
fascin? al mundo entero con su poder m?gico de ilusi?n
(maya).(1)
El hinduismo
t?ntrico, recogiendo el concepto v?dico de maya o ilusi?n, establece
bien claramente el significado de lo femenino, como energ?a de
manifestaci?n del universo. Lo femenino es la energ?a creadora que
podemos ver plasmada en todos sus manifestaciones en el mundo, en la
capacidad procreadora del ?tero femenino, en la energ?a creadora de
la madre tierra.
La ceremonia del
Maithuna t?ntrico era tradicionalmente una ceremonia grupal donde la
energ?a del grupo se sumaba y apoyaba a las diferentes parejas
participantes. Desde la mentalidad morbosa occidental esto nos puede
parecer inimaginable. Nada m?s lejos de todo lo que la mente pueda
fabricar con su imaginaci?n. La ceremonia del Maithuna supone una
profunda sanaci?n de nuestra relaci?n con el sexo opuesto, con la
sexualidad y con nosotros mismos. El Tantra no pretende reproducir
nuestro desequilibrio inconsciente, sino sanarlo. No se trata de
org?as, sexo en grupo o ceremonias de desenfreno egoico. Todo lo
contrar?o, el Tantra lo que pretende es llevar luz a la oscuridad,
conciencia a la sombra oculta que nos domina desde las profundidades
de la mente inconsciente. Y que mayor sombra en la humanidad que
todo lo relacionado con la sexualidad y la relaci?n
femenino-masculino.
El Maithuna se
realiza alrededor de un altar central que simboliza el mandala, el
c?rculo de la creaci?n. Alrededor de este mandala, cada pareja
construye su propio altar, su c?rculo sagrado, que simboliza la
uni?n que trasciende el ego individual. Ese c?rculo sagrado de cada
pareja es su protecci?n y la garant?a de intimidad. Aunque parezca
inconcebible, no hay algo realmente m?s profundamente ?ntimo que una
ceremonia de Maithuna. La intimidad y la energ?a de uni?n generada
por la intenci?n de la ceremonia se propaga a todo el c?rculo de
participantes creando una gran energ?a de grupo que se eleva hacia
el amor y hacia la consciencia. Las parejas comparten prasat
(comida bendecida), danza, canto, masaje. La uni?n sexual
t?ntrica trasciende todos los objetivos de la mente com?n presentes
en nuestra relaciones. La pareja t?ntrica no busca grandes placeres
autogratificantes. El mayor placer viene de la fusi?n del uno en el
otro que los t?ntricas consiguen uniendo sus energ?as. Dos se hacen
uno para disolverse en el ?xtasis del no-yo. El verdadero orgasmo
c?smico no es otro que el estado de no-mente y a la vez de presencia
completa. La pareja t?ntrica hace del acto sexual un acto de
disoluci?n el uno en el otro, de meditaci?n que no excluye el fuego
de la energ?a sexual. La energ?a sexual convertida en lo que
realmente es, la Kundalini, el fuego del Esp?ritu en la materia,
eleva la vibraci?n de nuestras c?lulas y nos permite llegar a
estados no ordinarios de conciencia donde las fronteras entre un
cuerpo y otro, entre una mente y otra, se diluyen. ?Donde deber?amos
llegar cuando ya estamos? Esa es la verdadera sanaci?n de la mente
emocional siempre enfocada en el tiempo/objetivo.
La ceremonia del
Maithuna t?ntrico exige un gran trabajo de sanaci?n previo, de
limpieza de nuestro cuerpo energ?tico, de nuestro cuerpo emocional y
mental. Por eso no puede realizarse en un corto periodo de tiempo.
Exige disponer de d?as de depuraci?n a trav?s de pr?cticas de yoga
t?ntrico, de respiraci?n, de din?micas de desbloqueo y de
recapitulaci?n de nuestras emociones y nuestro pasado. De trabajo en
la naturaleza que nos permite recargarnos y reequilibrar nuestros
lados femenino y masculino con la energ?a de la Madre Tierra y los
elementales, de control de la alimentaci?n que permite liberar el
cuerpo f?sico de todo el exceso e intoxicaci?n acumulados. Todo este
trabajo previo es imprescindible para poder llegar a un estado de
entrega, de silencio y de apertura del coraz?n donde se produzca la
experiencia del reconocimiento de nuestra propia divinidad y de
uni?n a lo que nos rodea. Antiguamente las ceremonias de Maithuna
iban precedidas de largos periodos de ayuno, de abstinencia sexual y
de todo tipo de limpiezas y?guicas. El camino del Tantra, como todos
los caminos espirituales, era un camino lento que implicaba toda una
vida de trabajo. Pero eran otros tiempos y otra energ?a. En la
antig?edad pr?cticamente no se consideraba la posibilidad de la
iluminaci?n en la propia vida, cosa que se postergaba com?nmente
para posteriores encarnaciones. De alguna manera, la mayor?a de las
tradiciones espirituales orientales quedaron atadas a la idea de la
rueda del samsara o rueda de las reencarnaciones y al concepto de
liberaci?n a trav?s de la muerte f?sica. Aunque Buda con su ejemplo
nos vino a mostrar la posibilidad de la liberaci?n en la propia
vida, la inercia de la tradici?n ha pesado y sigue pesando mucho en
el mundo del yoga, del budismo...
Pero ahora ya no
hay tiempo. Estamos al final de un ciclo y al comienzo de otro que
implica un despertar generalizado. Estamos en un momento de
ascensi?n de la tierra y de nuestra conciencia que no nos permite
dejar las cosas para una encarnaci?n futura. El momento es ahora e
incumbe tambi?n nuestro cuerpo f?sico actual. La ascensi?n supone un
despertar a la conciencia de nuestra naturaleza divina y a
trascender la vieja idea de la muerte f?sica. Por eso ahora el
Tantra est? repuntando con tanta fuerza en el mundo. El Tantra es la
v?a de la no dualidad, de lo sagrado en todo, de la uni?n del cielo
y de la tierra, de la materia y el esp?ritu.
Aunque para algunos
puristas de la tradici?n pueda parecer completamente heterodoxo e
incluso aberrante y lejos de todas las normas de la tradici?n, el
pretender una ceremonia de Maithuna para "gente normal" en un
encuentro o curso de una semana de duraci?n, eso no es lo
importante. Lo importante no es ya la tradici?n en s?. Lo importante
es la inimaginable sanaci?n que se puede producir y produce en la
mayor?a de las personas con s?lo acercarse a la experiencia del
Maithuna, o mejor, al ensayo de una ceremonia de Maithuna. Porque
l?gicamente, un encuentro de iniciaci?n al ceremonial t?ntrico del
Maithuna, es s?lo un ensayo. Pero un ensayo poderoso, a trav?s del
cual muchas personas pueden conocer un antes y un despu?s y acceder
a una nueva visi?n del mundo muy lejos de la conciencia colectiva
imperante.
Estamos en un
momento de apertura, de uni?n de todas las cosas. Por eso las viejas
tradiciones ocultistas y secretistas, que tuvieron su tiempo, ya no
tiene cabida. Ahora la informaci?n est? disponible para todos. Se ha
acabado tambi?n la noci?n del "gur?", como responsable o
intermediario entre tu y el Esp?ritu. Cada vez m?s la conexi?n
directa est? disponible para todos y as?, desde la energ?a del
coraz?n, cada uno de nosotros somos nuestro propio gur?, cuando
o?mos la voz de nuestro Ser interno.
El Tantra es "algo
muy fuerte". Lo primero que te dice es que te olvides de tus
opiniones, de tus visiones de como son las cosas y el mundo y de tus
procesos razonantes que en tanta estima tienes, si es que quieres
llegar por lo menos a atisbar la verdad. En el estupendo libro de
Daliel Odier, "Tantra: La Iniciaci?n de un Occidental al Amor
Absoluto", se recoge la Iniciaci?n al Tantra a la que una yoguini
t?ntrica de Cachemira le someti? al autor: durante meses su relaci?n
se limitaba a parcas conversaciones y estados de silencio, donde
ella tocaba una campanita en el momento que la mente de ?l se perd?a
en pensamientos, am?n de visitas a leproser?as donde ?l se ve?a
obligado a trascender sus escr?pulos, abriendo el coraz?n y
abrazando a leprosos en estado avanzado de la enfermedad, y a largas
noches en mitad de la selva, debajo de un ?rbol, enfrent?ndose a
todos sus miedos y fabricaciones mentales en la
oscuridad.
La primera vez que
asist? a un encuentro de Tantra, de una semana de duraci?n, hace 14
a?os, iba lleno de expectativas respecto a lo que ser?a eso de la
sexualidad t?ntrica y a las maravillas siempre ocultas y ansiadas en
mi que me iba a poder permitir vivir. Pasados cuatro d?as, me
preguntaba, junto con otros del curso, donde nos hab?amos metido. No
hab?a respirado m?s en toda mi vida, me hab?an enterrado toda una
noche y hab?a experimentado todo tipo de emociones que normalmente
guardaba cuidadosamente. Cuando o?a al maestro hablar de lo que
supon?a entregarse y "abrir el coraz?n" me sonaba a algo exot?rico y
sin sentido. ?A qui?n demonios me ten?a yo que entregar?
Cuando finalmente
apareci? la sexualidad t?ntrica en todo su esplendor, a muchos de
nosotros se nos saltaban las l?grimas. Ah? estaba lo que anhel?bamos
que no ten?a mucho que ver con lo que cre?amos que quer?amos. El
coraz?n se hab?a abierto un poquito. Era el principio...
Quiz? s?lo el
chamanismo se acerque a la radicalidad (por autenticidad) del
Tantra. Aunque el chamanismo del Gran Esp?ritu nunca ha trabajado la
sexualidad, que tambi?n ha sido apartada cuidadosamente como en la
mayor?a de v?as espirituales. Ah? est? el gran poder transformador
del Tantra: una v?a espiritual sin concesiones al ego y su visi?n
del mundo, que toca la totalidad de lo que somos, tierra y cielo,
esp?ritu y materia, amor y sexo.
Om Namah Sivaya
- Om Shakti Namah!
Por
Keshavananda (Jes?s G?mez).
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