Anne Brontë
creció en el seno de una familia humilde y marcada por las frecuentes
pérdidas de seres queridos y, como muchos de ellos, tuvo una existencia
breve. Nació en 1820 en Yorkshire, Inglaterra, y murió con tan solo 29
años por tuberculosis, enfermedad que también acabó con muchos miembros
de la familia.
Desde pequeña se desarrolló en un entorno novelesco, no sólo por su afición a la lectura, sino porque ya de pequeñas, Charlotte, Emily y Anne (la más pequeña) escribieron poesía y además, junto a su hermano Branwell, idearon los Young Men y redactaron sus aventuras. Imitando a una de las revistas más populares de la época Blackwood’s Magazine,
llegaron a crear su propia revista de formato diminuto, donde incluían
sus relatos. No es de extrañar, pues, que las tres hermanas redactaran
novelas en su adultez.
Siendo la más pequeña de los seis hermanos y ya nacida con problemas de asma y frecuentes problemas de salud, a Anne
se le ha considerado históricamente la más débil de la familia Brontë.
Aunque si bien es cierto que su salud siempre era delicada, su fortaleza
interior era intachable. Pasó por momentos muy difíciles que la
marcaron profundamente, como la muerte de sus dos hermanas en una
escuela donde hubo una epidemia o la muerte de su madre cuando ella era
muy joven. Pese a ello, y los niños tan difíciles que encontró desde los
19 años al hacerse institutriz, el ánimo de Anne
flaqueó en contadas ocasiones. Se mantuvo serena incluso en los días
previos a su muerte, momentos en los que daba ánimos a la última
superviviente de la familia, Charlotte. Toda esta fortaleza la vemos reflejada en su novela Agnes Grey, escrito de carácter fuertemente autobiográfico.
Anne
fue criticada fuertemente por la rudeza de sus descripciones, tan poco
adecuadas para la literatura femenina del momento. Su carácter realista
poco frecuente en la literatura de principios del siglo XIX no era del
gusto de la alta esfera victoriana, pero hoy día nos ofrece un
testimonio irreprochable de una chica de poca suerte económica que se
dedica a instruir niños de familias de mejor alcurnia.
En Agnes Grey se muestra a una joven con problemas económicos que decide por voluntad propia, pese a las iniciales reticencias de su familia, hacerse institutriz para fortalecer la economía familiar. A partir de entonces Agnes entra en el seno de distintas familias cuyos hijos no rozan, ni mucho menos, el modelo de niño ideal. Después de arduos esfuerzos y más de un despido, Agnes consigue hacerse cargo de la educación de dos hermanas nada talentosas; cada una sólo tiene un punto a destacar de si misma: la vanidad y los gustos masculinos. El trabajo como institutriz sigue con más pena que gloria, y Agnes en su tiempo libre lee, pasea y visita a los más desfavorecidos para ofrecerles su tiempo y ayuda. También acude con sus alumnas a misa. Nada fuera de lo común, hasta que un día llega un nuevo ayudante a la iglesia, el señor Weston. A partir de entonces Agnes lucha entre sus prioridades y obligaciones, e intenta mantener la calma dentro del hervidero en que se convierte su cabeza.
Amoríos
victorianos aparte, este libro nos ofrece un fiel retrato de las clases
más desfavorecidas del momento, y de las relaciones que mantienen con
los de mayor poder adquisitivo. Así, la protagonista se ve envuelta en
multiplicidad de situaciones muy ajenas a lo que ella experimentó en la
infancia, que constituyen experiencias sustentadoras de “fortaleza de
espíritu”.
Agnes Grey también es un libro moralista cristiano, y pese a que es algo que muchos repudian, no deja de ser un fiel reflejo de la mentalidad del momento en que fue escrito. Anne quería mostrar sus experiencias como institutriz, y desarrolla su empleo dentro de unas pautas cristianas.
Estilísticamente es más refinado que Jane Eyre, libro que escribió su hermana Charlotte. Por lo general, se suele considerar mejor libro al de esta última, y es que, ciertamente, es un libro con más gancho y emotividad, con más giros en la historia y muchas turbulencias. Aunque la historia resulta menos impactante y más tediosa que el libro de su hermana, tiene menos picos de tensión y está fuertemente impregnada de reflexiones cristianas, la novela de Anne es un documento de calidad en el que se aprecia el nacimiento de una buena novelista que, por desgracia, sólo nos dejaría dos novelas.
El punto más importante de Agnes Grey radica en estar dotado de mayor realismo que las novelas de sus hermanas (si bien no se pueden considerar que se abstengan de pequeñas dosis) y en el retrato de las distintas clases sociales, sin olvidar la descripción del trabajo de una institutriz en el esplendor de la época victoriana.
Agnes Grey es, por tanto, una novela de lectura obligatoria si interesa el conocimiento de la gente de menos suerte económica en esa época, así como la influencia del cristianismo en el desarrollo de un trabajo tan duro como era el de institutriz.
1 comentarios:
Interesante artículo, con el pasar de los años la obra de Anne BrontË ha sido opacada por la de sus hermanas, cuando ella tenía tanta o más capacidad artística que ellas, solo que su talento lo usó para crear un retrato realista de la sociedad.
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