EL FUEGO DEL DRAGON

BOLETIN MENSUAL DE OVNILOGIA

Nº 71 – Julio de 2004

 

Editado por Carlos Alberto Iurchuk

La Plata – Argentina

iurchuk@netverk.com.ar

"El Dragón Invisible"

http://dragoninvisible.com.ar/


Se permite la reproducción parcial o total, por cualquier medio, de los artículos presentados en este boletín. Si así se hiciere, se agradecerá la notificación al autor del artículo y al editor del boletín.


Juego de sombras: Manifestaciones paranormales en EE.UU.

 

Scott Corrales

Bradford – Estados Unidos

lornis1@earthlink.net

 

Los fans de la ciencia-ficción se acordarán perfectamente de una serie de televisión que hace menos de diez años causaba sensación a ambos lados del Atlántico – Babylon 5 – que postulaba como uno de sus muchos temas la guerra entre los humanos y sus aliados de otros mundos contra la siniestra fuerza de "las Sombras" – seres primigenios dignos de la pluma de Lovecraft – que habían regresado después de un milenio para apoderarse de la galaxia.

El tema que nos ocupa no es tan galáctico ni tan urgente, pero desde hace unos cuantos años, casi ciertamente desde el 2001 en adelante, un fenómeno nuevo y perturbador ha venido sustituyendo al fenómeno ovni y a los misterios de la criptozoología en las preocupaciones de los interesados en el misterio, sus víctimas y sus investigadores. Se trata ni más ni menos que de los informes antes escasos, ahora numerosos, de extrañas formas negras denominadas en inglés shadow people (la gente de las sombras).

El estudio de los fantasmas, desde el siglo XIX, nos viene informando de la presencia de seres que no son precisamente fantasmas ni manifestaciones ectoplásmicas sino siluetas de forma humanoide que se desplazan velozmente de un lado a otro en casas y edificios que tienen fama de estar "encantados". El investigador inglés T. C. Lethbridge, para mediados de la década de los ’60, intentaba encasillar este tipo de manifestaciones en un apartado distinto al de los fantasmas tradicionales, que incluiría a estas sombras; las creencias ortodoxas sobre fantasmas y fantasmogénesis, por otro lado, apuntan que las sombras tienen un origen más siniestro que las asocia con sitios en los que se han efectuado prácticas de magia negra. Pero estas fugaces siluetas oscuras están apareciendo con mayor frecuencia en nuestros tiempos, llevando a muchos a considerar que puedan tratarse de una nueva manifestación de ser extraterrestre o hasta viajeros interdimensionales de paso por nuestro mundo. Se sabe a ciencia cierta que la presencia de estas sombras en una casa, por ejemplo, es propensa a producir súbitos cambios de temperatura que pueden medirse con instrumentos, además de causar sensaciones de pavor en los testigos (algo que huelga decir, por supuesto) y tienen la peculiaridad de desplazarse en bandadas, atraídas por calamidades naturales y causadas por la torpeza humana. Con esta información en nuestro poder, comenzamos nuestra investigación.

 

Los amos de las tinieblas

 

En 25 de febrero de 2004, Art Bell, el conocido locutor de temas paranormales en Estados Unidos, recibió una llamada alarmante proveniente de uno de sus radioescuchas en el estado de Arizona (EUA). El hombre, cuyo nombre no fue dado a conocer, pasó a describir una situación alucinante en una voz pausada y muy controlada. Algunas noches antes de llamar al programa, él y su hermano habían estado sentados al frente de su casa-remolque en las afueras de la ciudad de Tucson, disfrutando de una noche estrellada y cálida mientras que consumían algunas cervezas. Poco después, vieron correr a un coyote, seguido por otros, como si huyeran de algo. Los hermanos fueron por sus fusiles, temiendo que la repentina llegada de estos cánidos resultara en estragos al gallinero de su propiedad.

Internándose en la oscuridad de la noche desértica para cazar a los intrusos, se dieron cuenta que había personas caminando sigilosamente entre las piedras y los árboles de la región – el motivo por el cual los coyotes se habían dado a la fuga. Los dos hermanos decidieron treparse a sendos árboles para ver qué iba a suceder, pensando que se trataba de emigrantes ilegales que cruzan la frontera no lejos de la zona, pero nunca tan cerca de su vivienda.

"Pensamos que estábamos viendo las sombras de los caminantes", explicó el radioescucha, "pero al momento nos dimos cuenta que no eran sombras, sino siluetas con vida propia que marchaban por la noche".

Pero el grupo de sombras que transitaban por la tierra al pie de los árboles era sencillamente la avanzada de un grupo más grande – "como una ola de mar" cuyo paso podía sentirse en la noche. El radioescucha explicó que por nada del mundo hubiera encendido la linterna que llevaba consigo, mucho menos abrir fuego contra las extrañas presencias que siguieron su rumbo sin prestar atención a los dos hombres.

¿Qué pudieron haber sido esas extrañas formas, cuya descripción hace recordar tan poderosamente a la nube negra de orcos muertos que envuelve a Gandalf y al rey de Rohan en Las Dos Torres de JRR Tolkien? Más inquietante aún, ¿hacia dónde se dirigían, y con qué propósito? La tradición bíblica siempre ha dicho que los desiertos son el lugar reservado para los espíritus impuros.

A miles de kilómetros de Arizona, en la verde y montañosa Virginia Occidental, cuna del "hombre polilla" y del "monstruo de Flatwoods", un grupo de adolescentes – los protagonistas casi por excelencia en tales relatos – tendría un encuentro cercano con una de la gente de las sombras.

Corría el mes de julio de 1989 y Suzanne Ocheltree, la joven gerente de un McDonalds en la comunidad de Sago, estaba a punto de cerrar el establecimiento con cuatro de los empleados que eran sus amigos. Este grupo a menudo se dedicaba a hacer camping en las cercanías e investigar las maravillas naturales de su estado. Sin más, Ocheltree y sus amigos decidieron ir a dar una vuelta por Red Rock Road al oeste de la población de Buckhannon a la 1 de la madrugada.

Entrevistada para el libro West Virginia UFOs (1994) Ocheltree recuerda que antes de ponerse en camino, se sintió invadida por una sensación de temor, segura de que "algo terrible les iba a suceder" si se empeñaban en visitar dicho sector a esa hora. Sus compañeros trataron de calmar su preocupación y el grupo se bajó del coche al llegar al prado dominado por una antigua granja abandonada.

"Sabes que ahí espantan", dijo uno de los chicos de su grupo jocosamente, dirigiéndose hacia la estructura que apenas podía verse en la oscuridad.

Entre risotadas y comentarios de mal gusto, el resto del grupo subió la cuesta hacia la destartalada granja. Suzanne se había resistido inicialmente a formar parte de la expedición a la ruina, pero prefirió no quedarse sola al lado del coche.

"Fue entonces que escuché como regresaba corriendo el chico que se había adelantado al resto del grupo", explicó la mujer al investigador Bob Teets. "Volvió corriendo con el rostro blanco y los ojos desorbitados, gritando que algo lo perseguía, que le pisaba los talones. Todos miramos a la dirección indicada y pudimos ver una forma oscura, de unos dos metros de alto, con la forma de un hombre alto. No podía vérsele la cara, pero tenía unos enormes ojos de color verde fosforescente".

Los cinco visitantes dieron la vuelta y echaron a correr, saltando sobre verjas derrumbadas y evitando obstáculos que eran casi imposibles de ver en la oscuridad. Mientras que huían, explicó que la sombra negra parecía seguirlos, aunque sólo resultaba posible ver los enormes ojos verdes.

Internándose en el coche y abandonando el lugar maldito a toda prisa, Suzanne Ocheltree recuerda que hicieron el viaje de vuelta al estacionamiento del McDonalds en absoluto silencio, pero al llegar a su destino, ella no pudo sino exclamar que no podía bajarse del coche sin saber primero que todos habían visto lo mismo que ella. "Verdaderamente no sabemos lo que fue, pero sentimos miedo, mucho miedo. Había una sensación de maldad en la zona... después del incidente, llegué a escuchar relatos sobre adolescentes que realizaban prácticas satánicas en la región. Se dijo que las paredes de la granja arruinada ostentaban emblemas satánicos y que la policía tuvo que investigar".

La experiencia de Susan Ocheltree no es única. Otras personas en otras partes del mundo que han entrado – sin saberlo – en lugares empleados para prácticas de magia negra se han encontrado a menudo con "guardianes" de corte sobrenatural que parecen vigilar la zona. En este caso, el protector de los secretos de la granja abandonada lo era una sombra negra...

 

Encuentros estremecedores

 

En fechas recientes la página "Paranormal Phenomena" de Stephen Wagner (paranormal.about.com) hizo mención de un caso sucedido en el estado de Nueva Jersey en una casa suburbanita de este estado-alcoba al oeste de la ciudad de Nueva York. El testigo, identificado sólo como "MSF", cuenta que poco después de haberse mudado a dicho inmueble, sus hijas se quejaban de que "algo" podía verse en movimiento en el sótano, que utilizaban como lugar de juego. La silueta parecía vivir en el techo del espacio subterráneo en cuestión, cerniéndose sobre las chiquillas. Poco después, MSF convirtió el sótano en taller y pudo constatar que sus hijas no le mentían: el espacio estaba lleno de sombras negras en movimiento constante a lo largo de uno de los muros. "Nunca las vimos en ninguna otra parte de la casa aparte de esa, pero aún cuando no nos era posible verlas, estábamos muy conscientes de su presencia. Algunas parecían ser malévolas. Años después, me fue necesario decirles que su presencia no era bienvenida y parecieron alejarse por algún tiempo".

Según las declaraciones de MSF, tuvo la oportunidad de tener un "encontronazo" con una de estas perturbadoras siluetas mientras que iba de paso a la cocina, llegando a pensar que un intruso había irrumpido en su hogar: "Todo sucedió muy deprisa. La luz no penetraba la silueta como lo hubiera hecho con una sombra – era fornida y con cabeza, pero sin facciones, y con hombros, brazos y torso. Desapareció tan repentinamente que no pude verle ni piernas ni pies. Pude detectar que la sombra estaba tan sorprendida como yo, y que no había esperado ser vista".

La experiencia de MSF recuerda poderosamente al famoso "caso de Hackettstown" investigado por el parapsicólogo Peter Jordan y el grupo Vestigia en la década de los ’70, en la que una familia se vio hostigada por presencias parecidas hasta que se descubrió que el lugar había sido empleado para realizar prácticas sobrenaturales, con la condicionante de que las sombras sólo aparecían cuando ciertas constelaciones brillaban en el firmamento.

Otro testimonio recoge un encuentro extraño en medio de la noche en el seno de una casa estadounidense. El protagonista, Dennis (pseudónimo), narra su experiencia en la página web Darken Souls, donde cuenta que hace una década, se dirgía hacia el cuarto de baño de su casa en horas de la madrugada y que estaba despierto y libre de cualquier sustancia intoxicante. Al pasar al lado de la habitación de sus padres, se dio cuenta que había algo raro en el techo de dicho cuarto – una sombra negra y casi traslúcida que parecía estar adherida al techo, con brazos enormes que parecían las alas de un murciélago.

Maravillado y sin sentir miedo, "Dennis" mantuvo la mirada fija en el fenómeno, que repentinamente se sintió vigilado. La sombra dejó su siniestra vigilancia de los adultos y fijó su atención en el testigo, aunque no podían distinguirse ni cabeza ni ojos. "Y he aquí lo más extraño", escribe el testigo, "con el enorme brazo derecho, el ser hizo un gesto que me tocó directamente en el ojo izquierdo, y pude sentir una sensación fría por el momento. Después de hacerlo, la criatura se sacudió ligeramente, se recogió y desapareció. Todavía tenía la sensación de falta de miedo absoluto y llegué a preguntarme por qué no me había horrorizado dicha experiencia. Fui al baño, regresé a mi habitación y me metí en cama de nuevo". Pasaron años antes de que el testigo hiciera mención del fenómeno a su padre, quien le creyó sin lugar a dudas, sugiriendo que era una especie de demonio.

En el mes de junio de 1989, los esposos Jeff y Terry Glisman adquirieron una casa en el condado de Troup, estado de Georgia (EUA), estructura cuyos antecedentes se remontaban a la Guerra de Secesión. A los pocos días de la mudada a su nuevo hogar, el matrimonio comenzó a verse asediado por sombras negras, incluyendo una sombra gigantesca (de dos metros de alto) y la de un niño pequeño.

Después de haber vivido en la casa encantada por algunas semanas, los Glisman comenzaron a reñir como nunca antes, sufriendo pesadillas durante noches seguidas. "El perro no se atrevía a entrar en la casa", recuerda Terry Glisman, "y nuestro gato se la pasaba en el cuarto de baño, con la mirada fija en una esquina del techo".

Las sombras manifestaban claramente su disgusto ante los recién llegados y su joven familia. Una noche – como si se tratara de una novela de Stephen King – el matrimonio se despertó sobresaltado al escuchar un zumbido insistente que provenía de la cocina. Al ir a investigar, no percibieron nada extraño – hasta que la Sra. Glisman dirigió la mirada a las ventanas, descubriendo que las rejillas de alambre de las mismas estaban abarrotadas de escarabajos. La tela metálica cedió ante el peso de los insectos y los Glisman se pasaron el resto de la noche echando a los escarabajos de su casa.

Las sombras se ensañaron contra los niños de la pareja Glisman: una puerta corrediza de vidrio, aparentemente bien colocada en su marco, cayó sobre el hijo de la familia; posteriormente una viga de madera se desplomaría en el garaje de la casa, cuando los niños estaban presentes. Desesperada, la Sra. Glisman comentó el asunto con su madre, quien no dudó en ponerse en contacto con una psíquica que le dio el siguiente consejo: era indispensable que la aguerrida familia colocase una Biblia en cada habitación y que hiciesen todo lo posible por mudarse de aquel maldito lugar, donde las sombras campaban por sus respetos...

A los quince años de edad, Brad Fisher y sus padres se mudaron desde el estado de Massachusetts en la costa atlántica de Estados Unidos a la ciudad de Provo, Utah, en el seno de la religión mormona. Los padres de Brad habían quedado encantados con una vieja casa de granja y se decidieron a remodelarla. Los vecinos no tardaron en compartir historias con los Fisher sobre el viejo propietario del inmueble, un ermitaño de mal genio que había muerto 20 años atrás de manera atroz mientras que quemaba basura en el manzanar de la propiedad.

Fisher recuerda que una noche, su hermana, que contaba con 10 años de edad al momento, se había levantado para ir al baño cuando percibió una silueta oscura en la puerta de una de las habitaciones. Pensando que se trataba de su madre, le dirigió la palabra. En ese momento, la silueta comenzó a desplazarse hacia la niña, emanando una maldad palpable. Su hermana, recuerda Fisher, comenzó a gritar hasta que toda la familia acudió a ver lo que pasaba. Curiosamente, ni los adultos ni los demás hermanos jamás tuvieron experiencias con la sombra, a pesar de que ahora opinan que la vieja casa de granja efectivamente albergaba fantasmas.

Parecería ser que el sur de EUA ejerce una atracción especial sobre estas misteriosas siluetas: "C. B." de la ciudad de Montgomery, Alabama (EUA), recuerda una experiencia espeluznante ocurrida en el verano de 1985 mientras que él y su esposa dormían sobre un colchón de agua en su recámara. La pareja escuchó el retintinear inesperado de unos colgantes en su salón, y poco después una presencia entró a su habitación – una cosa malformada que parecía no haber completado su transmogrificación del todo.

"Era una cosa alta, y sus brazos no podían verse bien definidos", escribe el testigo. "Dentro de unos segundos, había adoptado una forma nueva. La cosa era mucho más oscura que la oscuridad que imperaba en el cuarto. Aquello se quedó ahí por unos 30 ó 40 segundos mientas que nosotros no reaccionábamos en absoluto. De repente, se internó deprisa en la pared justo al lado de nuestro lecho".

Nuevamente es de extrañar que la aparición de un bulto deforme a mitad de la noche no haya resultado en un paroxismo de terror por parte de los testigos, pero C.B. y su esposa recuerdan haberse mostrado extrañados por la cosa y no atemorizados.

Chris Clay se puso en contacto con el programa de radio Coast to Coast para informar sobre la extraña experiencia que ocurrió en su casa a plena luz del día. Su hija, que contaba con 7 años de edad en aquel momento, la acompañaba en la cocina cuando ambas vieron una sombra negra que se desplazaba a gran velocidad y que se refugió debajo de la estufa. Madre e hija se miraron intrigadas, y la Sra. Clay pensó que pudo haberse tratado de algún roedor que se había metido en su hogar. Una inspección del enser doméstico no reveló la presencia de ratones. ¿Qué pudo haber sido esa extraña sombra que fue vista por dos testigos, en una casa que no tenía fama de albergar fantasmas?

Jeff. A., vecino de Marysville, Washington (EUA), regresaba a su casa durante la primera semana del mes de junio de 2002 a las 4 de la madrugada justo antes de rayar el alba. Conduciendo a lo largo de la calle 132 en dicha población, Jeff llegó al vado que cruza el arroyo Quill Cedar y vio algo inesperado.

"Creí estar viendo a un adolescente que caminaba en mi dirección pero en el carril opuesto. Pensé que el fulano tenía que ser un idiota, para andar vestido de negro a estas horas". La silueta dio la media vuelta y pareció internarse en un zarzal. Pero cuando el coche de Jeff A. alcanzó dicho punto en la calle, descubrió que era imposible que nada ni nadie se internara en la tupida vegetación. "Sentí que se me erizaban los pelos de la nuca al darme cuenta que aquello que tomé por un adolescente parecía no haber tenido facciones, y que solo se había tratado de una silueta negra que desapareció en una vegetación impenetrable. Para cuando llegué a mi hogar, estaba temblando de miedo".

 

Teorías al respecto

 

Dada la poca información sobre un fenómeno que al parecer es bastante reciente, la especulación sobre el origen de estas extrañas siluetas ha recorrido una extensa gama de posibilidades.

Algunos interesados en el asunto se han aventurado a decir que son fantasmas tradicionales cuya actitud hacia los vivos va desde una timidez notable hasta una maldad que raya en lo diabólico. Manifiesta una clara inteligencia, sin embargo, que no se percibe en los casos de fantasmas tradicionales.

Otras teorías más aventuradas sugieren que la gente de las sombras son, en efecto, viajeros astrales que han logrado dominar una nueva técnica que les permite internarse en las vidas de las personas con cierta solidez... técnica que, por cierto, pudo haberse obtenido mediante prácticas de magia negra. Como corolario a esta posibilidad, algunos nativoamericanos han ofrecido la posibilidad de que las sombras negras sean una clase de viajero incorpóreo harto conocido por sus sociedades: el temido skinwalker o trotapieles, un hechicero que tradicionalmente adoptaba formas animales (nagualismo) para cometer sus fechorías, mayormente las de un oso o lobo. Aunque los trotapieles casi siempre tienen un propósito fijo en mente, algunos hechiceros realizan tales teleportaciones por curiosidad, espiando las vidas ajenas. Tal vez a eso se deban los casos en que dichas sombras parecen estar "sorprendidas" al haber sido detectadas.

Las asociaciones de las sombras con el fenómeno OVNI no podían hacerse rogar: algunos testigos han ofrecido la posibilidad de que la reciente "invasión" de sombras negras represente la nueva oleada de seres extraterrestres que han sustituido a los "grises" que tanto furor causaron en la década de los ’90. Lo malo de esta hipótesis es que las sombras no se han producido necesariamente en lugares dónde el fenómeno ovni se ha manifestado con regularidad, aunque éste sería el momento para dar a conocer una posibilidad algo perturbadora.

En los años ’90, el escritor Michael Lindemann entrevistó a varias personas cuyos padres habían trabajado para el sector de la industria bélica de los Estados Unidos y que comentaron que sus familias se habían visto "plagadas" por fenómenos paranormales como consecuencia de dicha asociación. En su libro UFOs and The Alien Presence (1995) Lindemann plasmó la historia de "Marty", de 31 años de edad, cuyas experiencias con siluetas fugaces, que sólo podía distinguir con el rabillo del ojo, se produjeron a partir de su vinculación a proyectos "negros" relacionados con la aviación militar.

"Pienso que hay una presencia alienígena en esto... durante siete años, desde que comencé a trabajar con los aviones, cosas raras se vienen sucediendo en mi hogar y a mi alrededor. Mueven cosas, abren y cierran puertas, me desaparecen las llaves durante mi ausencia del hogar", comenta "Marty" al escritor Lindemann. "Mi esposa ha experimentado los mismos movimientos en la casa – libros que estaban en los anaqueles aparecen sobre una mesa y las puertas se cierran solas".

"Marty" explicó que su trabajo con proyectos de alto secreto le ha puesto en contacto con muchos militares que afirman haber experimentado lo mismo. Los soldados destacados en Pearl Harbor, Hawai, usaron la palabra nativa huna para describir el fenómeno. Los "mini-huna" son responsables de la desaparición de objetos, el movimiento inusual de objetos, etc. "Es algo que ocurre fuera del alcance de la vista".

Por extraña que pueda sonar esta posible asociación entre los ovnis y las siluetas oscuras, debemos recordar que muchas víctimas de experiencias de secuestro por ovnis o testigos de encuentros cercanos del primer, segundo y tercer tipo suelen quejarse del componente "paranormal" que caracteriza sus experiencias, y que suele producirse después del evento.

Las misteriosas sombras también han sido asociadas con viajeros interdimensionales, cuya aparición se produciría en nuestro medio como sombras.

Otra teoría, más inverosímil que las otras, sería que ya comienzan a sentirse los estragos del mal manejo de las energías sutiles por agencias secretas de los gobiernos – proyectos como el calentador atmosférico HAARP, por ejemplo – que han resultado en una especie de dilución de la barrera, por así llamarla, que separa al mundo físico del mundo de lo paranormal, proceso que tuvo su comienzo con la detonación de la primera bomba atómica en 1945 y que continúa hasta nuestros días. Los estudiosos de la ufología y lo paranormal pueden afirmar a ciencia cierta que los fenómenos extraños se han redoblado en años recientes y que el misterio ha llegado a formar parte de la vida cotidiana de muchos. ¿Será que las fugaces siluetas que atormentan a muchos representan, efectivamente, una nueva intrusión en el mundo físico? Aún no tenemos suficientes elementos de juicio sobre dichas extrañas presencias, y los años venideros serán de gran importancia para nuestra comprensión del fenómeno.


OVNIs y Mutilaciones de Animales en Puerto Rico y los EE.UU.

(Segunda parte)

 

Jorge Martin

San Juan – Puerto Rico

jmartin@prcinternet.net

 

Periodista e investigador OVNI

© Puerto Rico, 1995.

Todos los derechos reservados por Jorge Martín

 

Cortes con el tejido quemado y alterado

 

En octubre 16 del 1975, nuevamente investigaban otra mutilación de una vaca en el área de Belt, y al quitar la piel al animal encontraron en la parte superior de la pata delantera una incisión compatible con la marca que deja una aguja grande al penetrar la piel. Se pensó que esto podría ser evidencia de que alguien había inyectado al animal para inmovilizarlo y mutilarlo, pero al analizarse el tejido alrededor de la incisión, al igual que el corazón, hígado, pulmones, tejido esqueletal y la vejiga de éste, no se halló evidencia de droga o sustancia extraña alguna. Pero sí se encontró que las áreas con cortes en la quijada de la vaca y alrededor del ojo [que los mutiladores también habían extraído] no solo mostraban los cortes dentados en sus bordes, sino que también mostraban signos de estar quemados. Se mencionó entonces la posibilidad de que las mutilaciones se hicieran con la utilización de láseres. Los investigadores trataron de reproducir el tipo de cortes y los efectos de estos en otros animales y en tejido, con todo tipo de instrumentos, pero fue imposible.

Siguiendo esta línea de investigación del asunto, años más tarde la incansable investigadora OVNI y de mutilaciones de este tipo, la norteamericana Linda Howe, su colaborador Jim Williamson, editor del periódico Little River News, en Ashdown, Arkansas y el patólogo de Denver, Colorado, Dr. John Altshuler [el mismo que había participado en la investigación de la muerte de la yegua Lady en 1967], examinaron un interesante caso ocurrido el 10 de marzo de 1989, cuando cinco vacas preñadas aparecieron muertas en la propiedad de L. C. Wyatt, en el Condado Hempstead, en Arkansas.

El Dr. Altshuler, patólogo y hematólogo, instruyó a Williamson a que tomase cortes con un instrumento muy afilado, especialmente de una de las vacas que tenía un gran hueco en la panza. Le pidió que cortase un rectángulo de piel del animal que incluyese el corte de la mutilación original y también tejido normal con el corte hecho por él en el otro extremo. Jim cortó piel de las heridas en la panza y un ojo de la vaca y se la envió a Altshuler vía Federal Express en una solución al 10% de formalina para su análisis.

Al examinar Altshuler las muestras, encontró que los cortes fueron hechos rápidamente, en uno o dos minutos con algún tipo de instrumento muy caliente, posiblemente algo como un láser. El microscopio utilizado fue un Reichart Microstar IV.

Un equipo láser con los requerimientos para poder hacer este tipo de cortes en las vacas pesaría al menos unas 550 libras y tendría el tamaño de un escritorio común. El largo del láser sería de unos tres pies [un metro]. Además, la preparación del equipo láser tomaría al menos una hora, lo que no compagina con los hallazgos de Altshuller. Un equipo láser de este tipo tendría al menos un costo de $20,000. Esto no incluye los generadores eléctricos requeridos para su funcionamiento, y el alambrado eléctrico requeriría al menos un mínimo de 220 voltios y otro equipo especial. Otros factores de seguridad a tomarse en cuenta requeriría equipo protector para los ojos y un sistema de enfriamiento.

Ciertamente, las heridas por calor no son producidas por coyotes, perros, lobos, pumas o pájaros depredadores, por lo que la "explicación" oficial de las agencias gubernamentales sobre este delicado asunto de las mutilaciones en los EE.UU. se cae de bruces ante las evidencias científicamente establecidas hasta este momento.

 

¿Marcado el ganado mutilado?

 

Howard Burgess es un científico retirado del laboratorio nacional Sandía, en Nuevo México. En la década de los 70s se involucró en el estudio objetivo de los numerosos casos de mutilación y muerte de ganado que desde entonces ocurren en ese estado. Investigando el asunto junto al policía Gabe Valdez, encontró que, al iluminar a las vacas mutiladas con una lámpara de luz negra o ultravioleta, las vacas mostraban un área del cuerpo impregnada con un polvo blanco que a simple vista no podía notarse. Al tomar muestras del mencionado polvo y analizarlo en laboratorio encontraron que estaba compuesto mayormente de potasio y magnesio. Para el mismo tiempo, en julio de 1978, se dio un incidente OVNI cerca del pueblo de Taos, Nuevo México, en el que uno de estos misteriosos artefactos sobrevoló el pueblo y luego se mantuvo por unos momentos sobre un camión, dejando caer un raro polvo sobre éste. Al analizar el polvo gris recogido del camión en un laboratorio se encontró que era similar en composición al que marcaba a las vacas.

Por otro lado, Burgess trabajó junto a personal veterinario del Laboratorio Veterinario de la Universidad de Iowa, tratando de determinar qué herramienta o método era utilizado por los mutiladores para cortar y sacar a los animales los órganos sexuales y otras partes del cuerpo. Grupos de cirujanos veterinarios y técnicos de laboratorio trabajaron por más de ocho horas sobre el cadáver de una vaca tratando de duplicar las incisiones y cortes encontradas en los animales mutilados, pero no pudieron hacerlo.

Burgess llegó a otras conclusiones respecto a las mutilaciones de ganado que estudió en Nuevo México, Iowa, etc. Toda la información recogida indicaba que los animales depredadores no eran responsables. Es más, parecía ser que el ganado había sido levantado en el aire, principalmente sujetado de alguna manera por las rodillas de las patas delanteras, y después de haberlo mutilado lo lanzaban al suelo, por lo que no había huellas de pisadas de personas o animales ni de camiones o helicópteros en los terrenos donde aparecían los animales muertos. Incluso, en algunos casos las vacas o toros aparecieron sobre árboles, algo inexplicable.

 

¿Cortes entre células?

 

Otra investigación profunda sobre el asunto fue hecho por la Sra. Iona Hoeppner, y reproducimos aquí la información al respecto publicada por el Proyecto Stigma, entidad de investigación civil sobre el asunto de los OVNIs y las mutilaciones de animales fundada en 1978 en el estado de Texas.

En 1981 la Sra. Iona Hoeppner era maestra de ciencias en la Escuela Briggsdale, en el Condado Weld, en Colorado, uno de los estados de la unión norteamericana, más afectados por estos casos. La Sra. Hoeppner tiene un grado de bachillerato en ciencias físicas, biología y química en tres diferentes universidades. Dos días después de ser encontrado un ternero mutilado en el área de Briggsdale, la Sra. Hoeppner se personó al sitio para recoger muestras del animal para analizarlas en su laboratorio. El día anterior el Sheriff del Condado Weld y sus ayudantes habían inspeccionado los restos del animal, notando que un círculo perfecto de 4 pulgadas había sido cortado de la panza del ternero.

El Sheriff aseveró que el animal no había sido atacado por depredadores comunes [perros, coyotes, lobos, etc.] ni insectos, y que el tejido había retenido su color rosado-blancuzco normal. Por otro lado, un corte triangular de tejido hecho por el Sheriff tomó una coloración marrón en el transcurso de una noche.

Al llegar al sitio de la mutilación, la Sra. Hoeppner cortó del ternero un pedazo de piel y tejido que incluía porciones del corte original y del corte hecho por el Sheriff. Se le dificultó obtener una muestra de sangre del animal ya que al insertar la jeringa en la arteria carótida esperaba llenarla, pero sólo pudo obtener unos 5 centímetros cúbicos de un fluido transparente de coloración marrón clara que parecía suero del animal. La maestra notó un charco de un fluido de coloración rojiza [no sangre] cerca de la cabeza del animal y otro charquito de la misma sustancia bajo la barriga. El mencionado líquido rojo no se evaporaba ni era absorbido por el terreno. Hoeppner llenó una probeta con el líquido.

Acto seguido notó dos orificios pequeños y sin sangre en el cuello del animal. La lengua del ternero había sido cortada, por lo que tomó muestras del interior de la boca, y regresó entonces a su laboratorio de ciencias en su escuela. Esa misma tarde comenzó a preparar los tintes y los cultivos en una incubadora. Hizo también un examen con microscopio del pedazo de piel que había tomado del ternero. Ya en la medianoche su esposo y un amigo de éste, el entrenador atlético de la escuela, cerraron el laboratorio y todas las ventanas antes de retirarse.

Al otro día muy temprano un empleado de la escuela llamó a la Sra. Hoeppner y le preguntó si ella había dejado abierta la puerta del laboratorio y un desorden por todo el suelo. De inmediato fue a la escuela y vio con sorpresa que el laboratorio había sido forzado. Todas las muestras que ella había recogido el día antes y que había dejado preparadas para análisis habían desaparecido, todas a excepción del pedazo de piel, que aparentemente no fue notado al estar congelado en el congelador del laboratorio. Ciertamente 'alguien' mostraba un inusitado interés por las muestras y los cultivos, y ese mismo 'alguien' no quería que 'algo' sobre las mencionadas muestras fuese conocido.

Al informar ella al superintendente escolar sobre lo ocurrido, este no quiso levantar una queja al Sheriff, pues en su opinión "esto alarmaría a la comunidad escolar".

La Sra. Hoeppner llamó al Sheriff y le indicó que le interesaba comparar sus muestras con las que él había recogido, pero él le dijo que las recogidas por él habían sido enviadas al Laboratorio de Diagnóstico de la Universidad del Estado de Colorado, en Fort Collins. Sin embargo, al ella llamar al mencionado laboratorio le informaron que las muestras del Sheriff no llegaron nunca al laboratorio. Ante la situación ella regresó al sitio de la mutilación y recogió nuevas muestras de fluidos y tejidos de varias partes del cuerpo del ternero muerto. Igualmente, recogió otro poco del raro líquido rojizo, que no había sido aún absorbido por el terreno ni se había evaporado. De vuelta en su laboratorio volvió a preparar muestras para análisis, las que escondió hábilmente, y preparó muestras falsas, las que colocó en los mismos lugares en que antes había puesto las robadas. Luego cerró todas las ventanas y puertas y se fue a su casa. Al otro día halló todas las puertas y ventanas del laboratorio cerradas, pero las muestras falsas que dejó habían desaparecido. Acto seguido sacó las muestras reales que había escondido y las analizó, encontrando dos cosas extrañas e importantes:

 

  1. El fluido rojo en el suelo no era una sustancia orgánica. Era algo más tenue que la sangre y no contenía ningún tipo de bacterias. La sustancia era lo más estéril que hubiese visto en su vida. Como su equipo no era suficientemente potente para detectar virus no pudo verificar la presencia de estos. El examen microscópico de la sustancia reveló dos constituyentes muy extraños. Eran unos rectángulos de aproximadamente 10 micrones x 3 micrones, con estriaciones de uno a dos micrones. Tomó dos semanas para que el misterioso líquido fuese absorbido por el terreno, quedando posteriormente una mancha de color marrón. Además, la yerba en el lugar murió. La Sra. Hoeppner derramó muestras de agua, de tetracloruro de carbono, de cloruro de potasio y de espeso aceite mineral sobre el mismo terreno y todos fueron absorbidos rápidamente, a excepción del aceite mineral, que tardó un poco más, pero aún en comparación con el raro líquido rojo, este fue absorbido mucho más rápido.

  2. La sección de piel cortada por los mutiladores era diferente a los cortes del Sheriff y a los de ella, y al hacer un extenso examen microscópico de éste concluyó que el corte no había sido producido por un corte común ni por quemadura de láser, pues ni una sola célula había sido destruida o afectada, sino que, increíblemente, la incisión había sido hecha entre las celulas. Tanto el corte del Sheriff como el que ella había hecho eran normales, y afectaban las células en el corte. Sin embargo, los cortes perpetrados por los mutiladores, fuesen quienes fuesen, habían separado las células las unas de las otras justo en el área de sus límites.

 

La Sra. Hoeppner emitió la opinión en el sentido de que aunque la evidencia derivada de los análisis y del examen mostraban lo anterior, no creía que la tecnología humana contase con los medios para poder hacer este tipo de cortes entre las células y separar las células y tejidos de tal manera.