Resumen
Existe un antagonismo entre dos posiciones médicas opuestas, una
de las cuales sostiene que el origen de las enfermedades del ser
humano reside en el alma/mente, mientras que la otra sostiene que
tan sólo la influencia genética y la estructura molecular del cuerpo
son las causas de las enfermedades. Los autores muestran que
únicamente una combinación de ambos puntos de vista es capaz de
explicar todos los hechos observados. Son conocidas las bases
científicas del punto de vista organicista y aquí mostramos que la
electrodinámica cuántica es capaz de suministrar un modelo físico de
la capa más externa del alma/mente. El modelo permite describir los
posibles mecanismos a través de los cuales el alma/mente cogobierna
al cuerpo conjuntamente con los genes. El vínculo entre el
alma/mente y la materia resultaría ser la materia virtual
descubierta por la electrodinámica cuántica. Describimos algunos de
los posibles mecanismos mediante los cuales las partículas virtuales
acoplan al alma/mente con la materia molecular. Teniendo en cuenta
la naturaleza de estos mecanismos, logramos definir científicamente
a la fuerza vital, lo que a su vez permite discriminar a los
distintos factores que intervienen en el origen y desarrollo de las
enfermedades. Entre los factores cuya naturaleza puede aclararse de
esta manera se encuentran los miasmas; también permite entender como
el remedio homeopático interviene en una enfermedad.
Palabras clave: electrodinámica cuántica, alma/mente, partícula
virtual
Summary
There are two antagonistic points of view in medicine. One of
them states that the true root of human sickness resides in the
soul/mind, while the other states that only the genetic influence
and the molecular structure of the body is responsible for sickness.
The authors show that only a combination of both of viewpoints can
explain all the known facts. The scientific bases of the molecular
point of view are currently known, and here we show that quantum
electrodynamics is able to provide a physical model of the external
layer of the soul/mind. This model allows as to describe possible
mechanisms by which the mind, together with the genes, cogoverns the
molecular behaviour in the body. The link between mind and matter
turns out to be the virtual matter discovered by quantum
electrodynamics. We describe some of the possible mechanisms by
which virtual particles couple the soul/mind with the molecular
matter The understanding of the nature of this mechanisms enables us
to give a scientific definition of vital force, which in turn allows
us to distinguish the different factors which intervene in the
origin and development of diseases. Among this factors, whose nature
are thus clarified, are the miasmas; it also enables us to
understand how homeopathic medicine intercedes in a disease.
Keywords: quantum electrodynamics, soul/mind, virtual particles,
homeopathy
1. Introducción
Según Hahnemann (1, Prólogo, p.26): “El verdadero arte de
curar es aquella ocupación que surge del más elevado espíritu
humano, de la libre reflexión y de la razón que busca las causas.
Cuando la fuerza vital instintiva, que
carece de razón y conciencia, pero
que es automáticamente energetizante, ha sido inducida por una
enfermedad a adoptar una conducta anormal, entonces la misma debe
ser inducida a cambiar su conducta mediante una medicina homeopática
que ejerza una acción medicamentosa similar a la que padecía, que
enferma medicamentosamente a la fuerza vital aún un poco mas que
antes” y continúa en (1, § 9 , p.39): ” El estado de salud
del ser humano es gobernado sin restricciones por la fuerza vital de carácter espiritual la
cual como capacidad dinámica anima al cuerpo material. En un
admirable y armónico desenvolvimiento de la vida ella mantiene
unidas a todas sus partes, a sus emociones y actividades, de tal
manera que el espíritu racional que nos habita pueda usar este
instrumento vivo y sano para cumplir con los superiores fines de
nuestra existencia. Y en la nota de pie de página del § 22 dice:
Pero "la fuerza vital es solo intintiva y
carece de razón ........................”
Las afirmaciones de Hahnemann que hemos transcripto contienen una
aparente contradicción que en realidad contiene un profundo
conocimiento de la naturaleza del ser humano. En el § 9 le atribuye
a la fuerza vital propiedades espirituales (el texto dice
“geistartig”, o sea “de la misma especie que el espíritu”) pero
también afirma que “es sólo instintiva y carece de razón” en la nota
de pie de pág del § 22 y en 1, Prólogo, p.26.
Esta contradicción puede observarse en todo el pensamiento
médico, en el cual existen dos corrientes filosóficas contrapuestas.
Una de ellas sostiene que lo más importante en el hombre es su
espíritu o alma, en la cual se gestan los desequilibrios que luego
se manifiestan en el cuerpo. La segunda tendencia niega al alma, y
como para esta corriente de pensamiento el espiritu humano no
existe, suponen que todo el pensamiento humano es sólo el producto
de la compleja evolución que durante millones de años han tenido
nuestras neuronas.
Este conflicto también se ha trasladado a la homeopatía, donde
algunos autores, como Kent (2), Paschero y otros, basados en la
filosofía espiritualista de Swedenborg, afirman que lo primordial a
curar en el paciente son los síntomas mentales, y que curados estos
desaparece la enfermedad. La tendencia organicista en cambio niega
al alma, y para estos autores sólo deben tenerse en cuenta los
síntomas locales modalizados de la patología que aqueja al paciente.
Actualmente esta controversia filosófica puede ser derimida
mediante los adelantos que la física ha alcanzado en los últimos
años. La solución de la contradicción es que AMBAS OPINIONES TIENEN
RAZON. No se puede negar la importancia de la combinación genética
que ocurre durante la concepción en el desempeño biológico ulterior
de nuestro cuerpo. Añádase el efecto de las agresiones moleculares
del medio ambiente que pueden crear perturbaciones termodinámicas
mayores que l c (14, p.19), de la alimentación inadecuada, el ataque
de virus, bacterias y parásitos patógenos, la influencia de la
historia molecular del organismo (vacunas, enfermedades previas) y
nos encontramos ante un conjunto de factores que son causas
preponderantemente orgánicas de las enfermedades.
Pero por el otro lado, del análisis epistemológico de la fisica
actual surge que la estructura del mundo que nos rodea es tal que no
sólo posibilita la existencia de un ente como el espíritu humano,
sino que también permite describir los posibles mecanismos a través
de los cuales este espíritu cogobierna - junto con los genes - al
organismo, por lo cual su funcionamiento inadecuado se convierte en
una causa puramente espiritual/mental de las enfermedades. Estas dos
estructuras del ser humano ya están mencionadas en la Biblia (3); en
Genesis 2,7 dice ”Y procedió Dios a formar al hombre del polvo
del suelo y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el hombre
vino a ser alma viviente”. El “polvo del suelo” son las
moléculas y el “aliento de vida” es nuestra alma. El ser humano es
una INTEGRACION de cuerpo y alma en la cual, como demostraremos en
lo que sigue, una enfermedad puede tener su origen o en el alma/
mente, o en el cuerpo o en ambos, porque estas dos entidades forman
durante la vida una sola unidad, donde se influyen mutuamente.
2. Epistemología física
En el siglo XIX la mecánica newtoniana era determinista y no
dejaba ningún espacio para la existencia del alma.
En los años 1920 al 30 surge la mecánica ondulatoria y el
principio de incertidumbre de Heisenberg, de acuerdo al cual la
evolución de un sistema dinámico deja de ser totalmente
predeterminada por sus parámetros físicos iniciales, o sea, su
evolución se torna impredecible. Numerosos pensadores intentaron
entonces “enganchar” la existencia del alma en este ámbito de
libertad que la indeterminacion cuántica proporciona al sistema
material. Pero estos intentos fracasaron porque la libertad que deja
el principio de incertidumbre resultó demasiado pequeña para
explicar movimientos musculares voluntarios (4, p. 246 a 249).
En las décadas del 50-70 se desarrolla la electrodinámica
cuántica, la cual modifica fundamentalmente la visión de la física
sobre el mundo que nos rodea. Hasta su advenimiento se suponía que
el mundo consiste de materia y radiación - partículas con
propiedades ondulatorias y ondas con propiedades de partícula - y de
un marco espacio temporal euclídeo o curvo, pero totalmente vacio.
Contrariamente, en el siglo XIX, un hipotético contenido del vacío
fué llamado éter, y se suponía que este llenaba el espacio y era el
sustrato sobre el cual se propagaban las ondas electromagnéticas. En
ese entonces se discutió mucho sobre las extrañas propiedades que
debía tener el éter. A fines del siglo XIX se ideó una experiencia
para demostrar la existencia del éter, consistente en medir el
comportamiento de la luz en zonas opuestas de la órbita terrestre,
donde debería existir un viento también opuesto de éter. Estas
experiencias fueron realizdas por Michelson y Morley (Fig.1), y el
viento del éter no pudo ser detectado. Debido al resultado de estas
experiencias, en 1904 el éter fue suprimido del pensamiento
científico por la teoría de la relatividad, la que postula que el
éter no existe y que el espacio está vacío.

Figura 1. Las experiencias de Michelson y Morley
prueban que el movimiento de la tierra en el espacio y en relacioón
al presunto éter que lo rellena no influye en la luz.
Las hasta ahora poco analizadas consecuencias epistemológicas
de la electrodinamica cuántica vuelven a alterar esta concepción
einsteinana de un espacio-tiempo vacío. Para la electrodinámica
cuántica la materia se divide en dos clases de materia, una a la que
llama “real” y otra a la que denomina “virtual”. La materia virtual
puede existir debido al principio de incertidumbre, el cual
posibilita pequeñas fluctuaciones de la energía y de la masa de un
sistema sin que ello esté en contradicción con los principios de
conservacion de la masa y la energia. Las particulas virtuales
existen sólo dentro del margen de estas fluctuaciones porque cuanto
más tiempo existe una particula virtual, mayor es la alteracion que
produce en la energia de un sistema, por lo cual, al excederse el
limite permitido por la indeterminacion cuántica, la particula
virtual desaparece. Por eso el tiempo de existencia de las
partículas virtuales es muy breve.
La electrodinámica cuántica supone que la mayoría de las
partículas virtuales nacen del espacio “vacío” por un proceso de
polarización (5, p.73 ) y luego se disuelven en él (Fig. 2).
Figura 2. Electrones, positones, quarks y gluones
virtuales son generados a partir del espacio [reproducido de G.
Van't Hooft (5)] 
Al atribuirle de esta manera esta y otras
propiedades al espacio-tiempo vacío, resulta que este ya no es un
vacío total como lo postula la relatividad. Lo que ocurre es que el
contenido del espacio “vacío” no puede ser observado con fotones y
por lo tanto tampoco con fotones cuya longitud de onda corresponde a
la luz visible para nuestro ojo. Si esto fuese posible, se violaría
la ley de la constancia de la velocidad de la luz, hecho postulado
por la relatividad y verificado por la experiencia. La causa más
profunda de este hecho contradictorio - que algo existe pero
nuestros sentidos no lo pueden observar - reside en que todo nuestro
conocimiento sensorial y científico experimental verificable lo
obtenemos a través de los cinco sentidos de nuestro cuerpo,
compuesto por moléculas. Y el sentido más penetrante de este cuerpo
molecular es el ojo, el cual interactúa con y analiza fotones de
longitud de onda comprendida entre los 4 y 8 Angstroms. Los fotones
se originan en el interior del átomo, permitiéndonos estudiar las
propiedades de la materia y también son capaces de atravesar el
espacio intergaláctico. El ojo supera en precisión y alcance a los
otros cuatro sentidos (Fig.3)
 Figura 3. El ojos es un analizador dinámico de fotones
desde el rojo hasta el violeta pero no percibe lo que no emite ni
refleja fotones - objetos invisibles - o es tan tenue que no
interactúan con fotonoes: el "vacio" de Einstein.
y prácticamente todo nuestro conocimiento
científico y cultural lo adquirimos por su intermedio. Así, todo lo
que ni el ojo ni los otros sentidos perciben se nos aparece como
“espacio vacío” y aunque el mismo posea un contenido del cual nacen
las partículas virtuales, este contenido nos resulta inasible. A
este “algo” invisible contenido en el espacio, el cual no es
vibración electromagnética (fotones, luz) ni materia - pues en ese
caso interactuaría con luz - pero que no obstante es la matriz que
genera la materia virtual, nosotros lo denominamos “semimateria”.
Esta semimateria es en realidad el sucesor actual del éter y también
podríamos llamarla “éter cuántico”, pero generalmente preferimos no
usar la palabra éter para evitar asociaciones con conceptos
perimidos. La semimateria o “éter del siglo XX” tiene propiedades
muy diferentes a las que se le atribuian al éter en el siglo XIX.
Algunos autores (13) llaman a esta entidad simplemente “el campo
universal” (13), pero el concepto que recalcamos aquí es que este
campo posee las características de una materialidad distinta de la
que habitualmente conocemos por nuestros sentidos.
Entonces, del análisis epistemológico que hemos hecho de la
electrodinámica cuántica se deduce que la materia del mundo físico
se divide en tres aspectos diferentes: materia real, materia virtual
y semimateria o “éter cuántico” (Fig 4).

Figura 4. Las tres divisiones de la materia según la
electrodinámica cuántica
3. La mente actúa
sobre la semimateria y así influye en la materia
Las teorías sobre la mente anteriores a la electrodinámica
cuántica no podían tomar en cuenta a la semimateria y por eso
estaban obligadas a suponer que la mente espiritual posee, por lo
menos en parte, una estructura material que posibilita su
interacción con el mundo molecular. Algo a todas luces poco
plausible y que fracasó. Aquí en cambio demostraremos que basta que
la mente posea una estructura semimaterial para que sea capaz de
actuar sobre la materia.
Pero, por otra parte, desde el punto de vista de las ciencias
físicas no es posible entrar en consideraciones sobre los diversos
planos constitucionales que los espiritualistas le atribuyan al alma
y por eso nos limitamos a postular que el alma o mente posee una
estructura en cuya constitución interviene la semimateria. Admitido
esto, falta mostrar como un ente que no posee materia física pero sí
semimateria puede influir sobre el devenir dinámico de un sistema
molecular como lo es el organismo.
Aún antes que una partícula virtual desaparezca, ya se generan
otras a partir de la semimateria. Por esto, una partícula real como
el electrón se encuentra siempre rodeada por una nube de partículas
virtuales (Fig. 5).

Figura 5. Un electrón real rodeado de su nube de
electrones virtuales. El electrón observable es la suma de todos
estos tipoes de partícualas
Una de las funciones que la electrodinámica
cuántica le asigna a las partículas virtuales es la de introducirse
como una pantalla electrostática entre el electrón real central y
otra particula vecina. Gracias a este mecanismo de apantallamiento
la electrodinámica cuántica consigue calcular correctamente, con un
error menor del 10 - 9 %, el valor de las constantes físicas del
electrón, lo que no era posible con la teoría de Dirac (6) del año
1928. En el caso del electrón la influencia de las particulas
virtuales sobre el momento magnético de su carga es del 0,011%
aprox, pero en el caso de otras particulas como el neutrón que no
tiene carga, todo su momento magnético es debido a particulas
virtuales (7).
Mientras existen, las partículas virtuales son materia igual a su
correspondiente partícula real, por lo cual durante este tiempo no
es posible que interactúen con la semimateria. Pero durante el
tiempo que tarda la condensacion de una particula virtual que nace
de la semimateria y durante el tiempo de su disolución en esta
semimateria - el cual no puede ser nulo pues no existen en la
naturaleza procesos que ocurren con velocidad infinita - la
partícula virtual no es exactamente igual a su correspondiente
partícula real, sino que posee una estructura intermedia entre
materia y semimateria; en este momento sí puede interactuar con la
semimateria y por lo tanto también con la parte semimaterial del
alma/mente. El tiempo que tarda la generación y la disolución de una
partícula virtual abre de esta manera una “ventana de tiempo” en la
cual la materia virtual puede recibir influencias provenientes de la
semimateria y como la materia virtual puede a su vez actuar sobre la
materia real, resulta que las particulas virtuales hacen de “puente”
entre la semimateria de la mente y la materia real (Fig. 6).

Figura 6. Representación esquemática del mecanísmo a
través del cual la mente desplaza espacialmente a una partícula
virtual en formación
La entrada al “puente partícula virtual” entre
la mente y la materia son las interacciones semimateria-partícula
virtual y la salida son las interacciones partícula virtual-
partícula real. Tanto las interacciones de entrada como las de
salida obedecen a las leyes físicas; las de entrada no pueden
alterar la masa-energía ni el tiempo de vida de las partículas
virtuales, pero sí pueden influir sobre el sitio del espacio o del
tiempo donde aparece la particula virtual. Las interacciones de
salida no pueden alterar la energía ni la masa de una partícula
real, pero sí pueden cambiar fuerzas, porque estas NO ESTAN SUJETAS
A LEYES DE CONSERVACION.
Considerando al electrón, las partículas virtuales no pueden
influir en su cantidad de energía ni en su masa - por el principio
de conservación de la masa y la energía - pero si pueden modificar
la forma de su campo eléctrico. Cuando la mente, actuando sobre las
partículas virtuales que lo rodean - en este caso electrones y
positones virtuales - redistribuye la configuración espacial de
estas alrededor del electrón, en la zona del espacio donde disminuye
la densidad de las partículas virtuales su efecto pantalla disminuye
y la intensidad del campo aumenta (Fig.7).

Figura 7. Campo electroestático de un electrón
deformado por la influencia mental. El largo total sumado de todos
los vectores fuerza electrica (flechas) es el mismo que en la Figura
5, por lo cual la carga eléctrica permanence constante
Las partículas virtuales desplazadas de esta
zona aparecen en las otras direcciones, por lo cual allí el efecto
pantalla aumenta y el vector fuerza disminuye. De esta manera la
carga eléctrica total del electrón , que resulta de la suma-integral
de todos estos vectores de fuerza eléctrica, permanece constante. No
obstante ello, el cambio de distribución del campo eléctrico puede
influir en formación de enlaces químicos, especialmente sobre la
union química covalente, la más usual en los átomos de la quimica
orgánica.
La unión química covalente se forma debido a una fuerza cuántica
- que no existe en la física clásica - llamada “fuerza de
intercambio” (8), cuyo valor es proporcional a la superposición del
campo electrostático de los dos electrones que se unen (9). Si la
influencia mental libera de partículas virtuales al espacio que se
encuentra en la línea de unión de dos electrones, en esta zona de
unión aumenta el valor del campo eléctrico superpuesto de ambos
electrones, con lo cual aumenta la fuerza de intercambio entre ellos
y por consiguiente la afinidad química entre las moléculas
portadoras de esos electrones.
4. La acción mental sobre las enzimas
El cambio de afinidad química provocado por la mente es
orgánicamente importante cuando ocurre en la periferia electrónica
de un átomo que pertenece al grupo prostético de una enzima, el cual
se acerca un sustrato (Fig.8). De esta manera la acción mental puede
influir en la afinidad de la enzima por el sustrato, por lo cual
cambia la velocidad de la reaccion catalizada por la enzima, e
incluso podrían efectuarse reacciones que, a pesar de la presencia
de la enzima, normalmente requieran una temperatura mayor. Esta
acción mental sólo afecta a la afinidad, concentrando las fuerzas en
una región del espacio, pero no suministra energía a la reacción
química. Cuando la mayor afinidad desencadena un movimiento de
partículas reales, que requiere energía, esta es suministrada por la
energía exotérmica de la reacción catalizada.

Figura 8. Influencia mental que altera el campo
eléctrico entre el electrón de una enzima y el de su sustrato,
modificando así la afinidad química enzima-sustrato
La acción mental puede de esta manera cogobernar el
metabolismo sin suministrarle ni quitarle energía.
El funcionamiento de nuestras neuronas, del cual depende nuestra
conducta, es excitado por los sentidos, pero también puede
desencadenarse una reacción química en una neurona, que implica un
pensamiento o una intencion, por la influencia de la mente sobre las
enzimas del interior de la neurona. El estímulo así producido no
tiene porque favorecer la misma conducta que los estímulos
provenientes de los sentidos y en esto puede residir la causa de
muchos conflictos psicológicos. Cuanto más fuerza tenga el alma y la
mente para actuar sobre las partículas virtuales, mayor será la
conciencia interna de la persona y como tambien la variedad de las
excitaciones sensoriales que parten del medio ambiente es muy
grande, se crea una enorme variedad de situaciones y conductas que
son las que causan las complejidades que estudia la psicología.
Este mecanismo de la acción mental también puede explicar porque
el miedo es perjudicial; una mente desorganizada por el miedo puede
ejercer su acción en cualquier sitio de la periferia de los
electrones, que no se encuentra sobre la línea de unión con otro y
en consecuencia la fuerza de intercambio entre ambos electrones, y
con ella la afinidad química entre las moléculas que los portan,
disminuye. A la inversa, un pensamiento positivo o una “imaginación
terapeutica” puede ayudar a concentrar la acción mental en las zonas
donde se la necesita, influyendo así, dentro de ciertos límites, en
forma favorable sobre el metabolismo y el curso de una enfermedad.
La influencia mental no se encuentra limitada a las neuronas,
sino que puede ejercerse en el interior de cualquier célula. La
intensidad de la influencia mental puede variar de una persona a
otra segun su predisposición y el training al cual se haya sometido.
Esto explica el caso de algunas personas - yoguis - que consiguen
controlar su metabolismo hasta límites casi increíbles, como para
dejar enterrarse vivos. Pero a pesar de estas proezas mentales, los
genes limitan también en ellos la duración de su vida, por lo cual
también padecen de procesos derivados de la senectud, cuyo origen es
solo genético-molecular.
Hahnemann creía en la existencia, mas allá del cuerpo, del alma o
mente (15), y habla de la posibilidad de una influencia autónoma de
la mente sobre el cuerpo en los Párrafos 224 a 226 del Organon (1).
En el primero de estos párrafos explica como diagnosticar si un
trastorno tiene su origen en la mente o en el cuerpo orgánico. El
modelo aquí desarrollado esta pues totalmente de acuerdo con la
doctrina hahnemanniana.
5. La acción mental sobre el ADN
De acuerdo al modelo aquí expuesto, la mente también puede
influir en otro lugar neurálgico del cuerpo: el ADN. La información
del ADN reside en una secuencia espacial molecular que debe actuar
desde una molécula hacia otra molécula en las reacciones químicas
celulares en que interviene el ADN y en el proceso de
autoduplicación del mismo; la intervención de campos
electromagnéticos continuos y alternos en las reacciones gobernadas
por el ADN es forzosa, ya que en última instancia estos campos son
los mediadores de toda reacción química, cuando las partículas
intratómicas, antes de que las moléculas reaccionen, se acercan unas
a otras. Como la mente puede modular a los campos eléctricos y
electromagnéticos alrededor de partículas intraatómicas como el
electrón a través del mecanismo que hemos expuesto, ella también
puede intervenir en los procesos a través de los cuales el ADN
dirige las reacciones químicas. Pero la acción mental sólo puede
puede modular la acción de genes
existentes, los cuales son la fuerza directora y matriz a
partir de la cual se desarrolla el cuerpo orgánico. Si a la fuerza psíquica ejercida por la mente
sobre las moléculas en general, las enzimas y el ADN le añadimos la
fuerza directriz molecular del ADN y a este conjunto lo llamamos
“fuerza vital”, veremos que la
fuerza vital así definida posee propiedades en un todo coincidentes
con las que Hahnemann le atribuye en el Organon. Cuando Hahnemann ,
cuyas observaciones siempre estaban basadas sobre la experiencia,
dice que la fuerza vital carece de razón y es instintiva, se refiere
a aquella parte de la fuerza vital así definida que proviene de los
genes del ADN, y cuando dice que ella es espiritual (geistartig) y
sintetizadora, se refiere a aquella parte de su influencia que
proviene de la mente (Fig. 9). Y así finalmente hemos llegado a un
concepto de la fuerza vital y de la estructura del ser humano que
unifica y sintetiza las opiniones organicistas con las espirituales.
Mientras el organismo pueda mantener sus funciones y su
homeostasia sin demasiada molestia ni esfuerzo, decimos que está
sano. Este estado de salud es constantemente amenazado por noxas
orgánicas como las influencias moleculares más o menos dañinas (10,
§77) del medio (Fig.9) y definimos por noxa psíquica a la que puede
afectar a la organización de la semimateria propia de la mente (10,
§225).
 Figura 9. Representación esquemática del organismo
humano siendo atacado
Los gérmenes patógenos son noxas que, además de su parte
molecular, también pueden poseer una parte semimaterial más o menos
desarrollada. Con esto no decimos que el germen posee un espíritu
humano o alma, pero sí puede poseer estructuras construídas con
semimateria capaces de originar una organización de sus partículas
virtuales. Admitido esto último, si se quiere como hipótesis, se
comprende lo que es un “miasma” hahnemanniano: es la parte
semimaterial del germen, la que puede sobrevivir en el organismo del
huésped aunque las defensas de este hayan destruído la base
molecular del agresor.
El organismo humano posee una barrera de defensa contra la
agresión molecular y otra contra la agresión semimaterial o
psíquica. La barrera molecular es edificada por los genes; como
estos cambian de persona a persona, la barrera puede tener defectos
congénitos o genes excepcionales que confieren immunidad contra
ciertas enfermedades. La barrera semimaterial es edificada por la
mente, la cual, igual como el ADN, puede poseer caracteres innatos,
los cuales originan diferencias entre la mente de una y otra
persona. A esta imperfección mental se refiere Kent (2, p. 183)
cuando dice “Debe haber habido un estado en la raza humana favorable
al desarrollo de la psora: no podría haberse implantado en una raza
perfectamente sana”. Por lo tanto también la barrera semimaterial
difiere de persona a persona.
Al hablar de estos caracteres de la mente nos estamos refiriendo
a la semimateria que el alma utiliza para interactuar con el plano
orgánico, y no al órgano cerebro, cuyas enfermedades psiquiátricas
pueden aparentar ser mentales pero tienen origen orgánico. Esto se
ve cuando una enfermedad progresa en sentido inverso a la ley de
Hering, pues entonces pueden aparecer síntomas mentales (10, §218)
como cuando al detenerse la tuberculosis pulmonar, aparece locura de
origen orgánico (10, §215-16).
Cuando una noxa se introduce en el organismo y consigue vencer a
cualquiera de las dos barreras de defensa del organismo - la
material o la semimaterial - comienza a acoplar su propia
información a la información de la fuerza vital, interfiriéndola y
modificándola. Entonces comienzan a manifestarse síntomas originados
por la información extraña al organismo (patogenesias) los que a su
vez provocan la reacción de la fuerza vital, lo que da lugar a los
síntomas defensivos contra la enfermedad (Fig.9) .
Hahnemann describió el mecanismo de la acción terapéutica del
remedio homeopático, el cual en términos científicos actuales sería
una vacunación informática de la fuerza vital (11) a nivel
electromagnético, que la capacita para desembarazarse por
interferencia (mediante vibraciones desfasadas en 180º) de la
influencia de los campos electromagnéticos - ya sean de origen
material o semimaterial - de la noxa. Esto quita a la noxa su
capacidad - ya sea sólo un metal simple que provocó una intoxicación
crónica o un miasma - de acoplarse a la fuerza vital, por lo cual
esta comienza a tratarla como a un cuerpo extraño y la elimina, con
lo cual desaparece la causa de la enfermedad. Lograr esto es una
tarea compleja. La enfermedad puede haber sido producida por noxas
de especie diferente (moleculares, psíquicas y gérmenes mixtos) y a
las modificaciones que estas noxas consiguen imprimir a la
información de la fuerza vital hay que sumarle generalmente las
modificaciones producidas por remedios alopáticos [hormonas,
antibióticos, psicofármacos, vacunas que crean barreras nosódicas
(12)] y todo esto se desarrolla en el tiempo acompañado de
localizaciones y otros mecanismos de defensa como las exoneraciones
que a su vez pueden crear síntomas secundarios, y es esta
complejidad del hecho patológico la que hace que se presenten tantas
posibilidades en la repertorización que justifican la máxima “no hay
enfermedades sino enfermos” .
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