Antonio Escohotado

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Antonio Escohotado
Nacimiento Madrid, Flag of Spain.svg España
Nacionalidad español
Ocupación académico, filósofo, traductor

Antonio Escohotado Espinosa (Madrid, 1941) es un destacado ensayista y profesor universitario cuyos trabajos se han dirigido principalmente a los campos del derecho, la filosofía y la sociología, y que ha obtenido notoriedad pública debido a sus investigaciones acerca de las drogas. Está entre los 70 pensadores recogidos en el diccionario de pensadores del siglo XX.[cita requerida]

Biografía[editar · editar fuente]

Nacido en Madrid, pasó los primeros diez años de su vida en Río de Janeiro (Brasil), donde su padre era agregado de prensa de la embajada española. Tras esa estancia en el extranjero, pasó "del trópico pagano al nacionalcatolicismo mesetario de nuestros años cincuenta".[1] Ya en Madrid, inició estudios de Derecho y de Filosofía, terminando solamente la carrera de Leyes y doctorándose con una tesis sobre Hegel, posteriormente editada con el título de «La conciencia infeliz. Ensayo sobre la filosofía hegeliana de la religión» por la Revista de Occidente. Ese sería su segundo libro, tras Marcuse: utopía y razón (1969). En 1970 abandona su puesto en el Instituto de Crédito Oficial, donde trabajaba, y pasa a residir en Ibiza, donde se dedica al estudio y la traducción hasta 1983, año en que ingresa en el penal de Cuenca por posesión de cocaína, en lo que él siempre ha denunciado como una trampa inducida por la policía. Continúa trabajando en prisión, donde comienza a redactar su obra magna: Historia general de las drogas (1989-1999). Tras su estancia en la cárcel se incorpora a la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) donde trabaja desde entonces, habiendo sido profesor de Derecho, de Filosofía, de Sociología y en la actualidad de Filosofía y metodología de la ciencia.

Trayectoria intelectual[editar · editar fuente]

Además de la actividad docente, el trabajo de Antonio Escohotado se ha centrado principalmente en la traducción, el ensayo y la investigación. Como traductor, ha vertido al castellano a Hobbes, a Newton y a Jefferson, y ha divulgado la obra de Thomas Szasz y Ernst Jünger. Como pensador y ensayista, ha tocado una enorme variedad de campos. Como filósofo, es especialista en Aristóteles, filosofía presocrática y Filosofía de la ciencia (Caos y orden, 1999). Ha escrito también, entre otras muchas cuestiones, sobre sociología del poder político (Majestades, crímenes y víctimas, 1987) y pensamiento económico (Sesenta semanas en el trópico, 2003). Su perspectiva es interdisciplinar, y combina una gran diversidad de saberes e intereses desde una posición humanística. Políticamente es un pensador singular en el panorama español, y no siempre bien comprendido ya que no se inscribe en el tradicional eje izquierda/derecha, sino que se centra en la cuestión libertad/autoritarismo. Se define como liberal clásico, heredero por tanto de David Hume, Adam Smith, John Stuart Mill y Jefferson, rechazando el utopismo y el autoritarismo desde posiciones pragmáticas y racionalistas. Ha colaborado con asiduidad en publicaciones periódicas, fundamentalmente en El País y El Mundo.

La cuestión de las drogas[editar · editar fuente]

Pese haber explorado multitud de campos del saber, Antonio Escohotado es conocido fuera del ámbito académico por su postura favorable a la despenalización de las drogas y por sus obras relacionadas con ese tema, entre las que destaca muy especialmente su obra Historia general de las drogas (1.ª edición, 1983), con más de 1.500 páginas, quince ediciones (hasta 2006) y traducciones parciales o totales al inglés, francés, italiano, portugués, búlgaro y checo. La obra contempla un recorrido multidisciplinar sobre la ebriedad, abordando aspectos históricos, culturales, mitológicos, antropológicos, sociológicos, políticos, químicos y médicos. Incluye un apéndice -anteriormente publicado por separado y titulado en ediciones sucesivas El libro de los venenos (1990), Para una fenomenología de las drogas 1992) y Aprendiendo de las drogas (1995)- que resulta un manual de uso y consumo de diferentes tipos de drogas, que el autor ha probado personalmente. El objetivo es analizar el uso de las drogas a lo largo de la historia:

Para lo sucesivo, a las conjeturas y futuribles en boga –qué pasaría si tal o cual droga cambiase de régimen- mi trabajo iba a aportar un listado muy amplio de ejemplos sobre qué pasó y cuándo, pues prácticamente ningún psicofármaco ha dejado de evocar tanto una consideración de panacea como el de pócima infernal, dependiendo de factores colaterales.

[1]

A lo largo de libros, entrevistas y artículos Escohotado ha desarrollado todo una teoría crítica sobre lo que denomina una moderna cruzada contra la droga y propone un modelo de consumo responsable e informado, la «sobria ebriedad». Propone la despenalización de las drogas desde una perspectiva libertaria, muy influido por el liberalismo de Thomas Szasz o de Milton Friedman: no tanto la legalización como la «derogación de la prohibición», pues es esta la que, a su juicio, genera la adulteración, el envenenamiento, el narcotráfico, el control del individuo y el caos farmacológico:

El prohibicionismo en materia de drogas es -cada vez más- un remedio que agrava el mal en lugar de evitarlo; su vigencia sostiene imperios criminales, corrupción, envenenamiento con sucedáneos y meros venenos, hipocresía, marginación, falsa conciencia, suspensión de las garantías inherentes a un Estado de Derecho, histeria de masas, sistemática desinformación y -cómo no- un mercado negro en perpetuo crecimiento.

[2]

Denuncia que la regulación, y no la desregulación, es la causa del problema, y que los ejemplos históricos, como la ley seca en Estados Unidos, o las diferentes prohibiciones anteriores y posteriores de todo tipo de sustancias, deben servir como un aviso para el presente:

La sustancia no prohibida está regulada, como es el caso del alcohol etílico. Ahora bien, cuando se prohíbe, se generan casos como el periodo de la ley seca en Estados Unidos, que provocó que se distribuyese alcohol metílico, causante de miles de muertes y casos de ceguera. La diferencia no estriba en que una sustancia sea o no asequible. Una sustancia prohibida como la marihuana o el hachís nunca deja de ser asequible para la masa de consumidores.

[3]

Defiende por tanto las drogas como un camino hacia el autodescubrimiento, la maduración, el diálogo o la simple recreación:

Las drogas lo que hacen es inducir modificaciones químicas que también pueden inducir la soledad, el silencio, la abstinencia, el dolor, el miedo. Químicamente no se puede distinguir a una persona bajo los efectos de una droga, que bajo los efectos del yoga por ejemplo. Químicamente no somos más que un conjunto de reacciones. Lo que pasa es que la sociedad, te dice que, aunque químicamente seas igual, ese ha llegado por el camino bueno y ese por la vía de atrás.

[4]

Profundizar en la regla del conocerte a ti mismo, que sigue el principio socrático, el principio de la ética. Es el rito de maduración de las sociedades occidentales avanzadas a principios del siglo XXI. En la práctica se ve si el ser tiene buen o mal gusto, si se controla o no se controla; si debajo de su aparente educación esconde un monstruo autoritario, rencoroso o deprimido, o si por el contrario, tiene –como diría Freud– un "ello" (es decir, un inconsciente) sano y capaz de disfrutar. Las drogas brindan a la condición humana más control, más capacidad de enfrentarse a los desafíos de la vida. Cuando llega la prohibición, también llega la coartada victimista que permite a las personas decir esa gran falsedad: "Ay, yo no quería pero sin darme cuenta me hice esclavo y ahora soy una pobre piltrafa humana. Me permito robar a mis conciudadanos y no cumplir mi palabra".

[5]

Por último, denuncia también lo que considera una campaña demonizadora contra las sustancias psicoactivas que nace a mediados del siglo XX:

[...La imagen peligrosa de la droga] es una profecía autocumplida del inquisidor farmacológico. Hasta la prohibición, que empieza en Estados Unidos a principios del siglo XX, no existía prácticamente el concepto de víctima involuntaria de las drogas. A partir de la prohibición en la que metieron a miles de médicos y farmacéuticas a la cárcel porque no querían plegarse a las órdenes del Ejecutivo, se crean unas personas que viven de esa coartada. Ahora las drogas te dan coartada para no hacer nada en lo absoluto, para ser una mierda con tu familia, con tus amigos y con los demás. Eres un farsante, eres un iluso, pero quien te ha dado los argumentos y las bases para comportarte así ha sido el que ha prohibido las drogas y les puso la consigna de engendros demoníacos.

[6]

Para defender esta crítica al prohibicionismo, Antonio Escohotado ha participado en numerosos actos públicos y programas de televisión de diferentes países que le han otorgado una notable repercusión pública.

Curiosidades[editar · editar fuente]

Antonio Escohotado ha escrito la letra e interpretado parte del tema De la piel pa’ dentro mando yo (canción original de Soul Shack, de 1994), una declaración antiprohibicionista del grupo de rock experimental Mil Dolores Pequeños.[7]

También colaboró con el cantautor argentino de rock Andrés Calamaro (1961) en su disco Alta suciedad (1997), concretamente en la canción Nunca es igual.

Obras[editar · editar fuente]

Notas y referencias[editar · editar fuente]

  1. a b «Autoexposición académica». Consultado el 27 de enero de 2010.
  2. «Sobria Ebriedad». Consultado el 27 de enero de 2010.
  3. «Antonio Escohotado, filósofo y escritor». Consultado el 27 de enero de 2010.
  4. «Entrevista a Antonio Escohotado». Consultado el 27 de enero de 2010.
  5. «Consejos de abuelo psicodélico». Consultado el 27 de enero de 2010.
  6. «Antonio Escohotado. Textos». Consultado el 27 de enero de 2010.
  7. «ExperimentaClub.com (ficha del grupo de rock Mil Dolores Pequeños)». Consultado el 27 de enero de 2010.

Enlaces externos[editar · editar fuente]