Archivo paraDiseño inteligente

¿Diseño Inteligente?

¿Diseño Inteligente?

Un informe especial reimpreso de la revista Historia Natural (Natural History)

Puntos principales del artículo

Tres proponentes del Diseño Inteligente (DI) presentan sus opiniones sobre el diseño en el mundo natural. Cada perspectiva está seguida inmediatamente por una respuesta de un proponente de la evolución (EVO). El informe, reimpreso en su totalidad, comienza con una introducción de la revista Historia Natural y concluye con una revisión sobre el movimiento del Diseño Inteligente.

Los siguientes autores contribuyeron a este informe de Historia Natural: biografía de los autores

  • Richard Milner y Vittorio Maestro, ed. (introducción)
  • Michael J. Behe, Ph.D. (DI) y Kenneth R. Miller, Ph.D. (EVO)
  • William A. Dembski, Ph.D. (DI) y Robert T. Pennock, Ph.D. (EVO)
  • Jonathan Wells, Ph.D. (DI) y Eugenie C. Scott, Ph.D. (EVO)
  • Barbara Forrest, Ph.D. (perspectiva general)

Abril 2002

Introducción

Preparado por Richard Milner y Vittorio Maestro, editores principales de la revista
Historia Natural

La idea de que la complejidad de un organismo es evidencia de la existencia de un diseñador cósmico fue avanzada varios siglos antes del nacimiento de Charles Darwin. Su exponente más conocido fue el teólogo inglés William Paley, creador de la famosa analogía del fabricante de relojes. Si encontramos un reloj de bolsillo en un campo, escribió Paley en 1802, inmediatamente podemos inferir que fue producido no por procesos naturales actuando ciegamente pero por un intelecto humano diseñador. De la misma manera, él razonó, el mundo natural contiene abundante evidencia de un creador sobrenatural. El argumento por diseño, como es conocido, prevaleció como la explicación del mundo natural hasta la publicación del Origen de las Especies en 1859. El peso de la evidencia que Darwin acumuló tan pacientemente, convenció rápidamente a los científicos de que la evolución por selección natural explicaba mejor la diversidad y la complejidad de la vida. “No puedo creer,” escribió Darwin en 1868, “que una teoría falsa pueda explicar tantas clases de hechos.”

Sin embargo, en ciertos círculos, la oposición al concepto de la evolución ha persistido hasta el presente. El argumento del diseño ha sido revivido recientemente por un número de académicos con credenciales científicas, los cuales mantienen que su versión de la idea (a diferencia de las ideas de Paley) es apoyada fuertemente por la microbiología y por las matemáticas. Estos antievolucionistas se diferencian de los creacionistas fundamentalistas en que ellos aceptan que algunas especies sí cambian (pero no mucho) y que la edad de la Tierra es mucho más de 6,000 años. Sin embargo, al igual que sus predecesores, ellos rechazan la idea de que la evolución da cuenta de la multitud de especies que vemos hoy en día. También buscan colocar su concepto (conocido como diseño inteligente) dentro del curriculum de ciencias de las escuelas.

La mayoría de los biólogos han concluido que los proponentes del diseño inteligente muestran o ignorancia o un mal entendimiento de la ciencia evolucionaria. A pesar de esto, sus propuestas están siendo escuchadas en varios círculos políticos y educativos y actualmente son el objeto de un debate dentro de la Junta de Educación del estado de Ohio. A pesar de que la revista Historia Natural no presenta o analiza a fondo en las páginas que siguen el fenómeno del diseño inteligente, aquí ofrecemos para la información de los lectores varias opiniones cortas por tres proponentes principales de la teoría, conjuntamente con tres respuestas. La sección concluye con una revisión del movimiento del diseño inteligente escrita por una filósofa e historiadora cultural quien ha monitoreado su historia por más de una década.

********************************

Declaración sobre el Diseño Inteligente

El Reto de la Complejidad Irreducible

Cada célula viviente contiene muchas máquinas moleculares ultrasofisticadas.

Por Michael J. Behe

Los científicos usan el término “caja negra” para referirse a un sistema del cual se desconoce su funcionamiento. Para Charles Darwin y sus contemporáneos, la célula viva era una caja negra, pues su mecánica fundamental era totalmente desconocida. Ahora sabemos que, muy lejos de estar formada por un tipo simple de protoplasma uniforme (como creían muchos de los científicos del Siglo XIX) cada célula viva contiene muchas máquinas moleculares ultrasofisticadas.

¿Cómo podemos decidir si la selección natural Darwiniana puede dar cuenta a la increíble complejidad que existe a nivel molecular? El mismo Darwin definió el estándar cuando reconoció que “Si se pudiera demostrar que ha existido algún órgano complejo que no fue formado por numerosos y sucesivos cambios pequeños, mi teoría se desmoronaría por completo.”

Algunos sistemas parecen ser muy difíciles de formar por modificaciones sucesivas. Yo llamo a estos sistemas irreduciblemente complejos. Un ejemplo cotidiano de un sistema irreduciblemente complejo es la humilde trampa para ratones. Ella consiste de (1) una plataforma o base de madera; (2) un martillo de metal, el cual aplasta al ratón; (3) un resorte con los extremos extendidos, el cual propulsa al martillo; (4) un gatillo que suelta al resorte; y (5) una barra de metal que conecta al gatillo y que sostiene armado al martillo. Uno no puede atrapar a un ratón con solo una plataforma, añadir después un resorte y atrapar a unos cuantos ratones más, después añadir la barra de metal y atrapar otros cuantos más. Todas las piezas deben estar un sus lugares antes de poder cazar a un ratón.

Los sistemas irreduciblemente complejos no parecen ser buenos candidatos a haber sido producidos por numerosos y sucesivos cambios pequeños de sistemas predecesores, porque cualquier precursor al cual le faltara una pieza crucial no hubiera podido funcionar. La selección natural solo puede escoger entre sistemas que ya están funcionando, por lo que la existencia en la naturaleza de sistemas biológicos irreduciblemente complejos representa un poderoso reto a la teoría Darwiniana. Podemos observar con frecuencia estos sistemas en los organelos de las células, en los cuales la remoción de un elemento causaría que el sistema completo dejara de funcionar. El flagelo de las bacterias es un buen ejemplo. Ellos son como motores fuera de borda que las células bacterianas usan para su autopropulsión. Tienen una hélice larga, como un látigo, que es girada por un motor molecular. La hélice está unida al motor por una junta universal. El motor está sostenido por proteínas que actúan como una base de estabilización. Otras proteínas actúan como cojinetes que permiten al eje penetrar la membrana bacteriana. Hacen falta docenas de proteínas para que obtener un flagelo operativo. En la ausencia casi cualquiera de ellas, el flagelo no funciona o no puede ser construido por la célula.

Otro ejemplo de complejidad irreducible es el sistema que permite que las proteínas lleguen a los compartimentos subcelulares apropiados. En la célula eucariótica existe un cierto número de lugares donde ocurren labores especializadas, tales como la digestión de nutrientes y la excreción de productos de desecho. Las proteínas son sintetizadas afuera de estos compartimentos y pueden llegar a sus destinos apropiados solo con la ayuda de químicos “señaladores” que prenden y apagan a otras reacciones en los momentos apropiados. Este flujo constante y regulado dentro de la célula corresponde a otro asombroso sistema complejo e irreducible. Todas las partes deben funcionar sincronizadamente o el sistema se colapsa. Otro sistema más es el exquisitamente coordinado mecanismo que causa la coagulación de la sangre.

Los libros de texto y los artículos científicos en bioquímica describen los mecanismos de algunas de las máquinas moleculares vivas que existen dentro de nuestras células, pero ofrecen muy poca información sobre cómo evolucionaron estos sistemas por selección natural. Muchos científicos admiten francamente su desconcierto acerca de cómo han podido originarse, pero rechazan entretener la hipótesis obvia: que quizás las máquinas moleculares parecen ser diseñadas porque en realidad son diseñadas.

Yo tengo esperanza de que la comunidad científica eventualmente admita la posibilidad del diseño inteligente, aún cuando esta aceptación sea discreta y callada. Mi razón para ser optimista es el avance mismo de la ciencia, la cual descubre cada día nuevas complejidades en la naturaleza, las cuales son razones frescas para reconocer el diseño inherente en la vida y en el universo.

Respuesta de la evolución a Michael J. Behe

El Defecto en la Trampa de Ratones

El diseño inteligente falla el examen de la bioquímica.

Por Kenneth R. Miller

Para poder entender porqué la comunidad científica no está muy impresionada por los intentos de resucitar el llamado argumento del diseño, uno no tiene que ver más allá que el mismo ensayo de Michael J Behe. Él afirma que los sistemas bioquímicos complejos no pueden haber sido producidos por la evolución porque poseen una cualidad que él llama complejidad irreducible. Al igual que con las trampas de ratones, estos sistemas no pueden funcionar a menos que cada una de sus partes se encuentre en el lugar apropiado. Dado que “la selección natural solo puede escoger entre sistemas que ya están funcionando” no existe ninguna forma por la cual los mecanismos Darwinianos pueden haber producido los sistemas complejos que se encuentran en las células vivientes. Y si estos sistemas no pueden haber evolucionado, ellos han debido ser diseñados. Esa es la totalidad de la “evidencia” bioquímica para el diseño inteligente.

Irónicamente, el ejemplo del mismo Behe, la trampa de ratones, muestra porqué está equivocada esta idea. Elimina dos de las partes (el gatillo y la barra de metal) y puede que no tengas una trampa de ratones pero tienes una máquina de tres partes que hace un clip de corbata o un clip de papel perfectamente funcional. Quita el resorte y tienes un llavero de dos partes. El gatillo de algunas trampas puede ser usado como un anzuelo y la base de madera como un pisapapeles; aplicaciones útiles de las demás partes incluyen una gran variedad de cosas como mondadientes, cascanueces y tablillas sujetapapeles. El punto, entendido desde hace mucho tiempo por la ciencia, es que pedazos y piezas de las máquinas supuestamente irreduciblemente complejas pueden haber tenido diferentes (pero aún útiles) funciones.

La contención de Behe de que todas y cada una de las piezas de una máquina, mecánicas o bioquímicas, deben estar ensambladas en su forma final antes de que algo útil pueda emerger, es simplemente falsa. La evolución produce máquinas bioquímicas complejas por medio de copiar, modificar y combinar proteínas previamente usadas para otras funciones. ¿Quiere ejemplos? Los sistemas en el ensayo de Behe nos sirven muy bien.

Él escribe que la ausencia de “casi cualquiera” de sus partes hace que el flagelo bacteriano “no funcione.” Pero, ¿adivine qué? Un pequeño grupo de proteínas del flagelo sí funciona sin el resto de la máquina. Es usado por muchas bacterias como un dispositivo para inyectar venenos a otras células. A pesar de que la función llevada a cabo por esta parte pequeña es diferente cuando trabaja sola, aún así puede ser influenciada por la selección natural.

Las proteínas clave que aglutinan la sangre siguen este patrón también. Ellas son, en realidad, versiones modificadas de proteínas que son usadas por el sistema digestivo. El elegante trabajo de Russell Doolittle ha mostrado como la evolución duplicó, reasignó y modificó a estas proteínas para producir el sistema de coagulación de la sangre en los vertebrados.

Y Behe puede levantar las manos y decir que él no puede imaginarse como los componentes que mueven las proteínas entre los compartimentos intracelulares pueden haber evolucionado, pero los científicos que trabajan con estos sistemas están completamente en desacuerdo. En un artículo de la revista científica Cell (Célula) en 1998, un grupo de científicos del Instituto Sloan-Kettering liderado por James Rothman, describió la extraordinaria simplicidad y uniformidad de estos mecanismos. Ellos también notaron que estos mecanismos “sugieren en una forma natural como pudieron evolucionar en primer lugar los muchos y diversos compartimentos en las células eucarióticas.” Parece entonces que los investigadores activos ven algo muy diferente de lo que ve Behe en estos sistemas. Ellos ven a la evolución.

Si Behe desea sugerir que las complejidades de la naturaleza, la vida y el universo revelan un mundo de significado y propósito consistente con una inteligencia divina, su punto es filosófico, no científico. Incidentalmente, es un punto de vista filosófico que yo comparto. Sin embargo, para apoyar este punto de vista, uno no debe encontrar necesario pretender que sabemos menos de lo que realmente sabemos sobre la evolución de los sistemas de vida. En el análisis final, la hipótesis bioquímica del diseño inteligente fracasa, no porque la comunidad científica se cierre a ella, sino por la razón más básica de todas: porque está abrumadoramente contradecida por la evidencia científica.

********************************

Declaración sobre el Diseño Inteligente

Detectando el Diseño en las Ciencias Naturales

La inteligencia deja atrás una seña o evidencia característica.

Por William A. Dembski

En la vida ordinaria, las explicaciones que invocan al azar, a la necesidad o al diseño cubren todas las eventualidades. Sin embargo, en las ciencias naturales, una de estas modalidades se considera superflua. El diseño. Desde la perspectiva de las ciencias naturales, el diseño, como la acción de un agente inteligente, no es una fuerza creativa fundamental en la naturaleza. Al contrario, las causas naturales ciegas, caracterizadas por el azar y la necesidad y reguladas por leyes sin romper, son pensadas suficiente para llevar a cabo toda la creación de la naturaleza. La teoría de Darwin es un caso en particular.

¿Pero cómo sabemos que la naturaleza no necesita ayuda de una inteligencia diseñadora? Con certeza, en las ciencias especiales, desde la forénsica a la arqueología a la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI en inglés), el apelar a una inteligencia diseñadora es indispensable. Es más, dentro de estas ciencias existen técnicas bien desarrolladas para identificar la inteligencia. Esencial para estas técnicas es la habilidad de eliminar al azar y a la necesidad.

Por ejemplo, ¿cómo puede la radioastrónoma en la película Contacto (protagonizada por Jodie Foster y basada en la novela del mismo nombre por Carl Sagan) inferir la presencia de inteligencia extraterrestre en los pulsos y pausas provenientes del espacio que ellos monitorean? Los investigadores analizan las señales por medio de computadoras que están programadas para reconocer muchos patrones predeterminados. Las señales que no encajan con estos patrones pasar por el “tamiz” y son clasificadas como al azar. Después de años recibiendo señales “azarosas” que aparentemente no significan nada, los investigadores descubren un patrón de pulsos y pausas que corresponde a la secuencia de todos los números primos entre 2 y 101. Los números primos, por supuesto, son aquellos divisibles solamente por si mismos y por uno. Cuando una secuencia comienza con dos pulsos, luego una pausa, 3 pulsos, luego una pausa … y continúa hasta 101 pulsos, los investigadores deben inferir la presencia de una inteligencia extraterrestre.

He aquí el porqué. No existe nada en las leyes de la física que requiere que las señales de radio tomen una forma u otra. La secuencia es entonces contingente en vez de necesaria. Además, es una secuencia larga y, por lo tanto, compleja. Note que si la secuencia carece de complejidad, puede ser fácilmente producida por el azar. Finalmente, no solo era compleja, pero exhibía un patrón o especificación dada independientemente (no solo era una secuencia cualquiera de números, pero una secuencia matemáticamente significativa: los números primos).

La inteligencia deja tras de sí una marca o señal característica, la cual yo llamo “complejidad especificada.” Un evento exhibe complejidad especificada si es contingente y, por lo tanto, no necesario; si es complejo y, por lo tanto, no fácilmente repetible al azar; y si es especificado en el sentido de exhibir un patrón dado independientemente. Note que la complejidad en el sentido de la improbabilidad no es suficiente para eliminar el azar. Tire una moneda suficientes veces y será testigo de un evento altamente complejo o improbable. Aún así, usted no tendrá razón alguna para no atribuirlo al azar.

El punto importante acerca de las especificaciones es que ellas deben ser dadas objetivamente y no impuestas a los eventos después de los hechos. Por ejemplo, si un arquero dispara flechas contra una pared y nosotros después pintamos los blancos alrededor de ellas, estamos imponiendo un patrón después de los hechos. Al contrario, si se colocan blancos al principio (“especificados”) y luego el arquero les pega con exactitud, sabemos que fue por diseño.

En mi libro La Inferencia del Diseño, yo argumento que la complejidad especificada detecta con certeza al diseño. Sin embargo, en ese libro me enfoco principalmente en ejemplos del ser humano en vez de ejemplos de las ciencias naturales. La crítica principal a este trabajo hasta la fecha se refiere a si el mecanismo Darwiniano de la selección natural y la variación al azar no son, de hecho, capaces de generar complejidad especificada. Más recientemente, en Sin Almuerzo Gratis, yo muestro que los procesos naturales no dirigidos tales como el mecanismo Darwiniano, son incapaces de generar la complejidad especificada que existe en los organismos biológicos. De esto sigue que el azar y la necesidad son insuficientes para las ciencias naturales y que las ciencias naturales deben dejar algo de espacio para el diseño.

Respuesta de la evolución a William A. Dembski

El Teatro de la Ciencia y el Misterio

El caso del agente secreto.

Por Robert T. Pennock

William A. Dembski afirma detectar “complejidad especificada” en las cosas vivientes y argumenta que esto es prueba de que las especies han sido diseñadas por un agente inteligente. Una falla de este argumento es que él quiere definir el diseño inteligente por una negativa, es decir, como algo que no es ni al azar ni por necesidad. Pero la definición es amañada: la necesidad, el azar y el diseño ni son categorías mutuamente exclusivas, ni tampoco agotan las posibilidades. Por ende, uno no puede detectar a un agente inteligente por el proceso de eliminación que él sugiere. La ciencia requiere evidencia positiva. Esto es el caso cuando uno trata de detectar la huella de la inteligencia humana, pero es especialmente cierto cuando se analiza la extraordinaria declaración de que la complejidad biológica es diseñada intencionalmente.

Sobre este tema, las analogías del arquero y del SETI de Dembski son pistas falsas, pues ellas dependen tácitamente de un entendimiento a priori del intelecto humano y de la motivación, así como de procesos causales relevantes. Una inferencia de diseño como aquella de la película Contacto, por ejemplo, dependería del conocimiento previo sobre la naturaleza de las señales de radio y de otros procesos naturales, junto con asumir que una secuencia de números primos es el tipo de patrón que otro científico escogería enviar como una señal. Sin embargo, las secuencias extrañas encontradas en el ADN son muy diferentes a las series de números primos. Dembski no tiene ninguna forma de mostrar que los patrones genéticos fueron “montados a priori” o “dados independientemente.”

Dembski ha sido publicitado como “el Isaac Newton de la teoría de la información,” y en sus escritos, los cuales incluyen los libros que él cita en este ensayo, él insiste que su “ley de la conservación de la información” prueba que los procesos naturales no pueden aumentar la complejidad biológica. Él no explica su caso aquí y refutarlo tomaría demasiado espacio. Sea suficiente decir que existe una conexión entre la noción técnica de la información y la entropía, de tal manera que el argumento de Dembski se destila a una reformulación de la vieja declaración de los creacionistas de que la evolución viola a la segunda ley de la termodinámica. Simplemente, esta ley dice que en el universo existe una tendencia a la disminución de la complejidad. Los creacionistas se preguntan entonces cómo pueden los procesos evolucionarios producir formas de vida más complejas a partir de unas más primitivas. Pero desde hace mucho tiempo sabemos porqué este tipo de argumento falla: la segunda ley de la termodinámica se aplica a sistemas cerrados y los sistemas biológicos no son cerrados.

En el proceso evolucionario, un aumento en la complejidad biológica no representa un “almuerzo gratis”. Este aumento está comprado y pagado, debido a que la variación genética al azar está sujeta a la selección natural por el ambiente, el cual ya está estructurado. De hecho, los investigadores están empezando a usar los procesos Darwinianos, implementados en computadoras o in vitro, para evolucionar sistemas complejos y para proveer soluciones a los problemas de diseño en formas tales que están fuera del poder de meros agentes inteligentes.

Si de verdad pensáramos que la información genética es similar a las señales en la película Contacto, ¿no deberíamos inferir que fueron diseñadas por extraterrestres? Los teóricos del diseño inteligente a veces mencionan a los extraterrestres como posibles sospechosos, pero la mayoría parece tener sus ojos dirigidos a un diseñador colocado un poco más arriba en los cielos. El problema es que la ciencia requiere un modelo específico que pueda ser probado o examinado. ¿Qué fue exactamente lo que hizo el diseñador y cuándo lo hizo? Las hipótesis nebulosas de diseño de Dembski, aún si las restringimos a los procesos naturales, proveen poquísimo material que puede ser examinado, y una vez que los procesos sobrenaturales se acuñan al proceso, éste pierde toda posibilidad de ser examinado o probado.

Newton estuvo perplejo por las órbitas complejas de los planetas. Él no pudo pensar en una forma natural para dar razón a su orden y concluyó que Dios debe estar empujando suavemente a los planetas para que el sistema continuara funcionando. (Quizás es en este sentido que Dembski es el Newton de la teoría de la información.) El origen de las especies pareció ser en un tiempo igualmente misterioso, pero Darwin siguió las pistas encontradas en la naturaleza para resolver el misterio. Uno puede, por supuesto, retener la fe religiosa en un diseñador capaz de transcender los procesos naturales, pero no hay manera de poder recoger sus huellas digitales.

********************************

Declaración sobre el Diseño Inteligente

Los Elusivos Iconos de la Evolución

¿Qué nos dicen en realidad los pinzones de Darwin y las moscas de la fruta penta-aladas?

Por Jonathan Wells

Charles Darwin escribió en 1860 que “parece no haber más diseño en la variabilidad de los seres orgánicos y en la acción de la selección natural, que en el curso que sigue el viento cuando sopla.” A pesar de que muchas características de los organismos vivos parecen ser diseñadas, la teoría de Darwin expresó que ellas fueron en realidad el resultado de procesos sin dirección, tales como la selección natural y la variación al azar.

Sin embargo, las teorías científicas deben compaginar con la evidencia. Dos ejemplos de evidencia en favor de la teoría de la evolución de Darwin, utilizadas tan frecuentemente que yo las he llamado “iconos de la evolución,” son los pinzones de Darwin y la mosca de la fruta penta-alada (de cuatro alas), del género Drosophila. Sin embargo, me parece que ambos casos muestran que la teoría de Darwin no puede dar cuenta de todas las características de los seres vivos.

Los pinzones de Darwin consisten de varias especies en las Islas Galápagos que difieren principalmente en el tamaño y la forma de sus picos. Las diferencias en los picos están correlacionadas con lo que las aves comen, sugiriendo que varias especies pueden haber descendido de un ancestro común por medio de su adaptación a diferentes comidas a través de la selección natural. En 1970, los biólogos Peter y Rosemary Grant fueron a las Galápagos a observar este proceso en el campo.

En 1977, los Grant observaron como una sequía severa eliminó al 85% de una especie en particular en una de las islas. Los sobrevivientes tenían, como promedio, picos un poco más largos que les permitieron quebrar las semillas más duras que habían sobrevivido a la sequía. Esto era la selección natural en acción. Los Grant estimaron que veinte episodios como éste podrían incrementar el tamaño de los picos lo suficiente como para crear una nueva especie.

Sin embargo, cuando regresaron las lluvias, el tamaño promedio de los picos regresó a lo normal. Desde ese entonces, el tamaño de los picos ha oscilado alrededor de un promedio a medida que el suministro de alimentos ha fluctuado con el clima. No ha habido un cambio neto y no han emergido especies nuevas. De hecho, puede estar ocurriendo lo opuesto, ya que varias especies de pinzones de las Galápagos parecen estar uniéndose por hibridación.

Los pinzones de Darwin y muchos otros organismos, proveen evidencia que la selección natural puede modificar a características existentes, pero solo en especies establecidas. Los criadores de especies domésticas de plantas y animales han estado haciendo la misma cosa por cientos de años con la selección artificial. Pero, ¿dónde está la evidencia de que la selección natural produce nuevas características en nuevas especies?

Las nuevas características requieren nuevas variaciones. En la versión moderna de la teoría de Darwin, esta variación proviene de las mutaciones en el ADN. La mayoría de las mutaciones en el ADN son dañinas y por lo tanto son eliminadas por la selección natural. Sin embargo, unas cuantas tienen ventajas, como por ejemplo, las mutaciones que aumentan la resistencia antibiótica en bacterias y la resistencia a los pesticidas en plantas y animales. La resistencia a los antibióticos y a los pesticidas son a menudo citadas como evidencia de que las mutaciones en el ADN proveen las materias primas para la evolución, pero ellas afectan solo a procesos químicos. Los cambios evolucionarios mayores requerirían mutaciones capaces de producir también cambios anatómicos ventajosos.

Normalmente, las moscas de la fruta tienen dos alas y dos “balancines,” pequeñas estructuras detrás de las alas que les ayudan a estabilizarse cuando vuelan. En los años 70, los geneticistas descubrieron que una combinación de tres mutaciones en un gen individual produce moscas en las cuales los balancines se desarrollan como alas aparentemente normales. La mosca resultante, con sus cuatro alas, a veces es usada para ilustrar como las mutaciones pueden producir los tipos de cambios anatómicos que la teoría de Darwin necesita.

Pero las alas extra no son estructuras nuevas, sino duplicaciones de estructuras ya existentes. Es más, las alas extra no tienen músculos y son, de hecho, peor que inútiles. Las moscas de la fruta con cuatro alas están severamente incapacitadas, como un pequeño aeroplano con sus alas extra colgando de su cola. Tal y como es el caso con otras mutaciones anatómicas que se han estudiado hasta ahora, estas mutaciones en las moscas no pueden proveer la materia prima para la evolución.

En ausencia de evidencia de que la selección natural y las variaciones al azar pueden dar cuenta de las características aparentemente diseñadas que poseen los organismos vivos, el asunto entero del diseño debe ser revisitado. Los estudiantes deben aprender lado a lado con los argumentos de Darwin, que el diseño permanece como una posibilidad.

Respuesta de la evolución a Jonathan Wells

La Naturaleza del Cambio

Los mecanismos evolucionarios dan comienzo a diferencias estructurales básicas.

Por Eugenie C. Scott

Sin haber definido “diseño,” Wells afirma que “muchas características de los organismos vivos parecen ser diseñadas.” De allí él contrasta a la selección natural (no dirigida) con el diseño (dirigido), aparentemente tratando de retornar a la noción pre-Darwiniana de que un Diseñador es directamente responsable por la forma en que los organismos encajan con sus ambientes. Darwin propuso una explicación científica, no religiosa: la forma en que los organismos encajan con sus ambientes es el resultado de la selección natural. Como todas las explicaciones científicas, él se basa en la causalidad natural.

Wells contiende que “la teoría de Darwin no puede dar cuenta de todas las características de los seres vivos.” Sin embargo, no tiene por que darla. Hoy en día los científicos explican las características de los seres vivos no solo invocando a la selección natural sino también a una serie de procesos biológicos que Darwin desconocía, incluyendo la transferencia de genes, la simbiosis, el rearreglo cromosómico, y la acción de genes reguladores. Al contrario de lo que Wells mantiene, la teoría evolucionaria no es inadecuada. Ella encaja a la evidencia muy bien.

Leyendo lo que escribe Wells, uno puede no darse cuenta de la importancia de los cuidadosos estudios de los Grant, los cuales demostraron a la selección natural en tiempo real. El hecho de que la sequía terminó antes de que los científicos observaran la emergencia de nuevas especies es particularmente irrelevante; el tamaño de los picos sí oscila a corto plazo, pero dada una tendencia a largo plazo en el cambio climático, un cambio mayor en el tamaño promedio puede esperarse. Wells también sobrestima la importancia de la hibridación en los pinzones; ésta es extremadamente rara y puede aún estar contribuyendo a una nueva especiación. Los pinzones de las Islas Galápagos continúan siendo un ejemplo magnífico del principio de la radiación adaptativa. Las varias especies que difieren morfológicamente ocupan diferentes nichos. Las explicaciones de Darwin fueron que ellas evolucionaron todas de un ancestro común y los análisis genéticos proveen evidencia que lo confirma.

Wells admite que la selección natural puede operar en una población y correctamente apunta hacia la genética para dar cuenta del tipo de variación que puede llevar a “nuevas características en nuevas especies.” Pero él afirma que las mutaciones, tales como aquellas que producen las moscas con cuatro alas, no producen el tipo de cambio anatómico necesario para cambios evolucionarios mayores. ¿No puede él ver más allá del ejemplo y ver el principio? El hecho de que la primera demostración de un mecanismo genético poderoso terminó produciendo una mosca que no puede volar es irrelevante. Edward Lewis compartió un Premio Nobel por el descubrimiento de estos genes, conocidos como el complejo Ubx. Ellos tiene una importancia extraordinaria porque los genes de este tipo ayudan a explicar los diferentes tipos de planes corporales, los cuales representan las diferencias básicas estructurales entre un molusco y un mosquito, entre una esponja y una araña.

Los genes Ubx son parte de los genes HOX, los cuales se encuentran en animales tan diferentes como esponjas, moscas de la fruta y mamíferos. Ellos encienden o apagan a otros genes involucrados en, entre otras cosas, la segmentación y la producción de apéndices tales como antenas, patas y alas. Lo que específicamente es construido depende de otros genes más tarde en el proceso. Los diversos planes corporales de los artrópodos (insectos, crustáceos, arácnidos) son variaciones de los temas de la segmentación y de los apéndices, variaciones que parecen ser el resultado de cambios en los genes HOX. Investigaciones recientes muestran que los genes Ubx de las moscas suprimen la formación de patas en los segmentos abdominales, pero que los genes Ubx de los crustáceos no lo hacen. Un pequeño cambio en el Ubx resulta en una gran diferencia en el plan corporal.

Las mutaciones en estos interruptores primarios están involucradas en la pérdida de las patas en las culebras, en el cambio de aletas lobulares a manos, y en el origen de las mandíbulas en los vertebrados. La duplicación de los segmentos iniciada por los genes HOX permite la experimentación anatómica y la selección natural cierne los resultados. “Evo-Devo,” el estudio de la evolución y el desarrollo, en un área muy activa para la investigación científica, pero Wells implica que todo lo que esto produce son moscas de la fruta lisiadas.

Wells argumenta que las explicaciones naturales son inadecuadas y, por ende, que “los estudiantes deben aprender…que el diseño permanece como una posibilidad.” Debido a que en su lógica el diseño implica a un Diseñador, él está recomendando de hecho que la ciencia permita la causalidad no natural. En realidad, tenemos explicaciones sólidas con las que trabajar, pero aún en el caso de que no las tuviéramos, la ciencia solo tiene herramientas para explicar las cosas en términos de la causalidad natural. Eso es lo que hizo Darwin y eso es lo que estamos tratando de hacer hoy.

********************************

Perspectiva General

La Nueva Evolución del Creacionismo

El diseño inteligente trata sobre política y religión, no sobre ciencia.

Por Barbara Forrest

La infame decisión de Agosto de 1999 por la Junta de Educación del Estado de Kansas de eliminar las referencias a la evolución de los estándares de ciencia fue fuertemente influenciada por proponentes de la teoría del diseño inteligente. A pesar de que William A. Dembski, una de las figuras más prominentes del movimiento, afirma que la “detectabilidad empírica de causas inteligentes le provee al diseño inteligente el puesto de teoría científica completa,” sus proponentes invierten la mayor parte de sus esfuerzos en convencer a los políticos y al público, no a la comunidad científica.

El movimiento del diseño inteligente, arrancado por el libro Darwin on Trial (1991) de Phillip E. Johnson, tomó cuerpo en 1996 en el Centro para la Renovación de la Ciencia y la Cultura (CRSC en sus siglas en inglés), auspiciado por el Instituto del Descubrimiento (Discovery Institute), un grupo de investigación teórica de Seattle. Johnson, un profesor de leyes cuya conversión religiosa catalizó sus esfuerzos antievolucionarios, ensambló a un grupo de apoyo el cual promueve la teoría del diseño con sus escritos, financiados por becas del SRSC. De acuerdo con una de sus declaraciones de misión anteriores, el SRSC busca “nada menos que derrocar al materialismo y a sus condenatorios legados culturales.

Johnson se refiere a los miembros del CRSC y a su estrategia como la Cuña, análogo a la cuña que parte al tronco de leña. Ellos quieren decir que el diseño inteligente liberará a la ciencia de las garras del “naturalismo ateístico.” Los diez años de historia de la Cuña revelan sus características más sobresalientes: los científicos de la Cuña no poseen un programa de investigación empírica y, consecuentemente, no han publicado ningún dato en revistas científicas arbitradas (o en ninguna otra parte) en apoyo a sus afirmaciones sobre el diseño inteligente. Lo que sí tienen es un programa agresivo de relaciones públicas, el cual incluye conferencias que ellos o sus seguidores organizan, libros o artículos a nivel popular, reclutamiento de estudiantes universitarios a través de charlas auspiciadas por los grupos religiosos de las universidades, y el cultivo de alianzas con cristianos conservadores y con figuras políticas de influencia.

La Cuña busca “renovar” a la cultura americana por medio del enraizamiento de las instituciones sociales más importantes en la religión evangélica, especialmente la educación. En 1996 Johnson declaró: “Esto en realidad no es, ni nunca ha sido, un debate sobre ciencia. Esto se trata de religión y de filosofía.” De acuerdo a Dembski, el diseño inteligente “es simplemente los Logos del Evangelio de Lucas traducidos al lenguaje de la teoría de la información.” Los estrategas de la Cuña buscan unificar a los cristianos a través de la creencia compartida en la “simple” creación, buscando así, en las palabras mismas de Dembski, “triunfar sobre el naturalismo y sus consecuencias.” Esto les permite a los proponentes del diseño inteligente coexistir bajo una carpa grande con otros creacionistas quienes explícitamente basan sus creencias en una interpretación literal del Génesis.

Como cristianos,” escribe Dembski, “sabemos que el naturalismo es falso. La naturaleza no es autosuficiente. … Sin embargo, ni la teología ni la filosofía pueden responder a la pregunta evidencial de si la interacción de Dios con el mundo es empíricamente detectable. Para responder a esta pregunta debemos buscar en la ciencia.” Jonathan Wells, un biólogo, y Michael J. Behe, un bioquímico, parecen ser precisamente el tipo de individuos del CRSC que le pueden dar al diseño inteligente su pasaje a la credibilidad. Sin embargo, ninguno de los dos ha llevado a cabo investigaciones para analizar la teoría y mucho menos producido datos que den reto a las masas de evidencia acumulada por biólogos, geólogos y otros científicos evolucionistas. Wells, parcialmente influenciado por Sun Myung Moon, el líder de la Iglesia de la Unificación, ganó su Ph.D. en estudios de religión y en biología específicamente “para dedicar mi vida a destruir el Darwinismo.” Behe ve como la pregunta relevante si “la ciencia puede proveer espacio para la religión.” En el fondo, los proponentes del diseño inteligente no están motivados en mejorar la ciencia sino en transformarla en una actividad teística que apoye a la fe religiosa.

Los seguidores de la Cuña están actualmente tratando de insertar al diseño inteligente en los estándares de ciencia en las escuelas del Estado de Ohio a través de la legislación estatal. Anteriormente, el CRSC dio publicidad a su sitio web de ciencias asegurándole a los educadores que su “curriculum Web puede ser apropiado sin tener que meterse en guerras de adopción de libros de texto” en efecto promoviendo a los educadores a saltarse los procedimientos normales. Anticipando un caso prueba, la Cuña publicó en la revista legal Utah Law Review, una estrategia legal para ganar sanción judicial. Recientemente, el grupo casi tuvo éxito en insertar a nivel federal en el Acta “Ningún Niño Dejado Atrás” del año 2001 un “sentido del Senado” que apoyaba la enseñanza del diseño inteligente. Entonces, el movimiento sigue avanzando, pero sus tácticas no son un substituto para la ciencia verdadera.

Richard Milner y Vittorio Maestro son editores de la revista Historia Natural (Natural History), la cual es publicada por El Museo Americano de Historia Natural. El museo fue creado en 1869 en la ciudad de Nueva York, EEUU. La revista fue establecida en 1900.
http://www.naturalhistorymag.com/

Michael J. Behe, quien recibió su Ph.D. en bioquímica de la Universidad de Pennsylvania en 1978, es profesor de ciencias biológicas en la Universidad de Lehigh en Pennsylvania. Sus investigaciones recientes se concentran en el papel del diseño y la selección natural en la construcción de proteínas estructurales. Su libro La Caja Negra de Darwin: El Reto Bioquímico a la Evolución se encuentra disponible en pasta blanda (Touchstone Books, 1998)
http://www.lehigh.edu/~inbios/faculty/behe.html

Kenneth R. Miller es profesor de biología de la Universidad de Brown. Sus trabajos de investigación en la estructura y función de la membrana celular han sido publicados en tales revistas científicas como Nature, Cell y el Journal of Cell Biology. Miller es coautor de varios libros de texto ampliamente utilizados a nivel de colegio y de universidad. En 1999 publicó Buscando al Dios de Darwin: La Búsqueda por un Científico del Espacio Común entre Dios y la Evolución (Cliff Street Books).
http://bms.brown.edu/faculty/m/kmiller/

William A Dembski, quien tiene un Ph.D. en matemáticas y filosofía, es profesor asociado de investigación en la Universidad de Baylor y Senior Fellow del Discovery Institute en Seattle. Sus libros incluyen: La Inferencia del Diseño: Eliminando el Azar a Través de Pequeñas Probabilidades (Cambridge University Press, 1998) y Sin Almuerzo Gratis: Por Qué la Complejidad Especificada No Puede Ser Obtenida Sin Inteligencia (Rowman & Littlefield, 2001).
http://www.designinference.com/

Robert T. Pennock es profesor asociado en estudios de ciencias y tecnología y profesor asociado en filosofía en la Escuela Lyman Briggs y en el Departamento de Filosofía de la Universidad Estatal de Michigan. Él es autor de Torre de Babel: La Evidencia en Contra del Nuevo Creacionismo (MIT Press, 1999) y editor de Creacionismo por Diseño Inteligente y sus Críticas: Perspectivas Filosóficas, Teológicas y Científicas (MIT Press, 2001).
http://www.msu.edu/~pennock5/

Jonathan Wells recibió dos doctorados, uno en biología celular y molecular de la Universidad de California en Berkeley y uno en estudios de religión de la Universidad de Yale. Ha trabajado como investigador postdoctoral en biología en la Universidad de California en Berkeley y ha enseñado biología en la Universidad Estatal de California en Hayward. Wells es también el autor de Íconos de la Evolución: ¿Ciencia o Mito? Por Qué Mucho de lo que Enseñamos Sobre la Evolución está Equivocado (Regnery Publishing, 2000).
http://www.arn.org/wells/jwhome.htm

Eugenie C. Scott posee un doctorado en antropología física. En 1978, después de enseñar antropología física por quince años a nivel universitario, aceptó el cargo de director ejecutivo del Centro Nacional para la Educación en las Ciencias. Ella es también presidente de la Asociación Americana de Antropólogos Físicos.
http://en.wikipedia.org/wiki/Eugenie_Scott

Barbara Forrest es profesor asociado de filosofía en la Universidad de Southwestern Louisiana. Ella recibió su doctorado de la Universidad de Tulane. Entre sus publicaciones académicas recientes se encuentran “La Posibilidad de Significado en la Evolución humana,” en Zygon: Journal of Religion and Science, Diciembre 2000.
http://www.selu.edu/Academics/ArtsSciences/CAS_Endowed%20Chairs/doc/dr_forrest.html

Por favor vea el artículo original en inglés para enterarse más sobre el tópico del artículo o para tener acceso a la lección que lo suplementa. (Enlaces y lecciones no han sido traducidas.)

Comentarios

Darwin bajo el microscopio

“El más maravilloso sistema del sol, planetas y cometas, solamente podría proceder de la determinación y dominio de un ser inteligente y poderoso.Sir Isaac Newton (murió en 1727)

<!--[if gte vml 1]&gt; &lt;![endif]--><!--[if !vml]--><!--[endif]-->

Poco tiempo después de la publicación de “El Origen de las Especies” en el 1859, la llamada Teoría de la Evolución comenzó un proceso de transformación de la Ciencia. Hoy en día, es imposible tocar el tema científico sin hacer referencia a la Evolución. Ésta se enseña en colegios , institutos y universidades como si de un hecho probado se tratase. Se nos ha enseñado a creer en ella como una ley y no como una teoría.

En el siguiente artículo, escrito por el Dr. Michael Behe, bioquímico, se pone en duda el que la Evolución sea la mejor explicación para el origen de la vida. Su argumento es tan sencillo como contundente.

Los organismos vivos tienen multitud de estructuras y sistemas marcadamente complejos. La Teoría de la Evolución, argumenta el Dr. Behe, es incapaz de mostrar cómo se originaron. Una mejor explicación lo sería que son el producto de un agente inteligente.

La reciente declaración del Papa Juan Pablo II en el sentido de que la evolución es “más que solamente una teoría”, no es noticia para un científico Católico Romano como yo.Crecí en una familia católica y siempre he creído en Dios. Pero comenzando en la escuela parroquial se me enseñó que Dios podía usar los procesos naturales para producir la vida. Contrario a la opinión general, por mucho tiempo la religión se ha acomodado a la ciencia. Pero según la Biología descubre la sorprendente complejidad en la vida, la pregunta es, ¿puede la ciencia “hacer espacio” para la religión?”

En su declaración, el Papa fue cuidadoso en señalar que es mejor hablar de “teorías de la evolución” en lugar de referirse a ella como sólo una teoría. La distinción es crucial. De hecho, hasta que no completé mis estudios doctorales en bioquímica, yo creía que el mecanismo darviniano (la mutación al azar acompañada de la selección natural) es la explicación correcta para la diversidad de la vida. Sin embargo ahora encuentro que esa teoría es incompleta.

De hecho, el complejo diseño de la célula me ha llevado a asumir un punto de vista marcadamente minoritario entre los científicos sobre qué causó la evolución. Yo creo que el mecanismo de Darwin para la evolución no explica mucho de lo que se ve bajo el microscopio. Las células son demasiado complejas como para haber evolucionado al azar; se requirió inteligencia para producirlas.

Quiero ser explícito sobre lo que estoy cuestionando y lo que no estoy cuestionando. La palabra “evolución” conlleva muchas asociaciones. Usualmente significa descendencia común, la idea de que todos los organismos vivos y muertos están relacionados por una ascendencia común. No lucho con la idea de ancestros comunes, y continúo pensando que dicha idea explica similitudes entre las especies. Por sí misma, sin embargo, la ascendencia común no explica la vasta diferencia entre las especies.

Es ahí donde los mecanismos de Darwin entran en acción. “Evolución” también implica en ocasiones que las mutaciones aleatorias y la selección natural propulsaron los cambios en la vida. La idea evolucionista es que, por ejemplo, por azar un animal podría nacer siendo un poco más rápido o fuerte que sus hermanos. Sus descendientes heredarían el cambio y eventualmente ganarían la contienda por la supervivencia sobre los descendientes de otros miembros de la especie que no tuvieran dicha ventaja. La evolución sostiene que, pasado el tiempo, la repetición de estos procesos resultó en grandes cambios —y, de hecho, en animales completamente diferentes.

Esa es la teoría. Una dificultad práctica, sin embargo, es que no podemos comprobar esta teoría con los fósiles. Para verdaderamente probar esta teoría uno tendría que observar cambios de las criaturas en su estado natural o en el laboratorio, o al menos reconstruir una vía detallada en el registro fósil que pueda haber conducido a la adaptación.

La teoría darviniana explica con éxito una variedad de cambios modernos. Los científicos han logrado demostrar que el tamaño promedio del pico de unos aves en las Galápagos cambió en respuesta a patrones del clima. De la misma manera, la proporción de las “polillas moteadas” en Inglaterra cambió cuando, por la contaminación, las de color claro se hicieron más visibles a los depredadores que las de color oscuro. Bacterias mutantes han sobrevivido cuando se han hecho resistentes a los antibióticos.

Todos estos son ejemplos de la selección natural en acción. Pero estos ejemplos incluyen sólo una o pocas mutaciones y el organismo mutante que resulta no es muy diferente de su ancestro. Pero para que la evolución explicara todos las formas de vida, una serie de mutaciones tendría que producir tipos de criaturas muy diferentes. Esto aún no ha sido demostrado.

La teoría de Darwin encuentra sus mayores dificultades en cuanto a la explicación del desarrollo de la célula. Muchos sistemas celulares son lo que yo llamo “irreductiblemente complejos”. Esto quiere decir que necesitan de varios componentes antes de que pueda funcionar adecuadamente. Un ejemplo sacado de la vida cotidiana y que ilustra la complejidad irreductible lo es la ratonera, que está construida con varias piezas (plataforma, resorte, etc.). Un sistema como éste no podría formarse del modo darviniano, desarrollando gradualmente su función. Usted no podría atrapar a un ratón sólo con la plataforma y luego cazar varios más al añadir el resorte. Todas las piezas deben estar en su lugar antes de que usted logre cazar algún ratón.

Un ejemplo de un sistema celular irreductiblemente complejo lo es el flagelo de la bacteria: un propulsor rotatorio, activado por el flujo de ácido, que la bacteria usa para nadar. El flagelo requiere de varias partes antes de funcionar —rotor, estabilizador y motor. De hecho, estudios genéticos han demostrado que se requieren cerca de 40 clases de proteínas para producir un flagelo funcional.

El sistema de transporte intracelular es también bastante complejo. Las células de plantas y animales están divididas en compartimientos muy concretos. Los suministros, incluyendo las enzimas y las proteínas, tienen que ser transportados entre dichos compartimientos. Algunos de estos suministros son empacados en “camiones moleculares”, y cada camión tiene una “llave” que sirve sólo para el cerrojo en su destino particular. Otras proteínas actúan como estaciones de carga, abriendo el camión y permitiendo que el contenido entre en el compartimiento de destino.

Se podrían citar otros ejemplos. El punto central es que la célula, la base misma de la vida, es marcadamente compleja. Pero, ¿no afirma la ciencia que tiene respuestas, o respuestas parciales, sobre cómo estos sistemas se originaron? No. Como escribió James Shapiro, un bioquímico de la Universidad de Chicago, “No existen explicaciones detalladas de la evolución de sistema bioquímico o celular fundamental alguno, sólo una variedad de especulaciones.”

Algunos científicos han sugerido teorías no-darvinianas para explicar la célula, pero yo nos las encuentro convincentes. Más bien, yo considero que los sistemas complejos fueron diseñados, arreglados con propósito por un agente inteligente.

Siempre que observamos un sistema interactivo en el mundo cotidiano (como la ratonera), asumimos que es producto de actividad inteligente. Deberíamos extender este razonamiento a los sistemas celulares. No conocemos otro mecanismo, incluyendo los de Darwin, que produzca tal complejidad. Sólo la inteligencia es capaz de hacerlo.

Por supuesto, se podría demostrar que estoy errado. Si alguien demostrara que, por ejemplo, un tipo de bacteria sin flagelo podría producir este sistema gradualmente, o producir cualquier estructura compleja nueva comparable, mi idea sería demostrada incorrecta. Pero no creo que eso suceda.

El diseño inteligente puede querer decir que la última explicación de la vida va más allá de la explicación científica. Esa aseveración es prematura. Pero aún si fuera cierta, esto no me perturbaría. Yo no deseo la mejor explicación científica para los orígenes de la vida; quiero la explicación correcta.

El Papa Juan Pablo habló de “teorías de la evolución”. Ahora mismo tal pareciera como si una de esas teorías tenga que ver con el diseño inteligente.

Por Michael J. Behe

El Dr. Behe, Profesor Adjunto de Bioquímica en la Universidad de Lehigh, es autor del libro “Darwin’s Black Box: The Biochemical Challenge to Evolution” (La caja negra de Darwin: El desafío bioquímico a la evolución).

Copyright © 1997 Michael Behe. Todos los derechos reservados. Derechos internacionales reservados.

© Traducción Dr. José R. Martínez-Villamil.

Usado con permiso de ARN (URL http://www.arn.org/)

http://www.menteabierta.org/html/articulos/ar_darwin.htm

Comentarios (8)

Mas sobre el diseño inteligente…

<!--[if gte vml 1]&gt; &lt;![endif]--><!--[if !vml]-->Diseño inteligente<!--[endif]-->

La Teoría de la Evolución está siendo duramente criticada recientemente. Para sorpresa de muchos, la crítica no proviene de los círculos religiosos sino del mismo mundo de la ciencia.Para muchos científicos, la complejidad de la vida, especialmente al nivel celular y molecular, sugiere diseño y no azar. Por esta razón cada vez se habla más del “Movimiento del Diseño Inteligente”.

Este artículo explica el origen de tan revolucionaria tendencia y nos habla de sus protagonistas.

Científicos encuentran evidencia de DiosInsight en las noticias, 19 de Abril, 1999

por Stephen Goode

La hegemonía darwinista en las ciencias naturales puede estar amenazada por un movimiento revolucionario y vanguardista que observa un diseño inteligente en la naturaleza… ¡y un Diseñador!

El químico Charles Thaxton se sorprendió cuando, hace 15 años, “El Misterio del Origen de la Vida”, libro que escribió juntamente con otros dos científicos sobre la evolución química, obtuvo una respuesta muy positiva entre los científicos del país. Thaxton, que visitaba la Charles University en Praga como profesor asistente, esperaba una reacción negativa, si es que el libro (que desde entonces ha llegado a ser considerado como una de las obras pioneras en lo que ha sido llamado el Movimiento del Diseño Inteligente) hubiera llegado a ser digno de atención.

Al fin y al cabo, “El Misterio del Origen de la Vida”, que se había convertido en uno de los textos universitarios más vendidos, sugería la posibilidad de un diseño inteligente en la naturaleza y señalaba errores graves en el Darwinismo. Tales opiniones eran consideradas como impensables y definitivamente acientíficas por la amplia mayoría de los científicos de la época, no sólo porque la teoría del Diseño Inteligente sugiere que la evolución no es el proceso casual y al azar que la mayoría de los biólogos creían que era, sino también porque (cosa incluso más inaceptable) indicaba la probable existencia de un diseñador, ó quizás Dios, que sería el responsable del diseño. La idea de que un diseñador pudiera ser el responsable de la naturaleza, era un concepto que ningún científico que se preciara a sí mismo querría llevar al curso científico de las cosas.

No pensaba que este libro tuviera ninguna aceptación. Cuando lo escribimos, fue como ser un lobo solitario allí afuera”, cuenta Thaxton a Insight. “Los materialistas empedernidos no van a tolerar inteligencia en la naturaleza”, dice. “Entonces recibí muchas llamadas de científicos y matemáticos que sí lo hicieron”, hombres y mujeres de una gran variedad de campos de la ciencia que estaban llegando a las mismas conclusiones que Thaxton había descrito en “El Misterio del Origen de la Vida”. Ellos (al igual que Thaxton y sus coautores) estaban descubriendo diariamente información en sus laboratorios y búsquedas científicas que ya no podían ser explicadas por el modelo estándar de la evolución darwiniana. Dicha información podía ser mejor —y más científicamente— entendida, argumentando que ciertas entidades altamente complejas en la naturaleza, la molécula de DNA, por ejemplo, habían sido diseñadas para hacer lo que hacían y no evolucionaban al azar, por accidente, que es como la evolución darwiniana explica su origen.

Uno de los que se pusieron en contacto con Thaxton fue William Dembski. Dembski, un hombre joven con un doctorado en matemáticas de la Universidad de Chicago, un segundo doctorado en filosofía de la Universidad de Illinois en Chicago y un máster en teología del Princeton Theological Seminary, tuvo la firme convicción de que Thaxton no solamente tenía razón sino que también estaba en algo que iba a revolucionar la manera en que el hombre miraría a la naturaleza y la manera en que los biólogos abordarían su campo. Él quería tomar parte en esa revolución.

Recientemente, Dembski ha publicado su propia aportación al crecimiento continuo del Movimiento del Diseño Inteligente, un libro de argumentos contundentes que él llama “La Inferencia del Diseño”, en el cual Dembski (cuya lista impresionante de títulos llevó a un amigo a describirle como “el estudiante perpetuo”) emplea sus conocimientos de lógica simbólica y matemáticas para argumentar a favor del diseño en la naturaleza. El libro de Dembski es una de las más recientes e impresionantes contribuciones que adornan los estudios de Diseño (nombre que utilizan sus partidarios), que es una rama de la ciencia que ha crecido y está cada vez más sofisticada desde la contribución de Thaxton, hace 15 años.

Entre el libro co-escrito de Thaxton y la reciente contribución de Dembski, el Movimiento del Diseño Inteligente ha llegado muy lejos. Y más desarrollos están en camino, prometen sus partidarios. Ahora el Diseño Inteligente tiene su propia revista profesional, Origins & Design. Muchos de los que lo apoyan pertenecen a un grupo de expertos, el Centro para la Renovación de la Ciencia y de la Cultura en el Discovery Institute de Seattle, aunque muchos de los asociados con el centro están localizados en otra parte: Dembski, por ejemplo, está en Dallas, y Thaxton, permanece en Praga. Además, el movimiento tiene su propia revista para no científicos, el vistoso cuatrimestral Cosmic Pursuit, en el que científicos como Thaxton y Dembski presentan sus ideas para el lector general.

Y, ¿cuáles son esas ideas?

Primero, argumentan que su defensa del Diseño surge directamente de la información empírica que han observado como científicos, más que de ninguna noción teológica o filosófica que puedan mantener. “Los descubrimientos en matemáticas y en biología están abriendo camino para un Diseño y un Diseñador,” dice Thaxton.

b.Y Michael Behe, un bioquímico de la Universidad de Lehigh que es el autor de uno de los textos más importantes del Movimiento del Diseño Inteligente, “La Caja Negra de Darwin” (1996), dice a Insight, “el Diseño Inteligente fluye directamente desde la información que está actualmente disponible”.

Lo que hace que esta afirmación sea muy significativa es que da una visión del Diseño Inteligente como un fenómeno que debe ser tratado y estudiado científicamente más que como un tópico dejado para la religión u otros propósitos. Su afirmación lleva directamente al otro argumento principal del los defensores del Diseño Inteligente: la ciencia actual no es adecuada para tratar con el descubrimiento de un diseño inteligente en la naturaleza a causa de la manera en que está constituida en estos momentos, porque la ciencia está demasiado atada a las interpretaciones materialistas y naturalistas de lo que es la naturaleza.

Esta afirmación es revolucionaria. Lo que está en la base del argumento, dice Dembski, es una controversia sobre “la naturaleza de la naturaleza”. Dembski piensa que la ciencia natural está “empobrecida” a la hora de abordar el tema del diseño inteligente. ¿Por qué está empobrecida? Porque el materialismo y el naturalismo asumen que las explicaciones naturales son suficientes para explicar cualquier pregunta que surja en la ciencia, y esto sencillamente no basta a la hora de tratar el fenómeno del Diseño. (En efecto, cualquier defensor del Movimiento del Diseño Inteligente te dirá que entender cómo tratar científicamente con el diseño en la naturaleza es uno de los problemas más importantes del movimiento.)

El Diseño Inteligente no argumenta a favor de ninguna teología específica. “La palabra ‘Diseñador’ no significa forzosamente el Dios del Génesis”, dice Thaxton (aunque no lo excluye). “Mi opinión es que desde la información empírica no podemos hacer la afirmación de una deidad. Es la posibilidad de una deidad a la que llegamos”. Thaxton explica que es un “diseño genérico del que hablamos en el Diseño Inteligente. Cuando las personas quieren ir más allá de eso, allí es donde entra su visión particular de Dios”.

Lo que hace que el Movimiento del Diseño Inteligente sea tan revolucionario es que va totalmente en contra de la sabiduría perceptible de la ciencia, y particularmente de la biología. El darwinismo impregna cada aspecto de la civilización occidental, observa Dembski. Y los darwinistas argumentan que no hay diseño en la naturaleza, ninguno que pueda llevarnos a pensar en un diseñador. Todo lo que hay en la naturaleza, dicen los darwinistas, es resultado de una evolución casual, no hay ningún diseño que pueda sugerir dirección o planificación.

Así es como uno de los principales darwinistas, Richard Dawkins de la Universidad de Oxford, describió su visión del mundo en su libro de 1995, “Río que sale del Edén (River out of Eden): una visión darwinista de la vida”, un ataque directo a la posibilidad de un diseño en la naturaleza: “El Universo que observamos tiene precisamente las propiedades que esperamos que tenga si no existe, en el fondo, ningún diseño, ningún propósito, ni bien ni mal, no hay nada más que una indiferencia ciega, despiadada”.

La posición darwiniana fue puesta en palabras incluso más duras por Peter Atkins en su libro “La Segunda Ley” (The Second Law), que apareció en 1984, el mismo año en que Thaxton y sus coautores publicaron “El Misterio del Origen de la Vida”: “Somos los hijos del caos, y la profunda estructura del cambio es la degeneración. En el fondo, solamente hay corrupción y el flujo imparable del caos. El propósito se ha desvanecido; todo lo que queda es la dirección. Esa es la frialdad que tenemos que aceptar al mirar profunda y desapasionadamente en el corazón del Universo.”

En contra de la visión darwiniana dominante, el argumento de Thaxton a favor del Diseño Inteligente, reducido a los términos más simples es éste:

La molécula de DNA, la base de la vida, es un mensaje, dice él. Es información codificada en una doble hélice. No es como un mensaje; es el mensaje. La molécula misma es un diseño elaborado y complejo que es un mensaje.

Nosotros los humanos sabemos por experiencia que, cuando hay un mensaje, es una inteligencia la que ha creado ese mensaje, dice Thaxton. Ninguna otra explicación sería suficiente para dar razón a la existencia del mensaje. No recibimos cartas de un remitente inexistente, al azar, sin propósito, por ejemplo. “Sabemos por experiencia que cuando hay un diseño, hay un diseñador.”

Behe toma el darwinismo desde un ángulo diferente. Un Doctor en Bioquímica de la Universidad de Pennsylvania, Behe argumenta que la vida, en lo más fundamental, es “irreductiblemente compleja”, una frase que ha añadido al debate del Diseño Inteligente. Para explicar lo que quiere decir con irreductiblemente compleja, Behe habla de una ratonera, una construcción humana hecha de una base, un martillo, un muelle y una barra de sujeción. Cada una es necesaria para que la ratonera funcione. Sin uno de estos elementos, la ratonera no funcionaría.

También la naturaleza tiene ejemplos de complejidad irreductible, el sistema en una célula que capta proteínas para enviarlas a compartimentos subcelulares, por ejemplo. Casi cada uno de los componentes que conforman este sistema son necesarios para que el sistema funcione. Sin uno de estos componentes, las proteínas no serían enviadas a su correcto destino.

Behe argumenta que el desarrollo de un sistema tan elaborado y complejo en términos evolucionarios darwinianos, consistente en un pequeño paso después de otro, no serviría porque durante cualquier paso previo al de todas las partes complejas trabajando juntas, el sistema no funcionaría. ¿Cuál es la probabilidad de que todas esas partes que tienen que trabajar juntas hubieran empezado a trabajar conjuntamente en un momento determinado? Igual que la complejidad irreductible de una ratonera indica un diseño que da la posibilidad de que todos sus elementos trabajen juntos, así la irreductible complejidad del sistema celular del envío de proteínas indica un diseño.

A Behe le gusta citar a Darwin mismo para mostrar la importancia de la complejidad irreductible en cuanto a la teoría darwiniana. En el Origen de las Especies, Darwin escribió: “Si pudiera ser demostrado que cualquier órgano complejo existiera que no fuera posible que se hubiera formado por numerosas y sucesivas ligeras modificaciones, mi teoría quedaría destruida”. Behe piensa que la existencia de dicho organismo complejo ya ha sido demostrada.

Es muy importante que los argumentos de científicos como Thaxton, Behe y otros del Movimiento del Diseño Inteligente sean reconocidos como científicos. En efecto, Thaxton, un cristiano, estuvo mucho tiempo preguntándose, “¿estoy fuera de los límites de la ciencia?” y finalmente concluyó que no lo estaba, pero añade que es el deber de los que apoyan el Diseño Inteligente que “lleguemos a una comprensión realista de lo que es el movimiento sin destruir la integridad de la ciencia.

Thaxton toma cierto consuelo en el hecho de que el Movimiento del Diseño contemporáneo no está introduciendo algo nuevo en la ciencia. El gran físico Sir Isaac Newton (que murió en 1727), por ejemplo, escribió, “El más maravilloso sistema del sol, planetas y cometas, solamente podría proceder de la determinación y dominio de un ser inteligente y poderoso.”

A Dembski le gusta mencionar al teólogo inglés William Paley que publicó su Teología Natural en 1802, en la cual hizo su famoso argumento de que si nos encontráramos un reloj en un campo, asumiríamos que fue fabricado por una inteligencia, porque sus diversas partes están dirigidas hacia un objetivo: decir la hora. (Paley también tenía mucho que decir sobre la complejidad del ojo del mamífero, que parecía indicar un diseño. Darwin, que estaba igualmente maravillado de la complejidad del ojo humano, concluyó que a pesar de su complejidad, el ojo podría haber evolucionado poco a poco a través del tiempo.)

Behe es optimista con respecto al futuro del Movimiento del Diseño Inteligente: “No sé si van a ser dos años o veinte, pero allí es hacia dónde se dirige la información de la ciencia”, dice. “Los científicos notan que hay algo que no encaja del todo. Hay nuevas ideas para las que se necesitan nuevas definiciones.

A Dembski, cuyo reciente libro La Inferencia del Diseño presenta con gran detalle cómo el argumento del Diseño Inteligente satisface la lógica y la probabilidad, le gusta comparar la influencia del movimiento sobre la ciencia con el efecto en la Europa del este que tuvieron los movimientos de libertad y democracia. La crítica al darwinismo ahora amenaza la hegemonía del mismo modo, dice, que el paso hacia la libertad hizo temblar al imperio soviético.

Dembski enfatiza que el Movimiento del Diseño Inteligente ha de demostrar su constitución científica, aunque ve posibilidades más amplias hacia donde nos podría llevar la idea del Diseño Inteligente: “Las cuestiones de moralidad podrían, al parecer, ser añadidas”. También es posible “la renovación de toda la noción de la Ley Natural”.

Thaxton, que dirigirá un seminario sobre “Detectar Diseño en la Naturaleza” en la asamblea anual de la Afiliación Científica Americana en julio[de 1999], compara la situación actual del Diseño Inteligente con la situación de la Física Cuántica hace un siglo. Max Planck, el teórico de la física cuántica, perdió la esperanza de que su teoría fuera aceptada por sus compañeros físicos, destaca Thaxton. Concluyó que para que su teoría ganara respetabilidad, tendría que morir toda una generación de científicos y ser reemplazados por hombres y mujeres más jóvenes y con mentes más abiertas, preparados para avanzar en la dirección donde les llevara su información, que sería hacia la hipótesis de la Física Cuántica. Lo que se ha de hacer para que el Diseño Inteligente sea aceptado, concluye, “es superar la inercia de la edad”.

Fuente:

http://www.menteabierta.org/html/articulos/ar_dintelorig.htm

Comentarios (9)

De dónde provino la vida?- ¿El ADN apunta hacia la evolución o a un diseño inteligente?

De dónde provino la vida?

¿El ADN apunta hacia la evolución o a un diseño inteligente?

Por Charles Colson

En 1967 los astrónomos estaban alarmados por haber descubierto ondas de radio provenientes de espacio. Nuestro primer pensamiento, dijeron ellos, era que ésta era otra raza inteligente intentando comunicarse con nosotros. Le pusieron por nombre a las señales PHV que significa pequeños hombres verdes.

Pero resultó que habían descubierto una pulsar, una estrella que gira que imita una señal de radio.

¿Cómo pueden los científicos definir si algo proviene de una fuente natural o una fuente inteligente? Cuando piensas al respecto, ésta es la pregunta medular en el debate de la creación - VS - evolución: ¿Cómo podemos saber si la vida se originó por causas naturales o fue creada por un ser inteligente?

Piensa por un momento en algunas analogías comunes. Imagina que estamos viajando por Dakota del Sur y vemos una montaña con los rostros de cuatro presidentes de los Estados Unidos tallados en la roca. Inmediatamente reconocemos el trabajo de un agente inteligente. Nadie confundiría el Monte Rushmore con un fenómeno natural.

O imagina que encuentras la punta de una flecha al lado de un arroyo. Nadie le atribuiría la forma a la erosión del agua.

Esta capacidad para distinguir el trabajo humano de los productos de la naturaleza es crucial en la arqueología. Excavando entre el polvo en Mesopotamia, el arqueólogo tiene que decidir si lo que encontró es un trozo de roca o un pedazo de una vasija rota.

Estructura de un ADN en cuádruplex formada por repeticiones en los telómeros. La conformación de la estructura de soporte del ADN difiere significativamente de la t�pica estructura en hélice.

Estructura de un ADN en cuádruplex formada por repeticiones en los telómeros. La conformación de la estructura de soporte del ADN difiere significativamente de la típica estructura en hélice.

Es verdad que el mundo físico puede producir un patrón regular - como las ondas en la arena de una playa. O como los impulsos de radio que engañaron a los astrónomos y los hicieron pensar que habían encontrado pequeños hombres verdes. Pero lo que la naturaleza no puede producir es la complejidad.

Imagina que estás caminando por la playa y de repente te encuentras con unas palabras escritas en la arena Juan ama a Maria. Inmediatamente reconocemos un nivel de orden diferente de las demás ondas alrededor. - esto es a lo que los científicos llaman complejidad.

O imagina que estás viendo el cielo y de repente ves algo que parece blanco y esponjado como una nube, pero que se leen las palabras Toma Coca-Cola. Sin lugar a dudas concluimos que no es una nube normal y comenzamos a buscar alrededor por un piloto que esté escribiendo en el cielo.

Ya ves, la experiencia común de todos los días nos da una buena idea de las cosas que la naturaleza es capaz de crear por si misma - y de las cosas que sólo pueden ser creadas por una fuente inteligente.

Así que, ¿Qué nos dice esto del origen de la vida?

Animación de la estructura de una sección de ADN. Las bases se encuentran horizontalmente entre las dos hebras en espiral. Versión ampliada

Animación de la estructura de una sección de ADN. Las bases se encuentran horizontalmente entre las dos hebras en espiral.

En el núcleo de la vida está el ADN. Los genetistas nos dicen que la estructura del ADN es idéntica a un idioma. Actúa como un código - un sistema de comunicación molecular dentro de la célula.

En otras palabras, cuando los genetistas probaron la existencia del núcleo de la célula se encontraron con algo equivalente a Juan ama a Maria o Tome Coca-Cola.

Por supuesto, que el ADN contiene mucho más información que estas simples frases. La molécula promedio de ADN contiene tanta información como la biblioteca de una ciudad. Así que, si Juan ama Maria tuvo que ser escrito por un ser inteligente, ¿cuánto y más el código del ADN?

Que es el ADN

Estructura de un segmento de una doble hélice de ADN

Estructura de un segmento de una doble hélice de ADN

El ácido desoxirribonucleico, frecuentemente abreviado ADN (y también DNA, del inglés DeoxyriboNucleic Acid), es un ácido nucleico que contiene las instrucciones genéticas usadas en el desarrollo y el funcionamiento de todos los organismos vivos conocidos y algunos virus. El papel principal de las moléculas de ADN es el de ser portador y transmisor entre generaciones de información genética. El ADN a menudo es comparado a un manual de instrucciones, ya que este contiene las instrucciones para construir otros componentes de las células, como moléculas de ARN y proteína. Los segmentos de ADN que llevan esta información genética se llaman genes, pero otras secuencias de ADN tienen funciones estructurales, o están implicadas en la regulación del empleo de esta información genética.

De izquierda a derecha, las estructuras de ADN A, B y Z

De izquierda a derecha, las estructuras de ADN A, B y Z

Químicamente, el ADN es un largo polímero de unidades simples llamadas nucleótidos, con un armazón hecho de azúcares y grupos de fosfato unidos alternativamente entre sí mediante enlaces de tipo éster. Conectado a cada azúcar está cada uno de los cuatro tipos de moléculas llamadas bases nitrogenadas. La disposición secuencial de estas cuatro bases a lo largo de la cadena es la que codifica la información. Esta información es leída usando el código genético, que especifica la secuencia de los aminoácidos de las proteínas. El código es interpretado copiando los tramos de ADN en un ácido nucleico relacionado, el ácido ribonucleico (ARN), en un proceso llamado transcripción.

Dentro de las células, el ADN está organizado en estructuras llamadas cromosomas. Estos cromosomas se duplican antes de que las células se dividan, en un proceso llamado replicación de ADN. Los organismos Eukaryota (animales, plantas, y hongos) almacenan la inmensa mayoría de su ADN dentro del núcleo celular y una mínima parte en los ornánulos celulares mitocondrias, y en los cloroplastos en caso de tenerlos; mientras que en procarióticas (las bacterias y archaeas) se encuentra en el citoplasma de la célula. Las proteínas cromáticas como las histonas comprimen y organizan el ADN dentro de los cromosomas. Estas estructuras compactas dirigen las interacciones entre el ADN y otras proteínas, ayudando al control de las partes del ADN que son transcritas. Fue aislado por primera vez a partir del pus de vendas quirúrgicas deshechadas en 1869 por el médico suizo Friedrich Miescher.

Basado en la experiencia diaria - y después de todo, si la ciencia se supone está basada en la experiencia - se puede argumentar lógicamente que la vida fue creada por un agente inteligente.

Adaptado de: http://cadaestudiante.com/articulos/provino.html

Fuentes:

  • http://cadaestudiante.com/
  • http://Wikipedia.com/

Comentarios (6)

ARGUMENTO DE DISEÑO INTELIGENTE

ARGUMENTO DE DISEÑO
DISEÑO INTELIGENTE

Al leer la argumentación de diseño que uso en esta sección tengan en cuenta que acepto la evolución biológica como un hecho científico. La separación que establecen muchos materialistas y representantes del movimiento de diseño inteligente entre evolución biológica y argumento de diseño me parece una falacia del tipo falsa dicotomía.

Introducción y posicionamiento

Argumento de Diseño clásico

Ciencia y Diseño: presupuestos de la ciencia y argumento de diseño

Argumento de Diseño hipotético-deductivo

¿Puedes demostrar que el universo o la realidad NO responde a un diseño?

El error del Dios de los agujeros
Chomsky, lenguaje, serie Fibonacci, Selección natural y falacia Ad Ignorantiam

Objeciones
al argumento del diseño

Paley, diseño y Evolución (I)

Paley,diseño y Evolución (II)

El mono de Richard Dawkins

Inteligencia,azar y fuerzas ciegas

—–

¿Es la ciencia un resultado de creer en Dios? (1)

—-

Diálogo: objeciones al argumento diseño hipotético-deductivo

Diálogo: objeciones a la hipótesis de diseño h-d y falacias

—–

¿Qué es inteligencia?

¿Cómo detectar inteligencia o D.I.?

Detectar diseño inteligente (I)

Detectar diseño inteligente (II)

Ciencia y Diseño
(William A. Demsky)

ADN e INFORMACIÓN (I)
(Dr. Thaxton)

ADN e INFORMACIÓN (II)
(Dr. Thaxton)
—–

Importancia de la inteligencia en el cosmos

Sistemas e Inteligencia

Problemas de los ateos con el Orden natural
(Termodinámica, M.cuántica. Caos)

2º principio de la termodinámica
(Entropía)

—–

Evolución como diseño (diálogo)

Diseño-evolución (diálogo) (I)

Diseño-evolución (diálogo) (II)

—–

MULTIUNIVERSOS
Origen del universo y ajuste fino

Hecho a la medida

EXTRATERRESTRES, SETI Y ATEOS
(sección)

Problemas con las analogías: ¿Es el código genético un lenguaje?
(Noam Chomsky)

http://deismo.iespana.es/

Comentarios (2)

Ciencia y religión en EEUU

Ciencia y religión en EEUU

Abril 30, 2008

El genetista de origen español, aunque afincado en California Francisco J. Ayala, es, además de profesor de genética, sacerdote dominico. Lleva años combatiendo en su país contra el fenómeno del creacionismo y el diseño inteligente. O mejor dicho, lucha para que estos conceptos religiosos no sean enseñados en clase de ciencias de las escuelas públicas estadounidenses.

La Junta de Educación de Kansas votó el 11 de agosto de 1999 eliminar -con seis votos a favor y cuatro en contra- de los currículos de los colegios y escuelas estatales toda referencia al origen y evolución del universo, de los organismos y de los humanos. En los comicios del 7 de noviembre de 2000, cuatro de los seis votantes a favor de esa decisión fueron candidatos, pero tres no fueron reelegidos, precisamente por su oposición a la enseñanza de la evolución. La nueva Junta de Educación ha votado restituir la enseñanza de la evolución en las escuelas y colegios del Estado.Kansas es parte del ‘Cinturón de la Biblia’ que incorpora a la mayoría de los Estados del sur, donde predomina el fundamentalismo cristiano, sobre todo en las iglesias bautista y metodista, y en dos sectas derivadas de ellas, respectivamente, los Adventistas del Séptimo Día y la Iglesia Pentecostal.

La Declaración de Independencia de 1776 y la Constitución de 1787 son documentos eminentemente liberales, frutos del racionalismo iluminista de Jefferson, Franklin, Adams, Madison y otros fundadores de la República. Pero el persistente fundamentalismo cristiano se remonta a los primeros colonizadores de Boston y Nueva Inglaterra, llegados a partir de 1620, y a quienes se les conoce como los Peregrinos. Venían de Inglaterra y Holanda, huyendo de naciones donde se les perseguía por sus creencias religiosas fundamentalistas.

Los fundamentalistas mantienen que la Biblia debe ser interpretada literalmente. De poco sirve que teólogos y obispos, tanto católicos como protestantes, prediquen que no hay conflicto radical entre la ciencia y la fe cristiana. Juan Pablo II afirmó, en octubre de 1996, la validez científica de la teoría de la evolución en un discurso a la Academia Pontificia de Ciencias. El Papa había dicho ya en 1981: «La Biblia nos habla de los orígenes y composición del universo no para proveernos de un tratado científico, sino con el propósito de establecer las relaciones apropiadas del hombre con Dios y con el universo. Las Sagradas Escrituras tratan simplemente de declarar que el mundo fue creado por Dios, y a tal fin se expresan en los términos de la cosmología en uso en los tiempos del autor sagrado. Al mismo tiempo, la Biblia desea instruir a todos los humanos de que el mundo fue creado para el servicio del hombre y la gloria de Dios. Cualquier otra enseñanza sobre el origen y constitución del universo es ajena a las intenciones de la Biblia, cuyo propósito no es enseñarnos cómo fue creado el firmamento, sino cómo ir al cielo».

La Constitución de EE UU establece que el Estado no puede ni propugnar ni prohibir la enseñanza de ningún credo religioso. No obstante, los fundamentalistas han buscado subterfugios para promover la enseñanza de la Biblia y excluir la evolución del currículo escolar. Durante las primeras décadas del siglo XX, Tennessee, Arkansas y otros Estados promulgaron leyes prohibiendo la enseñanza de la evolución en las escuelas y colegios estatales. En 1968, el Tribunal Supremo dictaminó que tales leyes eran contrarias a la Constitución.

Una nueva estrategia de los fundamentalistas fue entonces promover leyes que mandaran que la teoría evolucionista se enseñara juntamente con la narración bíblica de la creación del mundo, pretendiendo que ésta es también una hipótesis científica. La primera de tales leyes, promulgada en Arkansas en 1981, fue declarada anticonstitucional en un juicio al que fui llamado a comparecer como testigo ‘experto’. Luisiana promulgó una ley semejante que el Tribunal Supremo declaró también contraria a la Constitución. Yo participé en esta ocasión como redactor del borrador del texto científico que ocupa la mayor parte de un documento (‘Amicus Brief’) presentado por la Academia Nacional de Ciencias.

Los fundamentalistas alegan que la evolución, como dicen los mismos científicos, es una ‘teoría’, de lo que se sigue que no tiene validez científica, pues no es un ‘hecho’. La ciencia se basa en la observación, dicen, pero nadie ha observado el origen y evolución del universo o de las especies.

Pero lo que se observa en ciencia no son las proposiciones de las teorías, sino sus consecuencias. La teoría heliocéntrica de Copérnico afirma que la Tierra gira alrededor del Sol. Nadie ha observado tal cosa, pero sí sus consecuencias numerosas. Aceptamos que la materia se compone de átomos, aunque nunca los hemos visto.

De manera semejante, la teoría de la evolución afirma, por ejemplo, que los humanos y chimpancés descienden de antepasados comunes, que vivieron hace sólo unos millones de años. Se deduce de tal proposición que las dos especies deben ser muy semejantes genéticamente, como se comprueba al observar que el 98% de nuestro ADN es idéntico al de los chimpancés, y con muchos otros experimentos.

Un error de los fundamentalistas es no reconocer que la palabra ‘teoría’ tiene significado diferente en la ciencia y en el lenguaje común. En lenguaje ordinario, ‘teoría’ significa algo con poco fundamento, como cuando digo a mis amigos que «tengo mi propia teoría sobre quién fue el asesino del presidente Kennedy». En ciencia, ‘teoría’ se refiere a una explicación científica de amplia envergadura y consecuencias importantes apoyadas por la evidencia. Así, la teoría atómica explica por qué oxígeno e hidrógeno se combinan de una manera particular, con arreglo a la fórmula H2O, que es el agua.

«Darle a cada uno su oportunidad», el sentido de lo que llaman ‘fair play’, es algo profundamente arraigado en la personalidad estadounidense. Esta inclinación a ser ‘fair’, o imparcial, predispone a los americanos a tolerar la enseñanza de ideas contradictorias. Así, en una encuesta de Zogby llevada a cabo en enero de 2001, el 57% de los americanos es partidario de que se enseñen en las escuelas tanto el creacionismo como el evolucionismo. (El 21% quiere que se enseñe sólo la evolución; el 12%, sólo el creacionismo; y el 6% no está seguro.)

En la enseñanza científica, tal imparcialidad está fuera de lugar. Vivimos en un mundo penetrado por los avances precisos de la ciencia y la tecnología: automóviles y aviones, puentes y rascacielos, teléfonos y ordenadores, medicamentos y cirugía, etcétera. Cuando tomamos un antibiótico, subimos a un avión o cruzamos un puente, contamos con que están construidos con arreglo a principios científicos: la evolución en vez del mesmerismo, el heliocentrismo en vez de la astrología, la mecánica newtoniana en vez de la teoría humoral.

La enseñanza religiosa tiene su lugar apropiado en la familia, la iglesia y los centros religiosos, pero no en las asignaturas científicas. En los colegios estatales americanos, donde debe mantenerse la imparcialidad religiosa, es posible estudiar la Biblia y las doctrinas religiosas cuando se enseña la historia de las religiones o de las ideas. La Biblia y el cristianismo han jugado un papel crucial en la historia del mundo occidental. Pero enseñar la narración del origen del universo del ‘Génesis’ como si fuera una teoría científica es un insulto tanto contra la religión como contra la ciencia.

Comentarios

Phillip E. Johnson

Phillip E. Johnson

Phillip E. Johnson (1940-) es un abogado estadounidense retirado, el más notable proponente de lo que él y otros proclaman una teoría científica alternativa a la Teoría de la Evolución Biológica, la llamada «teoría del Diseño Inteligente». Entre sus adversarios, incluido el núcleo de la comunidad científica, el «Diseño Inteligente» es visto como una argucia para soslayar los principios legales que en Estados Unidos obligan a la independencia del Estado respecto a las religiones, intentando que se enseñe como ciencia natural lo que no sería sino una nueva versión disfrazada del creacionismo.

Biografía e ideas

Nacido en Aurora (Illinois) en 1940, recibió durante su juventud formación humanística y literaria (Bachelor of Arts degree in English Literaure) en Harvard, graduándose después como abogado en Chicago. Fue ayudante del presidente del tribunal Supremo, Earl Warren. Actualmente es profesor emérito (jubilado) en la Universidad de California en Berkeley, de cuyo claustro formó parte entre 1967 y 2000. Es autor de libros de derecho, además de los textos polémicos más recientes que han hecho su fama.

Diseño Inteligente

Se le considera fundador del movimiento del Diseño Inteligente, expresión que el mismo inventó en su libro «Proceso a Darwin» (Darwin on Trial, 1991). Es cofundador y principal estratega del Centro para la Ciencia y la Cultura, dependiente del «Discovery Institute».

Johnson ha defendido la enseñanza del «Diseño Inteligente», mejor que la evolución biológica, que caracteriza como «atea», «refutada por todas las pruebas» y cuya «lógica es terrible». Es un crítico acérrimo del naturalismo metodológico, la posición filosófica que se encuentra detrás del conjunto de la ciencia moderna, que restringe su trabajo a la investigación de los fenómenos observables. En su lugar abraza una filosofía que designa como «realismo teísta». Según esta filosofía el naturalismo de la ciencia es un a priori, que descarta como hipótesis cualquier intervención sobrenatural. Ha desarrollado repetidamente este punto de vista en textos como «Derrotar al darwinismo abriendo las mentes» (Defeating Darwinism by Opening Minds).

Johnson es el autor del documento estratégico en el que se animaba a abandonar el discurso religioso en la confrontación con la ciencia, sustituyéndolo por uno «científico», en el que se pide que se enseñe en pie de igualdad en las clases de ciencias la teoría del Diseño Inteligente. La comunidad científica, fuera de algunos profesores de universidades confesionales evangélicas, no acepta que el «Diseño Inteligente» merezca el estatus de teoría científica.

VIH y SIDA

Johnson ha participado activamente en la denegación pública de las teorías dominantes en cuanto a la naturaleza y origen del SIDA, incluida la relación de dependencia causal respecto a la infección por VIH (algunos críticos incluso niegan la existencia de este virus). Tienden a alegar que no hay una correlación perfecta entre seropositividad (infección) y SIDA, salvo si los casos se definen en función de aquélla. Para Johnson «La decisión de culpar del SIDA al VIH fue una decisión política, desde luego no científica». Los motivos de creacionistas, como Philip E. Johnson, que es un «cristiano renacido» (born again christian), no pueden compararse con los de los científicos, como Peter Duesberg, que han dirigido críticas científicas hacia la ciencia estándar del SIDA, ni con los de sectores de las llamadas «medicinas alternativas» o «complementarias» que mantienen una batalla abierta con la medicina científica. Sin embargo, Johnson confiesa que su adhesión al movimiento tuvo uno de sus hitos cuando Duesberg le confió la revisión de uno de sus manuscritos antes de su publicación.[1]

Obra

Aparte manuales relacionados con el derecho, publicados durante su etapa de abogado y profesor en activo, Johnson ha publicado varios libros con gran éxito de ventas dedicados a combatir el darwinismo y promover el creacionismo, sobre todo en su variante de «diseño inteligente». La mayoría han sido publicados por una misma editorial ligada al movimiento, InterVarsity Press, que ha publicado sobre todo libros de apologética cristiana. Destacan entre sus obras:

  • Johnson, P. E. (1991). “Darwin on trial.” Regnery Gateway; Lanham, MD.
  • Johnson, P. E. (1995). “Reason in the balance : the case against naturalism in science, law & education.” InterVarsity Press, Downers Grove, Illinois.
  • Johnson, P. E. (1997). “Defeating Darwinism by opening minds.” InterVarsity Press, Downers Grove, Illinois.
  • Johnson, P. E. (1998). “Objections sustained : subversive essays on evolution, law & culture.” InterVarsity Press, Downers Grove, Illinois.
  • Johnson, P. E. (2000). “The wedge of truth : splitting the foundations of naturalism.” InterVarsity Press, Downers Grove, Illinois.
  • Johnson, P. E. (2002). “The right questions : truth, meaning & public debate.” InterVarsity Press, Downers Grove, Illinois.
  • Johnson, G. T. (2004). “Finding God in the questions : a personal journey.” InterVarsity Press, Downers Grove, Illinois.

Ediciones en español

Críticas

Se ha acusado a Johnson de deshonestidad por citar siempre los evolucionistas o de Biología de la Evolución sacando sus palabras de contexto o tergiversándolas. Por ejemplo ha sido acusado de usar equívocamente la expresión naturalismo, sin distinguir la definición ontológica de la epistemológica.

Dado que tanto los proponentes como los adversarios del «Diseño Inteligente» lo consideran el padre de este último movimiento, los que acusan a éste de ocultar un programa de propaganda religiosa detrás de un disfraz científico, han usado frecuentemente sus citas para dar sustancia a sus críticas. Se subraya especialmente su responsabilidad en la gestación de la estrategia deliberada de ocultación conocida como «Wedge Strategy» (estrategia de la cuña), dirigida a largo plazo a sustituir la vigente filosofía naturalista de la ciencia por otra sensible a la revelación divina, haciendo de la creencia en Dios parte de la ciencia.

Véase también

Notas

  1. The thinking problem in HIV science. Artículo de P.E. Johnson donde explica su vinculación con P. Duesberg.

Comentarios (1)

Richard Dawkins

Richard Dawkins


Richard Dawkins
Richard Dawkins
Richard Dawkins en una conferencia sobre su libro “El espejismo de Dios“.
Nacimiento 26 de marzo de 1941
Nairobi, Kenia
Residencia UK
Nacionalidad(es) Inglés
Campo(s) Biología evolutiva
Instituciones Universidad de Oxford
Supervisor doctoral Niko Tinbergen
Sociedades Miembro de la Royal Society
Premios destacados Sociedad Zoológica Medalla de Plata (1989)
Premio Faraday (1990)
Premio Kistler (2001)

Clinton Richard Dawkins (conocido como Richard Dawkins; nacido el 26 de marzo de 1941) es un etólogo británico, teórico evolutivo y escritor de divulgación científica que ocupa la cátedra Charles Simonyi de Difusión de la Ciencia en la Universidad de Oxford.

Nació en Nairobi en 1941 de padres británicos. Su familia volvió a Inglaterra en 1949. Fue educado en Oxford y realizó su doctorado bajo la tutela del Premio Nobel Nikolaas Tinbergen. Desde 1967 hasta 1969 fue profesor adjunto en la Universidad de California, Berkeley.

Dawkins ganó fama con su libro El gen egoísta, publicado en 1976, que popularizó la visión de la evolución enfocada desde los genes, e introdujo los términos meme y memética. En 1982 hizo una contribución original a la ciencia de la evolución con la teoría presentada en su libro El fenotipo extendido, que afirma que los efectos fenotípicos no están limitados al cuerpo de un organismo, sino que pueden extenderse más allá en el ambiente, incluyendo los cuerpos de otros organismos. Desde entonces ha escrito varios libros muy populares sobre la evolución, y ha aparecido en varios programas de la televisión británica sobre biología evolutiva, creacionismo y religión.

Dawkins es ateo, humanista, escéptico, prominente miembro del movimiento bright y –como comentarista de ciencia, religión y política– está entre los intelectuales públicos más conocidos del mundo en lengua inglesa. En referencia al epíteto de “bulldog de Darwin” que se le daba a Thomas Huxley, la defensa apasionada de Dawkins de la evolución le ha ganado el apelativo de “rottweiler de Darwin”.

Vida personal

Dawkins nació el 26 de marzo de 1941, y recibió el nombre de Clinton Richard Dawkins.[1] en Nairobi, Kenia, donde su padre, Clinton John Dawkins, era granjero y anteriormente soldado en tiempo de guerra, llamado del servicio colonial en Nyasaland (ahora Malawi).[2] Los padres de Dawkins eran de una rica clase media alta. Su padre era descendiente de la familia Clinton, que ostentaba el Condado de Lincoln, y su madre era Jean Mary Vyvyan Dawkins (de soltera Ladner). Ambos estaban interesados en las ciencias naturales y contestaban a las preguntas del joven Dawkins en términos más científicos que anecdóticos o sobrenaturales.[3]

Dawkins describe su infancia como “una educación anglicana normal”,[4] pero revela que empezó a dudar de la existencia de Dios cuando tenía unos nueve años. Más tarde se reconvirtió persuadido por el argumento del diseño, aunque empezó a pensar que los usos y costumbres de la Iglesia de Inglaterra eran “absurdos”, y tenían que ver más con dictar moral que con Dios. Cuando, a los dieciséis años, entendió mejor lo que era la evolución, cambió de nuevo su posición religiosa porque pensaba que la evolución podía dar cuenta de la complejidad de la vida en términos puramente materiales, y por tanto no era necesario un diseñador.[4]

Se casó con Marian Stamp en 1967 pero se divorciaron en 1984. Más tarde, ese mismo año, Dawkins se casó con Eve Barham –con quien tuvo una hija, Juliet– pero posteriormente se divorciaron también. En 1992 se casó con la actriz Lalla Ward.[5] Dawkins la conoció a través de un amigo mutuo, Douglas Adams, que trabajaba con Ward en la serie de ciencia ficción de la BBC Doctor Who. Ward ha ilustrado varios libros de Dawkins.

Carrera

Dawkins se trasladó a Inglaterra con sus padres cuando tenía ocho años y asistió al colegio Oundle. Luego estudió zoología en el Balliol College, Oxford, donde fue alumno del etólogo ganador de un Premio Nobel Nikolaas Tinbergen. Obtuvo el Bachelor of Arts de segunda clase en zoología en 1962, seguido de un Master of Arts y Doctor en Filosofía en 1966.[1]

Entre 1967 y 1969, Dawkins fue profesor adjunto de zoología en la Universidad de California, Berkeley. En 1970 fue designado conferenciante y en 1990 reader de zoología en la Universidad de Oxford. En 1995 pasó a ejercer la cátedra Charles Simonyi de Difusión de la Ciencia, un puesto dotado por Charles Simonyi con la intención expresa de que Dawkins fuera su primer ocupante.[6] Ha sido miembro del New College, Oxford desde 1970.[7] Ha ofrecido varias conferencias inaugurales, incluyendo la Henry Sidgwick Memorial Lecture (1989), la primera Erasmus Darwin Memorial Lecture (1990), la Michael Faraday Lecture (1991) (editada recientemente en DVD con el nombre de “Growing Up In The Universe”), la T.H. Huxley Memorial Lecture (1992), la Irvine Memorial Lecture (1997), la Sheldon Doyle Lecture (1999), la Tinbergen Lecture (2000) y la Tanner Lecture (2003).[1]

Dawkins ha sido editor de cuatro revistas científicas, y fundó Episteme Journal en 2002. También ha actuado como consejero editorial en nueve publicaciones, incluyendo la Enciclopedia Encarta y la Encyclopedia of Evolution. Escribe una columna para la revista Free Inquiry del Council for Secular Humanism y figura como senior editor. También ha sido presidente de la sección de ciencias biológicas de la British Association for the Advancement of Science, y figura como consejero de varias organizaciones más. Formó parte de varios jurados de premios tan diversos como el Premio Faraday de la Royal Society y el British Academy Television Awards. En 2004 el Balliol College de Oxford creó el Dawkins Prize, concedido a la “investigación destacada en la ecología y el comportamiento de los animales cuyo bienestar y supervivencia pueden estar en peligro por las actividades humanas”.[8]

En 2005, la revista Discover se refirió a Dawkins como el “rottweiler de Darwin”,[9] una descripción que más tarde adoptaron Radio Times[10] y Channel 4, en referencia al epíteto “bulldog de Darwin” dado al defensor de Darwin del siglo XIX Thomas Henry Huxley. También sugiere una comparación con el papa Benedicto XVI que, siendo el Cardenal Ratzinger, era conocido como “el rottweiler de Dios”.

En 2006, Dawkins fue invitado a participar en una charla de TED (Conference) Esta conferencia reúne a destacadas personalidades de la comunidad global, provenientes de actividades diversas.

Obra

Biología evolutiva

Dawkins es más conocido quizás por la popularización de la visión de la evolución centrada en los genes –una visión claramente proclamada en sus libros El gen egoísta (1976), donde afirma que “toda la vida evoluciona por la supervivencia diferencial de los entes replicadores“, y El fenotipo extendido (1982), donde describe la selección natural como “el proceso por el que los replicadores se propagan a expensas de otros“. Como etólogo interesado en el comportamiento animal y su relación con la selección natural, defiende la idea de que el gen es la principal unidad de selección de la evolución.

En sus libros, Dawkins usa la imagen del cubo de Necker para explicar que la visión genocéntrica no es una revolución científica, sino simplemente una nueva forma de visualizar la evolución. El cubo de Necker, una línea bidimensional que representa un cubo, es interpretada por el cerebro como una de las dos posibles formas tridimensionales. Dawkins argumenta que la visión genocéntrica es un modelo útil de la evolución para algunos propósitos, pero que la evolución sigue pudiéndose entender y estudiar en términos de individuos y poblaciones.

La visión genocéntrica también proporciona una base para comprender el altruismo. El altruismo parece en primera instancia una paradoja, ya que ayudar a otros consume recursos preciosos –posiblemente la propia salud y la propia vida–, reduciendo así la propia aptitud. Anteriormente, esto fue intepretado por muchos como un aspecto de la selección de grupo, esto es, los individuos hacían lo mejor para la supervivencia de la población o la especie. Pero William Donald Hamilton utilizó la visión gen-centrista para explicar el altruismo en términos de la aptitud inclusiva y la selección de parentesco, esto es, los individuos se comportan altruistamente hacia sus parientes cercanos, que comparten muchos de sus genes.[11] (El trabajo de Hamilton aparece frecuentemente en los libros de Dawkins, y ambos se hicieron amigos en Oxford; tras su muerte en 2000, Dawkins escribió su obituario y organizó un oficio conmemorativo secular.[12] ) De manera similar, Robert Trivers, pensando en términos de un modelo gen-centrista, desarrolló la teoría del altruismo recíproco, por el que un organismo proporciona un beneficio a otro con la expectativa de una futura reciprocidad.[13]

Los críticos de la visión de Dawkins sugieren que tomar el gen como la unidad de la selección es erróneo, pero que el gen podría describirse como la unidad de la evolución. El razonamiento es que en un suceso de selección, un individuo bien fracasa o bien tiene éxito a la hora de sobrevivir y reproducirse, pero a lo largo del tiempo son las proporciones de los alelos las que cambian.[14] En El gen egoísta, sin embargo, Dawkins explica que está usando la definición de gen de George C. Williams como “aquello que se separa y recombina con frecuencia apreciable“.[15] De manera similar, frecuentemente se argumenta que los genes no pueden sobrevivir solos, sino que deben cooperar para construir un individuo,[16] pero en El fenotipo extendido, Dawkins argumenta que a causa de la recombinación genética y la reproducción sexual, desde el punto de vista de un gen individual, todos los demás genes son parte del entorno al que este está adaptado. La recombinación es un proceso que ocurre durante la meiosis, en el que pares de cromosomas se cruzan para intercambiar segmentos de ADN. Estas secciones son los “genes” a los que se refieren Dawkins y Williams. Otros críticos de la visión de la herencia “centrada en los genes” señalan a la herencia epigenética como un mencanismo importante de la evolución.[17] [18]

En la controversia sobre las interpretaciones de la evolución (las famosas Guerras de Darwin), una facción se alinea a menudo con Dawkins y la rival lo hace con Stephen Jay Gould. Esto refleja la eminencia de ambos como difusores de puntos de vista enfrentados, más que porque alguno de ellos sea el paladín más sustancial y extremo de estas posiciones. En particular, Dawkins y Gould han sido destacados comentaristas de la controversia sobre la sociobiología y la psicología evolutiva, en la que Dawkins generalmente ha sido aprobatorio y Gould crítico.[19] Un ejemplo típico de la posición de Dawkins es su cáustica crítica (1985) de No en nuestros genes, de Rose, Kamin y Lewontin.[20] Dos pensadores considerados del mismo lado de Dawkins son el psicólogo evolutivo Steven Pinker y el filósofo Daniel Dennett, que han promovido la visión genocéntrica de la evolución y defendido el reduccionismo en la biología.[21]

Memética

Dawkins acuñó el término meme (análogo al de gen) para describir cómo se podrían extender los principios de Darwin para explicar la difusión de ideas y fenómenos culturales, lo que engendró la teoría de la memética. Aunque lanzó la idea original en El gen egoísta, Dawkins ha dejado que otros autores, como Susan Blackmore, la expandan.[22] La memética, la selección de genes y la sociobiología han sido criticadas por ser demasiado reduccionistas por pensadores tales como la filósofa Mary Midgley, con quien Dawkins ha debatido desde finales de los 70.[23] En un artículo de la revista Philosophy, Midgley afirmó que debatir con Dawkins sería tan innecesario como “romper una mariposa con una rueda” (aforismo equivalente al español “matar una mosca a cañonazos”).[24] Dawkins replicó que esa afirmación sería “difícil de encajar en una revista respetable por su prepotente condescendencia hacia un colega académico”.[25]

Aunque Dawkins acuñó el término independientemente, nunca ha afirmado que la idea de meme fuera nueva –ha habido términos similares para ideas similares en el pasado. John Laurent, en The Journal of Memetics, ha sugerido que el propio término “meme” puede ser derivado del trabajo del poco conocido biólogo alemán Richard Semon. En 1904, Semon publicó Die Mneme (que fue publicado en inglés como The Mneme en 1924). Su libro trataba de la transmisión cultural de las experiencias, algo que parece paralelo a las ideas de Dawkins. Laurent también encontró el uso del término “mneme” en The Soul of the White Ant (1927), de Maurice Maeterlinck, y resaltó las similitudes con el concepto de Dawkins.

Creacionismo

Dawkins es un conocido crítico del creacionismo, al que describe como una “falsedad ridícula y estupidizadora”.[26] Su libro El relojero ciego es una crítica al argumento del diseño, y sus otros libros de divulgación científica suelen tocar el tema. A recomendación de su fallecido colega Stephen Jay Gould, Dawkins rechaza participar en debates con creacionistas, porque eso les daría el “oxígeno de la respetabilidad” que pretenden. Argumenta que a los creacionistas “no les importa ser vencidos con un argumento. Lo que les importa es que les damos reconocimiento al molestarnos en argumentar con ellos en público”.[27] Sin embargo, Dawkins tomó parte en el Huxley Memorial Debate de la Oxford Union en 1986, en el que junto a John Maynard Smith venció a sus adversarios creacionistas por 198 votos a 115.[28]

En una entrevista con Bill Moyers en diciembre de 2004, Dawkins afirmó que “entre todas las cosas que conoce la ciencia, la evolución es tan cierta como cualquier cosa que sepamos”. Cuando Moyers le preguntó después “¿Es la evolución una teoría, no un hecho?”, Dawkins contestó: “La evolución se ha observado. Es sólo que no se ha observado mientras estaba ocurriendo”.[29]

Religión

Dawkins es un ferviente y abierto ateo, Miembro Honorario de la National Secular Society,[30] vicepresidente de la British Humanist Association y Partidario Distinguido de la Sociedad Humanista de Escocia. En su ensayo “Los virus de la mente“, sugirió que la teoría memética podría analizar y explicar el fenómeno de la creencia religiosa y algunas características comunes de las religiones organizadas, como la creencia en que a los impíos les espera un castigo. En 2003, la Atheist Alliance instituyó el Richard Dawkins Award en su honor. Dawkins es conocido por su desprecio hacia el extremismo religioso, desde el terrorismo islamista al fundamentalismo cristiano, pero también ha discutido con creyentes liberales y científicos religiosos,[4] incluyendo muchos que de otra manera se habrían acercado a él en su lucha contra el creacionismo, como el biólogo Kenneth Miller[9] , y el Obispo de Oxford. Richard Harries,[31]

Dawkins sigue siendo una figura prominente en el debate público contemporáneo sobre temas relacionados con la ciencia y la religión. Considera a la educación y la concienciación como herramientas primarias para oponerse al dogma religioso. Estas herramientas incluyen la lucha contra ciertos estereotipos, y también ha adoptado el término positivo “bright” como una manera de aportar connotaciones positivas a los partidarios de una visión del mundo naturalista.[32] Dawkins hace notar que las feministas han tenido éxito al hacernos sentir vergüenza cuando empleamos rutinariamente la palabra “él” en lugar de “ella”; de manera similar, sugiere, una frase como “niño católico” o “niño musulmán” debería verse como algo tan impropio como, por ejemplo, “niño marxista”. Poco después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, cuando le preguntaron en qué podría haber cambiado el mundo, Dawkins respondió:

Muchos de nosotros veíamos a la religión como una tontería inofensiva. Puede que las creencias carezcan de toda evidencia pero, pensábamos, si la gente necesitaba un consuelo en el que apoyarse, ¿dónde está el daño? El 11 de septiembre lo cambió todo. La fe revelada no es una tontería inofensiva, puede ser una tontería letalmente peligrosa. Peligrosa porque le da a la gente una confianza firme en su propia rectitud. Peligrosa porque les da el falso coraje de matarse a sí mismos, lo que automáticamente elimina las barreras normales para matar a otros. Peligrosa porque les inculca enemistad a otras personas etiquetadas únicamente por una diferencia en tradiciones heredadas. Y peligrosa porque todos hemos adquirido un extraño respeto que protege con exclusividad a la religión de la crítica normal. ¡Dejemos ya de ser tan condenadamente respetuosos![33]

En enero de 2006, Dawkins presentó un documental de dos capítulos en Channel 4 titulado The Root of All Evil? (¿La raíz de todo el mal?), abordando lo que él ve como la influencia maligna de la religión organizada en la sociedad. Los críticos alegaron que el programa dedicaba demasiado tiempo a figuras marginales y extremistas, y que el estilo de confrontación de Dawkins no ayuda a su causa.[34] [35] Dawkins, sin embargo, rechazó estas afirmaciones, replicando que el número de retransmisiones religiosas moderadas en los medios diarios suponían un equilibrio adecuado para los extremistas.[36] Sugirió, además, que alguien considerado “extremista” en un país religiosamente moderado bien podría ser considerado “convencional” en uno religiosamente conservador.[37] Richard Dawkins también ha comenzado la Out Campaign.

Dawkins se ha opuesto con firmeza a la enseñanza del diseño inteligente en las clases de ciencia. Ha descrito al diseño inteligente como “no un argumento científico en absoluto, sino religioso”[38] y es un duro crítico de la organización pro-creacionismo Truth in Science. Dawkins ha declarado que la publicación de su libro de septiembre de 2006, El espejismo de Dios, es “probablemente la culminación” de su campaña contra la religión.[39] Dawkins fue un ponente especial en la conferencia de noviembre de 2006 Beyond Belief: Science, Religion, Reason and Survival.

Richard Dawkins en una conferencia en Reykjav�k, Islandia, 24 de junio de 2006, fotograf�a de Matthias Asgeirsson.

Richard Dawkins en una conferencia en Reykjavík, Islandia, 24 de junio de 2006, fotografía de Matthias Asgeirsson.

El teólogo de Oxford y doctor en biofísica Alister McGrath, promotor de la «teología científica» y autor de Dawkins’ God: Genes, Memes, and the Meaning of Life (El Dios de Dawkins: genes, memes y el sentido de la vida) y The Dawkins Delusion?, ha acusado a Dawkins de ser un ignorante acerca de la teología cristiana,[40] y de caracterizar falsamente a la gente religiosa en general. McGrath afirma que Dawkins se ha hecho famoso más por su retórica que por sus razonamientos, y que no existe una base clara para la hostilidad de Dawkins hacia la religión.[41] En respuesta, Dawkins afirma que su posición es que la teología cristiana es vacua, y que la única área de la teología que podría llamar su atención sería la afirmación de poder demostrar la existencia de Dios. Dawkins critica a McGrath por no aportar ningún argumento para apoyar sus creencias, aparte del hecho de que no se pueden falsar. Dawkins tuvo un extenso debate con McGrath en el Festival Literario de 2007 del Sunday Times (podcast). Otro filósofo cristiano, Keith Ward, explora temas similares en su libro Is Religion Dangerous?, argumentando en contra de la opinión de Dawkins y otros de que la religión es socialmente peligrosa. También se han realizado críticas a El espejismo de Dios por parte de filósofos profesionales como el profesor John Cottingham, de la Universidad de Reading.[42] Otros, como Margaret Somerville,[43] han sugerido que Dawkins “exagera su caso contra la religión“,[44] y afirma que los conflictos globales continuarían sin religión por factores como la presión económica o la disputa de tierras. Sin embargo, los defensores de Dawkins afirman que los críticos no entienden el argumento de Dawkins. Durante un debatie en Radio 3 Hong Kong, David Nicholls, presidente de la Atheist Foundation of Australia, afirmó que Dawkins no dice que la religión es la fuente de todo el mal del mundo. Es, en cambio, una “parte innecesaria de lo malo”.[45] El propio Dawkins ha dicho que sus objeciones a la religión no son sólo que causa guerras y violencia, sino también le da a la gente una excusa para mantener creencias que no están basadas en la evidencia.[46] Además, ha afirmado que aunque la religión no sea la causa principal de muchas guerras, los asesinatos y los ataques terroristas, “es la principal etiqueta, y la más peligrosa, por la que puede identificarse un ‘ellos’, en oposición a un ‘nosotros’. Ni siquiera estoy afirmando que la religión sea la única etiqueta por la que identificamos a las víctimas de nuestro prejuicio. También están el color de la piel, el lenguaje, y la clase social. Pero, a menudo, como en Irlanda del Norte, éstas no se aplican, y la religión es la única etiqueta divisoria que hay”.[47]

Dawkins piensa que “la existencia de Dios es una hipótesis científica como cualquier otra“.[48] No está de acuerdo con la idea de Stephen Jay Gould de los “magisterios no superpuestos” (NOMA) y con ideas similares propuestas por Martin Rees relativas a la coexistencia sin conflictos entre la ciencia y la religión, calificando a la primera de “positivamente supina” y “un ardid puramente político para ganarse a la gente religiosa [...] al bando de la ciencia”.[49] Con respecto a la afirmación de Rees en Our Cosmic Habitat de que “tales cuestiones están fuera del alcance de la ciencia, sin embargo: están en el dominio de los filósofos y los teólogos”, Dawkins replica que “¿qué capacidad pueden ofrecer los teólogos a las cuestiones cosmológicas profundas que no pueda la ciencia?”.[50] [51] Rees ha sugerido que el ataque de Dawkins incluso a la religión convencional no es de ayuda,[52] y Robert Winston ha dicho que Dawkins “trae el oprobio sobre la ciencia[53]

Los críticos a Dawkins, también científicos y filósofos no creyentes, le reprochan sobre todo que alguien que quiere atacar a la teología debería hacer el esfuerzo de saber algo de ella, pero no es el caso.[54]

H. Allen Orr, biólogo evolucionista, afirma que, si hay que condenar los pecados cometidos en nombre de la religión, el ateísmo debe ser juzgado con los mismos estándares. “Dawkins tiene difícil explicar un doble hecho: que el siglo XX fue un experimento de secularismo, y que el resultado fue un mal secular, un mal mucho más espectacular y violento que cualquiera anterior”.[55] Ante este tipo de argumentos, Dawkins ha contestado primero que Hitler nunca abandonó su catolicismo romano[47] [56] y que Stalin, aunque era ateo, no cometió sus atrocidades en nombre del ateísmo, de la misma manera que “Hitler y Stalin tenían bigote, pero no decimos que fueron sus bigotes los que les hicieron malvados”.[56]

De los “buenos científicos que son religiosos sinceramente”, Dawkins nombra a Arthur Peacocke, Russell Stannard, John Polkinghorne, y Francis Collins, pero dice que “sigo desconcertado [...] por su creencia en los detalles de la religión cristiana“.[57]

Otras áreas

Richard Dawkins hablando en la librer�a Kepler's Books, Menlo Park, California, 29 de octubre de 2006.

Richard Dawkins hablando en la librería Kepler’s Books, Menlo Park, California, 29 de octubre de 2006.

En su papel de profesor de difusión de la ciencia, Dawkins ha sido un duro crítico de la pseudociencia y la medicina alternativa. Su popular libro Destejiendo el arco iris aborda la afirmación de John Keats –que al explicar el arcoiris, Isaac Newton había reducido su belleza– y le da la vuelta. El espacio profundo, los miles de millones de años de evolución de la vida y los trabajos microscópicos de la biología y le herencia, asegura Dawkins, contienen más belleza y maravilla que los mitos y la pseudociencia.[58] Dawkins escribió el prefacio del libro póstumo de John Diamond, Snake Oil, un libro dedicado a desenmascarar a la medicina alternativa, en el que afirmaba que la medicina alternativa es dañina, aunque sólo sea porque distrae a los pacientes de los tratamientos convencionales más exitosos, y porque le da a la gente falsas esperanzas.[59] Dawkins afirma que “No hay medicina alternativa. Sólo hay medicina que funciona y medicina que no funciona.”[60]

Dawkins ha expresado una preocupación maltusiana sobre el crecimiento exponencial de la población humana y el problema de la superpoblación.[61] En El gen egoísta Dawkins introdujo brevemente el concepto de crecimiento exponencial de la población, con el ejemplo de América latina que, en el momento en que escribió el libro, tenía una población que se doblaba cada cuarenta años. Las soluciones propuestas por Dawkins pueden describirse típicamente como humanistas, y se muestra crítico con las actitudes católicas con respecto a la planificación familiar y el control de población, afirmando que los líderes que prohíben la anticoncepción y “expresan una preferencia por los métodos ‘naturales’ de limitación de la población” acabarán propiciando un método de limitación demográfica igualmente natural: las hambrunas que seguirían a la superpoblación.[62]

Como defensor del Proyecto Gran Simio –un movimiento para extender los derechos humanos a todos los grandes simios–, Dawkins contribuyó con un artículo al libro Great Ape Project titulado Gaps In The Mind, en el que critica a las actitudes morales de la sociedad contemporánea por basarse en una “imperativa discontinua y especista”.[63]

Dawkins también comenta regularmente en periódicos y weblogs sobre asuntos políticos contemporáneos; las opiniones que ha expresado incluyen una oposición a la invasión de Irak de 2003,[64] al programa británico de misiles submarinos nucleares Trident,[65] y al presidente de EEUU George W. Bush.[66] Varios de estos artículos están incluidos en El capellán del diablo, una antología de artículos sobre ciencia, religión y política.

Premios y reconocimientos

Dawkins posee doctorados honorarios en ciencia por la Universidad de Westminster, la Universidad de Durham[67] y la Universidad de Hull, y es doctor honorario de la Open University.[1] También posee doctorados honorarios en letras por la Universidad de St Andrews y la Australian National University, y fue elegido Miembro de la Royal Society of Literature en 1997 y de la Royal Society en 2001.[1] Es vicepresidente de la Asociación Humanista Británica y presidente de honor de la Sociedad Filosófica Universitaria del Trinity College.

Entre otros premios también ha ganado el Royal Society Literature Award (1987), el Literary Prize de Los Angeles Times (1987), la Medalla de Plata de la Sociedad Zoológica de Londres (1989), el Premio Michael Faraday (1990), el Premio Nakayama (1994), el Premio Humanista del Año (1996), el quinto Premio International Cosmos (1997), el Premio Kistler (2001), la Medalla de la Presidencia de la República Italiana (2001) y la Medalla Kelvin Bicentenaria (2002).[1] En 2005, la organización Alfred Toepfer Stiftung de Hamburgo le concedió el Premio Shakespeare en reconocimiento a su “presentación concisa y accesible del conocimiento científico”.[68] Dawkins fue Autor del Año de 2007 en los British Book Awards.[69]

Dawkins encabezó la lista de 2004 de los 100 mejores intelectuales británicos de la revista Prospect, por decisión de los lectores, recibiendo el doble de votos que el siguiente clasificado.[70] En 1995, Dawkins fue invitado al Desert Island Discs, un programa de música de BBC Radio 4[1]

La Alianza Atea Internacional otorga desde el 2003 el Premio Richard Dawkins, en honor a la labor de Richard Dawkins.

Además, fue elegido por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes del mundo en 2007.

Libros

Notas y referencias

  1. a b c d e f g Richard Dawkins, 2006. Curriculum Vitae. (PDF).
  2. John Catalano, 1995. Biografía de Richard Dawkins. World of Dawkins.
  3. BBC News Online, 2001-10-12. “Richard Dawkins: The foibles of faith.”
  4. a b c Jonathan Miller, Richard Dawkins & Richard Denton (director), 2003. The Atheism Tapes: Richard Dawkins. BBC Four television. Transcripción no oficial.
  5. Robin McKie, 2004. “Doctor Zoo.” The Guardian.
  6. Aims of the Simonyi Professorship (2004-09-10). Consultado el 2006-12-01.
  7. Simonyi Professorship, 2006. Prof. Richard Dawkins.
  8. Balliol College News. The Dawkins Prize.
  9. a b Stephen S. Hall, 2005. “Darwin’s Rottweiler.” Revista Discover.
  10. Radio Times, 2006-01-02. p. 27.
  11. W.D. Hamilton, 1964. “The genetical evolution of social behaviour I and II.” Journal of Theoretical Biology 7: 1-16 y 17-52.
  12. Richard Dawkins, 2000. “de Dawkins: Bill Hamilton.” The Independent, 2000-03-10.
  13. Robert Trivers, 1971. “The evolution of reciprocal altruism.” Quarterly Review of Biology. 46: 35-57.
  14. Gabriel Dover, 2000. Querido señor Darwin. Siglo XXI, ISBN 968-23-2413-0.
  15. George C. Williams, 1966. Adaptation and Natural Selection. Princeton University Press, ISBN 0-691-02615-7.
  16. Ernst Mayr, 2000. What Evolution Is. Basic Books, ISBN 0-465-04426-3.
  17. Robert Winston Greatest Minds lecture en la Universidad de Dundee
  18. Robert Winston interview en The Guardian, 25 de abril de 2007 - hay que tener en cuenta que, sin embargo, este breve comentario de The Guardian no se refiere a los comentarios sobre epigenética que se dieron en la conferencia de Winston
  19. Henry Morris, 2001. The Evolutionists. Henry Holt & Company, ISBN 0-7167-4094-X.
  20. Richard Dawkins, 1985. “Sociobiología: el debate continúa.” New Scientist, 1985-01-24.
  21. Daniel Dennett, 1995. La peligrosa idea de Darwin. Galaxia Gutenberg, ISBN 84-226-8036-X.
  22. Susan Blackmore, 1999. La máquina de los memes. Paidos Ibérica S.A., ISBN 84-493-0967-0.
  23. Mary Midgley, 2000. Science and Poetry. Routledge.
  24. Mary Midgley, 1979. “Gene Juggling.” Philosophy 54, no. 210, pp. 439-458.
  25. Ophelia Benson, 2003. “About Butterflies and Wheels.” ButterfliesAndWheels.com.
  26. Richard Dawkins, 2002. “A Scientist’s View.” The Guardian.
  27. Richard Dawkins, 2003. A Devil’s Chaplain. Weidenfeld & Nicolson, p. 256.
  28. John Durant, n.d. “Una perspectiva histórico-crítica de los argumentos sobre evolución y creación.” De Evolution and Creation: A European perspective, Svend Anderson & Arthur Peacocke Eds. Aarhus, DK: Aarhus Univ. Press. pp. 12-26.
  29. Bill Moyers et al, 2004. “Now with Bill Moyers.” PBS.
  30. Our Honorary Associates. National Secular Society (2005). Consultado el April 21de 2007.
  31. Richard Dawkins, 2006. The Root of All Evil? y con filósofos ateos, como Michael Ruse, que consideran contraproducente, por radical, su manera de batallar.
  32. Richard Dawkins, 2003. “The Future Looks Bright.” The Guardian.
  33. The Guardian, 2001-10-11 “Has the world changed?.” The Guardian.
  34. Howard Jacobson, 2006. “Nothing like an unimaginative scientist to get non-believers running back to God.” The Independent.
  35. Ron Ferguson, 2006. “What a lazy way to argue against God.” The Herald.
  36. Richard Dawkins, 2006. “Diary.” New Statesman.
  37. Richard Dawkins, 2006. “Diary.” New Statesman. Retrieved March 25, 2007.
  38. The Guardian, 2001-10-11 “One side can be wrong.” The Guardian. Accessed 2006-12-21.
  39. Heaven can wait Interview with Clive Cookson, FT Magazine Dec 16 2006. Retrieved March 25, 2007.
  40. McGrath, Alister (2004). Dawkins’ God: Genes, Memes, and the Meaning of Life. Oxford, England: Blackwell, 81.
  41. Marianna Krejci-Papa, 2005. “Taking On Dawkins’ God:An interview with Alister McGrath.” Science & Theology News, 2005-04-25.
  42. Flawed case for the prosecution“, ‘The God Delusion’ reviewed in ‘The Tablet’, 2006-10-19.
  43. Aiming for knockout blow in god wars. The Sydney Morning Herald (2007-05-24). Consultado el 2007-05-27.
  44. Easterbrook, Gregg. Does God Believe in Richard Dawkins?. Beliefnet. Consultado el 2007-05-26.
  45. http://www.rthk.org.hk/rthk/radio3/backchat/20070404.html
  46. http://www.scpr.org/programs/pattmorrison/index.shtml
  47. a b Richard Dawkins, 2001, “Es hora de levantarse“.
  48. Richard Dawkins, 2006. The God Delusion. p. 50.
  49. David Van Biema. “God vs. Science.” Time. Nov. 13, 2006
  50. Richard Dawkins “Cuando la religión pisa el césped de la cienciaFree Inquiry magazine, Volumen 18, número 2. Accedida el 1 de julio de 2007.
  51. Richard Dawkins, 2006. The God Delusion. pp. 55-56.
  52. Artículo en The Guardian sobre Martin Rees discutiendo con Dawkins en el Hay on Wye Festival el 29 de mayo de 2007
  53. Royal Society Noticia de Science in the News citando una [[noticia de The Independent, agosto de 2006. Este breve artículo sugiere que la razón era “por su poca disposición por abracar la espiritualidad”, pero en una discusión con Dawkins en el Today programme, Winston afirmó que era un enfoque condescendiente. Entrevista aquí (transcripción sin corregir aquí)
  54. Peter Steinfels, 2007. “Books on atheism garner criticism from unlikely places.” International Herald Tribune, 2007-03-06.
  55. H. Allen Orr, 2007. “A Mission to Convert.” The New York Review of Books.
  56. a b Entrevista de Bill O’Reilly a Richard Dawkins en The O’Reilly Factor
  57. Richard Dawkins, 2006. The God Delusion. p. 99.
  58. Richard Dawkins, 1998. Unweaving The Rainbow. Penguin.
  59. John Diamond, Richard Dawkins (foreword) & Dominic Lawson (ed), 2001. Snake Oil and Other Preoccupations. Vintage.
  60. Richard Dawkins, 2003. A Devil’s Chaplain. Weidenfeld & Nicolson.
  61. David A. Coutts, 2001. “Dawkins: An exponentialist view.”
  62. Richard Dawkins, 1989. The Selfish Gene, 2nd ed. Oxford University Press.
  63. Richard Dawkins, 1993. “Gaps In The Mind.” En The Great Ape Project, Paola Cavalieri & Peter Singer eds. London: Fourth Estate.
  64. Richard Dawkins, 2003. “Bin Laden’s victory”, The Guardian, 2003-03-22. Retrieved March 25, 2007.
  65. Richard Dawkins, 2007. “Trident is a dilemma with several prongs”, The Times, 2007-03-12. Retrieved 2007-03-25.
  66. Richard Dawkins, 2003. “While we have your attention, Mr President…”, The Guardian 2003-11-18. Retrieved 05 April 2007.
  67. Durham News & Events Service, 2006. “Durham salutes science, Shakespeare and social inclusion.”
  68. British Embassy in Berlin, 2005. “Premio Shakespeare para Richard Dawkins.”
  69. Galaxy British Book Awards - WINNERS & SHORTLISTS 2007. Publishing News (2007). Consultado el April 21de 2007.
  70. David Herman, 2004. “Public Intellectuals Poll.” Prospect magazine.

Enlaces externos

Wikiquote

Documentales

Ensayos

Sobre evolución

Sobre religión

Sobre ciencia y sociedad

Entrevistas a Richard Dawkins

Algunas críticas a Dawkins

Comentarios (3)

Diseño inteligente de William A. Dembski

Diseño inteligente

de William A. Dembski

Respuesta a las más graves objeciones al diseño inteligente.

Recomendación de Criteria
Si caminando por una playa encontramos un castillo de arena, lo natural será que pensemos en que su autor ha sido un ser con inteligencia y voluntad, capaz de esculpir sobre un trozo de materia informe un patrón predefinido, y no el azar de las olas del mar.
Pues bien, este razonamiento del más puro sentido común (que, como dijo alguien, es el menos común de los sentidos) es el subyacente en la teoría del diseño inteligente, de la cual William A. Dembski no solo es uno de sus puntales en la investigación científica mundial, sino un brillante divulgador. El diseño inteligente pretende encontrar en los sistemas biológicos patrones que denoten inteligencia.
Por lo tanto, desafía directamente al darwinismo y otros enfoques materialistas sobre el origen y la evolución de la vida. El principal reto que ha enfrentado durante los últimos 200 años esta teoría ha sido descubrir una fórmula conceptualmente poderosa que haga avanzar fructíferamente a la ciencia.
El diseño inteligente tiene como postulado central que sólo causas inteligentes pueden explicar de una manera adecuada las complejas estructuras ricas en información estudiadas por la biología, y que dichas causas son empíricamente detectables, lo que equivale a decir que existen métodos bien definidos que pueden distinguir con acierto las causas inteligentes de las causas materiales no dirigidas.
En su libro, el profesor Dembski refuta con claridad, amenidad y rigor las pegas que algunos darwinistas se empeñan en hacer, más por cerrazón ideológica que por motivos estrictamente científicos, y nos expone la teoría que a buen seguro guiará durante el siglo XXI los avances científicos en la revolucionaria biotécnica.

Sobre el autor:

William A. DembskiDoctor en Matemáticas por la Universidad de Chicago y doctor en Filosofía por la Universidad de Illinois en Chicago. Idéntica titulación en Estadística, Teología y Psicología. En la actualidad es profesor asociado de Investigación de los Fundamentos Conceptuales de la Ciencia en Baylor University y miembro del Discovery Institute´s Center for de Renewal of Sience and Culture. Ha realizado asimismo trabajos posdoctorales en la Universidad de Chicago, en el Institute of Technology de Massachussets, en la Universidad de Princeton y en la Northwestern University. Es autor de numerosos artículos académicos y de las obras The Desing Inference, Intelligente Design y No Free Lunch: Why Specified Complexity Cannot be Purchased Without Intelligence, todas ellas aclamadas por la crítica.

Fuente:
http://www.criteriaclub.com/diseno-inteligente-william-a-dembski.html

Comentarios

Diseño inteligente

Diseño inteligente

¿Qué es el Diseño Inteligente? (I)

Ciencia, materialismo y azar: la pregunta fundamental

Es el gran debate científico-filosófico en los Estados Unidos: ¿Todo en la creación es azar o, por el contrario, puede rastrearse una mano rectora, una inteligencia que ha diseñado el reino de la naturaleza? Los materialistas apuestan por el azar. Otros defienden la hipótesis de que la naturaleza es incomprensible sin una inteligencia que la haya organizado, y eso es la teoría del Diseño Inteligente; no es una teoría religiosa, sino una teoría científica contraria al materialismo de la selección natural. En España apenas nadie habla de esto. Por eso vamos a explicarlo en Elmanifiesto.com. Y empezaremos por la teoría dominante: el materialismo que todo lo fía al azar. EDUARDO ARROYO

Los que leímos sin más a Richard Dawkins a mediados de los 80, le conocimos en calidad de biólogo. Pero el pasado 11 de mayo de 2007, Richard Dawkins se presentó ante el programa de la televisión canadiense The Hour, dirigido por el célebre presentador de aquél país George Stroumboulopoulos, en calidad de “ateo y biólogo evolutivo”. En la propia pagina web de la Richard Dawkins Foundation, aparece el video de la entrevista anunciando que Richard Dawkins es un “renombrado ateo, humanista secular y escéptico” para el cual “la Biblia es absurda” y una “ficción”. Por si fuera poco añade que “la fe es un virus y Dios no es diferente de lavarse los dientes”.

Cuando leí El gen egoísta hacia 1985 pensé que Dawkins era un teórico del materialismo biologista pero jamás pensé que llegara a estos niveles de agresividad, hasta el punto de hacer pasar su faceta de biólogo a un segundo plano. Y sin embargo, hoy comprendo que los planteamientos actuales de Dawkins ya estaban en sus primeras obras, como El gen egoísta o El relojero ciego. En el fondo no ha hecho más que llevar a sus últimas consecuencias algo que ya por entonces pensaba.

Qué es el evolucionismo

Pero vayamos hacia atrás: Dawkins es un evolucionista. ¿Qué quiere decir esto? Pues que cree que el mundo vivo comparte un ancestro común que ha ido diversificándose a través de pequeños cambios aleatorios dirigidos por una fuerza ciega que es la selección natural. La mutación, que sucede al azar durante la transmisión de la herencia genética a la descendencia, puede conllevar la posibilidad de una mejora adaptativa en un determinado entorno y con ello la posibilidad de tener mayor éxito reproductivo. En consecuencia, la mutación novedosa se extenderá más y más hasta convertirse en la variante predominante en la población. Con el paso de lapsos enormes de tiempo, la acumulación de mutaciones va originando especies que acaban por no poder cruzarse entre sí. Este proceso se denomina “especiación” y la ley que determina qué mutaciones “ventajosas” van a acabar imponiéndose es la selección natural.

Dawkins, como otros biólogos materialistas –o mejor dicho, materialistas biológicos- incluyendo el propio Charles Darwin, cree que este proceso es ciego. Es decir, si el proceso de la evolución en el planeta Tierra volviera a tener lugar, la cadena de mutaciones aleatorias que conduce en términos causales hasta el hombre y el mundo vivo que conocemos sería muy improbable que fuera la misma y el mundo resultante seria diferente del que conocemos. En consecuencia, somos productos de un “relojero ciego” –la selección natural- y, en última instancia, del azar.

Esta idea es profundamente novedosa en occidente hasta mediados del siglo XIX. Anteriormente, existía la idea de la creación. Uno de sus proponentes más exitosos fue el teólogo William Paley con su Natural Theology (American Tract Society, New York, 1999, pp. 9-10) publicada por vez primera en 1802. Para comprobar la fuerza de este argumento léase con atención el siguiente párrafo:

Cruzando un brezal supongamos que diera a una patada a una piedra y me preguntaran cómo es que la piedra ha ido a parar hasta ahí. Posiblemente pudiera responder o que había estado allí por siempre o que no lo estuviera. Quizás fuera fácil demostrar lo absurdo de esta respuesta. Pero supongamos que encuentro en el suelo un reloj y me preguntaran cómo es que está allí. Creo que difícilmente podría dar la respuesta anterior, diciendo que por lo que sé el reloj siempre había estado allí. Sin embargo, ¿por qué esta respuesta no sirve igual para la piedra que para el reloj? ¿Por qué no es admisible en el segundo caso y si en el primero? Por esta razón y no por alguna otra, a saber: porque cuando vamos a inspeccionar el reloj, percibimos lo que no percibimos en la piedra, que sus diferentes partes están estructuradas y dispuestas con un propósito, e. g. que están tan formadas y ajustadas como para producir movimiento, y que su movimiento está regulado para señalar las horas del día, que si las distintas partes tuvieran distinta forma de la que tienen, o estuvieran colocadas de otra manera o en otro orden del que tienen, la máquina no se movería en absoluto o no respondería al uso que se la ha dado… Observando este mecanismo, requiere ciertamente una observación del instrumento, o quizás un conocimiento previo de la cuestión para percibirlo y comprenderlo, pero siendo simultáneas, como hemos dicho, la percepción y la comprensión, la deducción que creemos inevitable es que el reloj tiene que tener un hacedor que debe haber existido en algún momento, en algún lugar, un creador o creadores que lo construyeran con un propósito al que hoy conocemos que el reloj responde, que comprendieron su construcción y diseñaron su uso”.

Mucho antes, Diógenes y Sócrates habían propuesto argumentos muy similares. El primero decía:

Tal distribución no hubiera sido posible sin inteligencia, ya que todas las cosas deben tener su medida: invierno y verano y noche y día y la lluvia y los vientos y los períodos de buen tiempo; también otras cosas, si uno las estudia en detalle, se encontrará que tienen el mejor ajuste posible”.

Sócrates preguntaba a Aristodemo:

“¿No es para admirarse… que la boca a través de la cual circula la comida esté dispuesta tan cerca de la nariz y los ojos como para impedir que pase sin ser visto cualquier cosa que no sea alimento? ¿Y puedes tú dudar aún, Aristodemo, si una disposición de las partes como esta debe ser fruto del azar y no de la sabiduría o creación?”

El papel de Darwin

A partir de Darwin la teleología queda expulsada del mundo natural. Darwin, que había leído a los 22 años la Natural Theology de Paley, renegó de ella tras formular su teoría de la selección natural:

El viejo argumento del propósito en la naturaleza, ofrecido por Paley, que antes me pareció concluyente, falla ahora que la ley de la selección natural ha sido descubierta. No podemos argumentar por más tiempo que, por ejemplo, la bella charnela de la concha de un bivalvo ha tenido que ser hecha por un ser inteligente, como la bisagra de una puerta por el hombre. No parece haber más propósito en la variación de los seres vivos, y en la acción de la selección natural, que en la dirección en la que sopla el viento.”

Esta ley afecta lógicamente, según Darwin, a todo el mundo vivo, incluidos los humanos. Por eso Darwin nos dice que:En 1837 o 1838, tan pronto como llegué a la conclusión de que las especies eran productos mutables, no pude evitar el convencimiento de que el hombre debía estar sometido a la misma ley.”

Entonces, ¿cuál es la idea central de esta propuesta materialista derivada de la evolución, de la que Richard Dawkins es un prominente portaestandarte? Se trata más bien de una idea doble: en primer lugar, la ausencia de teleología –esto es, de una dirección determinada de antemano- en el mundo vivo. En segundo lugar, la existencia de una ley alternativa como origen del mundo vivo: la selección natural.

Este “neoateísmo” con raíces biológicas está soplando fuerte en los Estados Unidos, con planteamientos abiertamente fundamentalistas que llaman a la lucha activa contra la religión. Entre sus evangelizadores se cuentan, como ya hemos dicho, Richard Dawkins y su The God delusion (La decepción de Dios), y Sam Harris con Letter to a Christian Nation (Carta a una nación cristiana). Algo más rupestre en sus planteamientos pero igualmente actual y exitoso es el libro de Christopher Hitchens, God Is Not Great: How Religion Poisons Everything (Dios no es grande: cómo la religión lo envenena todo).

La propuesta materialista parece, a primera vista, convincente, pero desde hace unos diez años ha surgido una polémica –principal y casi exclusivamente en los Estados Unidos- que cuestiona la hegemonía de esta formulación del materialismo científico, polémica conocida como “Diseño Inteligente”. Pese a la arrogancia de sus críticos –Richard Dawkins, Ken Miller, Allen Orr, Jeffrey Sallit y otros- y pese igualmente a la vigilancia implacable de la nomenclatura de la ciencia oficial para excluirles del “establishment” académico, los postulados del Diseño Inteligente están muy lejos de ser refutados y cobran cada día más fuerza.

Qué es el Diseño Inteligente? (II)
Una inteligencia superior organiza el mundo de la materia


¿Hay una inteligencia rectora en el mundo de la materia, en el reino de lo vivo? Los materialistas dicen que no. La teoría del “diseño inteligente” dice que sí. Esta teoría científico-filosófica, nacida en los Estados Unidos, ha devuelto lo sagrado al mundo de la naturaleza. Para el Diseño Inteligente, la naturaleza parece haber sido “diseñada” expresamente para albergar vida. La clave es esta: en la naturaleza hay sistemas tan complejos que son inexplicables como una suma de factores aleatorios, como simple producto del azar. Y si no hay azar, hay propósito, es decir, inteligencia. Semejante conclusión ha puesto de los nervios a los defensores del materialismo científico, como era de esperar. Explicamos la cuestión para que la entienda todo el mundo.

EDUARDO ARROYO

¿Qué es el Diseño Inteligente? La teoría del Diseño Inteligente se gestó dentro de los entornos críticos con la teoría de la evolución durante los años 80. La primera gran contribución al desarrollo del Diseño Inteligente vino de la mano de Michael Denton, un bioquímico australiano, investigador titular de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda. En sus dos obras principales: Evolution: a theory in crisis y Nature’s destiny,planteaba la idea de que la complejidad del mundo natural no podía ser explicada mediante la acumulación de cambios aleatorios. Sobre todo en su segundo trabajo, Denton afirmaba que nuestro entorno natural parecía estar “diseñado” expresamente para albergar la vida.

Más allá de Darwin

Una segunda e importante contribución, a principios de los 90, fue la del abogado Philip E. Johnson, considerado uno de los padres fundadores del Diseño inteligente, que en 1991 publicó su trascendental obra Darwin on trial (Juicio a Darwin, University of Berkeley, California), una obra que pretendía constituirse en refutación general del naturalismo filosófico, del cual, según él, la teoría de la evolución no era más que una reformulación. La refutación de Johnson en general no es esencialmente diferente de la de Denton, pero, a lo largo de sus páginas, Johnson introducía por primera vez el concepto de “Diseño Inteligente”. Sin embargo, no fue hasta la segunda mitad de la década de los noventa cuando aparecieron dos trabajos seminales, que son a fecha de hoy el fundamento de la crítica del Diseño Inteligente a la teoría de la evolución.

Según el profesor de bioquímica de la Universidad de Lehigh, Pennsylvania, Michael J. Behe, en su obra Darwin’s Black Box: the biochemical challenge to evolution (La caja negra de Darwin: el desafío bioquímico a la evolución, The Free Press, New York, 1996), en la naturaleza existen sistemas tan complejos que no pueden explicarse por la acumulación gradual de pequeña mutaciones aleatorias. Algunos de ellos requieren una estructura mínima para ser funcionales. Es lo que Behe denomina sistemas “irreduciblemente complejos”: si a una trampa para ratones le quitamos la pequeña varilla que contiene el muelle que finalmente disparará la trampa, deja de ser funcional y se transforma en algo inservible. Es decir, la estructura básica de una trampa para ratones funcional es un sistema irreduciblemente complejo, que no puede disminuir su complejidad sin perder su función. La célula es un sistema biológico de base bioquímica que es irreduciblemente complejo y que contiene a su vez múltiples subsistemas irreduciblemente complejos, como el flagelo o la cadena bioquímica de coagulación. Es ,en definitiva, algo que Charles Darwin, por las limitaciones técnicas de su época, no pudo observar en detalle, tal y como sí que puede hacerse hoy, y por eso Behe dice que la célula es la “caja negra” de Darwin.

Behe afirma que estos sistemas irreduciblemente complejos se explican mejor por la acción de un agente inteligente externo que por la acción de un proceso no dirigido como la selección natural.

Una explicación científica

Escasamente dos años después del trabajo de Behe, en septiembre de 1998, el matemático de la Universidad de Baylor, William A. Dembski, publicó su trabajo The design inference (La inferencia de diseño, Cambridge University Press, 1998) dentro de la colección, editada por la Universidad de Cambridge, titulada Cambridge Studies in Probability, Induction and Decision Theory. La obra de Dembski responde a la pregunta de cómo podemos identificar un suceso ocasionado por una causa inteligente y distinguirlo de uno ocasionado por causas naturales no dirigidas. En otras palabras, si carecemos de una teoría causal, ¿cómo podemos determinar si actuó o no una causa inteligente?

La respuesta que da Dembski es en realidad una filosofía de la probabilidad. En su libro Dembski introduce lo que él denomina el “filtro explicativo”, es decir, un método por el cual el azar es descartado cuando un suceso altamente improbable se ajusta a un patrón discernible, que se da independientemente del evento en sí. Según Dembski, un patrón se da independientemente de un suceso si podemos formular ese patrón sin información del suceso en sí.

Dembski denomina probabilidad “específica” a la probabilidad concomitante con un patrón determinado, y formula en consecuencia la Ley de las Pequeñas Probabilidades: un suceso específico de baja probabilidad no sucede por azar. Según Dembski, este concepto es útil a la hora de detectar diseño y por tanto resulta de utilidad en múltiples campos, como las ciencias forenses, la investigación policial o del fraude en los seguros, los criptógrafos, los investigadores del programa de búsqueda de inteligencia extraterrestres, y también para los teólogos que afirman que la fina regulación del universo busca posibilitar la vida humana.

Para Dembski, el “diseño” quiere decir que no hay “ni regularidad ni azar”. Si encontramos algo que no podemos explicarnos aplicando una ley natural, y que tampoco tiene sentido explicar como mero producto del azar, entonces eso debe obedecer al “diseño”. Decir que algo está “diseñado” equivale a decir que exhibe un cierto tipo de patrón, de manera que Dembski propone un proceso de tres pasos para ir desde el “diseño” hasta el “diseñador inteligente”: actualización, exclusión y especificación. En uno de sus primeros artículos titulado Ciencia y diseño, publicado en 1998, Dembski lo explica así:

¿Qué significa que un patrón es adecuado para inferir un diseño? Esto no ocurre con cualquier patrón. Algunos patrones pueden emplearse con justicia para inferir diseño mientras que otros no lo hacen. Es fácil aquí ver la idea básica. Supongamos que un arquero se encuentra a 50 metros de una gran pared, con el arco y las flechas en su mano. La pared digamos que es lo suficientemente grande como para que el arquero irremediablemente acierte. Supongamos ahora que cada vez que el arquero dispara una flecha, pinta un círculo en torno a la flecha de manera que ésta queda en el centro. ¿Qué puede concluirse de esta situación? Respecto a la puntería del arquero, absolutamente nada. Sí, aparecerá un patrón, pero este patrón surge sólo después de que la flecha haya sido lanzada. El patrón es puramente circunstancial.

Pero supongamos que el arquero pinta un blanco fijo en la pared y entonces le dispara. Supongamos que el arquero lanza cien flechas y cada vez hace un blanco perfecto. ¿Qué puede concluirse de ésta situación? Frente a esta segunda situación estamos obligados a inferir que nos encontramos ante un arquero de nivel mundial, uno de cuyos tiros no puede explicarse con justicia por azar, sino más bien por la habilidad del arquero y su destreza. La habilidad y la destreza son lógicamente ejemplos de diseño.”

En general, la obra de Dembski concluye que la vida misma es un suceso altamente improbable, que se ajusta a un patrón discernible y que sirve por sí misma como evidencia del Diseño Inteligente.

Esto no es “creacionismo”

Resulta necesario subrayar, contra lo que se ha dicho en múltiples ocasiones, que la teoría del Diseño Inteligente no es “creacionismo”, sino simplemente un esfuerzo para detectar empíricamente si el “diseño aparente” que se ve en la naturaleza, admitido virtualmente por todos los biólogos, es en verdad diseño (el producto de una causa inteligente) o simplemente el producto de un proceso no direccionado, como la selección natural, actuando sobre variaciones aleatorias. El creacionismo está enfocado a la defensa de una interpretación literal del relato del Génesis, incluyendo la creación de la tierra por el Dios Bíblico hace unos cuantos miles de años. A diferencia del creacionismo, la teoría científica del Diseño Inteligente es agnóstica con respecto a la fuente del diseño y no pretende defender la literalidad del Génesis, la Biblia o cualquier otro texto sagrado. Los críticos honestos del Diseño Inteligente reconocen la diferencia entre éste y el creacionismo. Así, el historiador de la ciencia de la Universidad de Wisconsin Ronald Numbers es un crítico del Diseño Inteligente, pero está “de acuerdo en que la etiqueta creacionista es imprecisa cuando se refiere al movimiento por el Diseño Inteligente”. Esta imprecisión en el lenguaje, a cuenta de autores que en otros campos hilan realmente muy fino, evidencia una estrategia retórica de los darwinistas que desean deslegitimar la teoría del diseño sin darle mérito alguno. En palabras del propio Numbers es la vía más sencilla de desacreditar al Diseño Inteligente” (Richard Ostling, Associated Press, 14 Marzo 2002.)

Pese a que el Diseño Inteligente no está comprometido con ninguna literalidad de los textos religiosos ni tampoco con la defensa de un credo específico, ha conseguido reintroducir de nuevo la teleología en la ciencia, abriendo así las puertas a la presencia del Dios creador. Además, ha conseguido arrojar la duda sospechosa acerca de la presunta base fáctica de la visión materialista de la naturaleza, algo que muchos dan como un presupuesto demostrado. Son éstos dos crímenes difícilmente perdonables por los muchos sectarios que pululan por el mundo de las ideas. A pesar de ello, hoy la teoría del Diseño Inteligente afirma cada vez más su poderío en los escritos de multitud de científicos, principalmente norteamericanos, y en la red de contactos tejida por el Discovery Institute, a través de sus oficinas centrales en Seattle y en Washington D.C.

Por todo ello, el conocimiento del Diseño Inteligente es una de las grandes aventuras intelectuales del siglo XXI, algo que, en definitiva, todo aquel que manifieste una mínima curiosidad intelectual no podrá dejar de conocer.

Fuentes:

Comentarios (5)

¿Quién es Bill Dembski?

E.A.

Matemático y filósofo, William A. Dembski es profesor investigador en filosofía en el Southwestern Baptist Theological Seminary en Fort Worth. Es también profesor titular del Center for Science and Culture perteneciente al Discovery Institute (www.discovery.org), en Seattle y también director ejecutivo de la International Society for Complexity, Information, and Design. Ha sido profesor “Carl F. H. Henry” de Ciencia y Teología en el Southern Baptist Theological Seminary de Louisville, donde fundó su Center for Science and Theology. Anteriormente fue profesor asociado de investigación de fundamentos conceptuales de la ciencia en la Baylor University, donde también dirige el principal peso pesado del Diseño Inteligente en una importante universidad: el Michael Polanyi Center.

William A. Dembski ha enseñado en la Northwestern University, en la Universidad de Notre Dame y en la Universidad de Dallas. Ha realizado trabajos posdoctorales en el Massachussets Institute of Technology (MIT), en física en la Universidad de Chicago y en informática en la Universidad de Princeton. Se graduó en la Universidad de Illinois en psicología, donde hizo su magíster en estadística y un doctorado en filosofía. EN 1988 se doctoró en matemáticas por la Universidad de Chicago y obtuvo su graduación en teología en el Seminario Teológico de Princeton en 1996. Ha obtenido su grado de la Fundación Nacional para la Ciencia así como diversas becas posdoctorales.

«Desde 1999 hasta 2005, fue uno de los académicos de Baylor University, donde era objeto de constante atención y varias controversias. Para el año académico 2005-6, fue brevemente el “Carl F. H. Henry Professor of Theology and Science” en el seminario Southern Baptist Theological Seminary en Louisville, Kentucky, al igual que el primer director del nuevo Centro para la Teología y la Ciencia del colegio (desde entonces ocupa el cargo el conocido creacionista Kurt Wise).»(Wikipedia)

Dembski ha publicado artículos en revistas de matemáticas, filosofía y teología y es autor y editor de más de 10 libros. En The Design Inference: Eliminating Chance Through Small Probabilities (Cambridge University Press, 1998), estudia el argumento del diseño en un contexto posdarwiniano y analiza las conexiones que ligan el azar, la probabilidad y la causa inteligente. La secuela de The Design Inference apareció en 2002, editada porRowman & Littlefield, como crítica a las explicaciones darwinianas y naturalistas de la evolución, bajo el título No Free Lunch: Why Specified Complexity Cannot Be Purchased without Intelligence. Dembski ha editado varias antologías influyentes como Uncommon Dissent: Intellectuals Who Find Darwinism Unconvincing (ISI, 2004) y Debating Design: From Darwin to DNA (Cambridge University Press, 2004, coeditado con Michael Ruse). Su más reciente libro es un trabajo en honor a Phillip Johnson titulado Darwin’s Nemesis: Phillip Johnson and the Intelligent Design Movement.

Con el creciente interés por el Diseño Inteligente en todos los ámbitos de la cultura, el Dr. Dembski ha asumido el papel de intelectual público. Además de impartir conferencias a lo largo del mundo en colegios y universidades, concede con frecuencia entrevistas a la televisión. Sus trabajos han sido citados en numerosos periódicos y revistas, incluyendo tres primeras páginas en The New York Times y una portada de Time Magazine (15 de Agosto de 2005) dedicada al Diseño Inteligente. Ha aparecido en la BBC, en NPR (con Diane Rehm), en PBS (en el programa Inside the Law con Jack Ford y en el programa Uncommon Knowledge con Peter Robinson), en CSPAN2, CNN, Fox News, ABC Nightline y en el show de John Stewart.

FUENTE:¿Quién es Bill Dembski?

Comentarios (1)

El principal teórico del “Diseño Inteligente”

El principal teórico del “Diseño Inteligente”

Bill Dembski

Entrevista exclusiva de Elmanifiesto.com: Bill Dembski, el principal teórico del “Diseño Inteligente”, que desde el mundo de la ciencia ha ofrecido una alternativa al materialismo de las teorías neodarwinistas. Aunque en España nadie habla de estas cosas –por qué será-, estamos ante un debate fundamental que ha alterado las respuestas del mundo moderno a dos grandes cuestiones: ¿Quién hizo esto? ¿Cómo es que estamos aquí? La entrevista que presentamos fue realizada en junio pasado por Eduardo Arroyo, colaborador de elmanifiesto.com y por Mario A. López, presidente de Ciencia Alternativa (http://www.ciencia-alternativa.org/).

E.A.: En pocas palabras, ¿qué dirías si tuvieras que explicar lo que es la inferencia de diseño a alguien muy torpe?

W. D.: La inferencia de diseño dice esencialmente que algunas coincidencias son demasiado poco probables como para atribuirlas al azar y por tanto deben atribuirse a una inteligencia diseñadora. Un ejemplo que empleo a menudo es el de la búsqueda de inteligencia extraterrestre. Si se detecta una señal de radio del espacio exterior que proporciona una lista de números primos (números divisibles tan solo por sí mismos y por la unidad), podría ser naturalmente atribuida al diseño. ¿Por qué? Por dos razones: es compleja y por tanto no es fácilmente reproducible por azar; y corresponde además a un patrón identificable e independiente (en este caso un patrón tomado de las matemáticas). La inferencia de diseño explota esta coincidencia entre patrones independientes identificables y un suceso altamente improbable de otras maneras.
E. A.: Creyentes de la “tierra nueva”, creacionistas, diseño inteligente… ¿Es todo esto lo mismo? ¿Por qué no?
W. D.: El creacionismo es una doctrina religiosa acerca de un Dios creador que crea el mundo de la nada. Normalmente es también una doctrina acerca de la relación entre la ciencia y la religión, que afirma que una ciencia correcta debe armonizarse con una lectura particular de los primeros capítulos del Génesis. El creacionismo, por lo tanto, tiende a poner en consonancia religión y ciencia. El DI, por el contrario, busca señales de diseño en el mundo natural y, como tal, no se preocupa de la naturaleza última de la inteligencia. Muestra que existe una inteligencia detrás del mundo, pero no intenta conectar esa inteligencia con una doctrina religiosa en particular. Por esta razón, mis ideas han sido calurosamente recibidas por cristianos, judíos, musulmanes, hindúes, budistas, etc.
E. A.: ¿Cual es la relación, si es que existe, entre la religión y el DI?
W. D.: El DI no es una doctrina religiosa pero señala a una inteligencia detrás del mundo. De este modo, es propicio a la religión en un modo en el que no lo es la teoría evolutiva, que siempre ha descansado en la idea de que las fuerzas naturales sin dirección comprensible pueden llevar a cabo todo lo creado. El DI muestra que la naturaleza, cuando se comprende en términos materialistas (es decir, como materia y energía gobernada por leyes inquebrantables de interacción) es fundamentalmente incompleta. Considero que el diseño inteligente está haciendo por la ciencia lo que la prueba de incompletitud de Goedel hizo por las matemáticas, es decir, demostrar que ni la naturaleza ni la realidad matemática es completa en sus propios términos.
E. A.: ¿Por qué cree que el DI ha despertado esos ataques vitriólicos, principalmente por parte de académicos que se supone deberían ser más mesurados en sus opiniones?
W. D.: El diseño inteligente amenaza no solo una de sus más queridas teorías científicas (el darwinismo) sino toda su visión del mundo materialista, que considera la ciencia como una justificación de la comprensión atea del mundo. Además, al reintroducir la teleología en la ciencia, el diseño inteligente amenaza con deshacer la comprensión mecanicista y reduccionista de la naturaleza que muchos científicos creen que es la única manera de hacer ciencia. Aunque la comprensión mecanicista de la ciencia pudo ser adecuada en los días de Newton, no lo es en la era de la información, en la cual la inteligencia es, en última instancia, la única fuente conocida de información.
E. A.: En Europa Occidental, el último libro de Richard Dawkins –La decepción de Dios- ha sido ampliamente alabado por la crítica. Mucha gente aquí cree que este libro es la respuesta de la izquierda europea al “creacionismo” del “fundamentalismo cristiano” en los EEUU. ¿Conoces las principales ideas del libro y qué tiene que decir el movimiento por el DI acerca de ellas?
W. D.: Dawkins es un materialista científico que busca que la ciencia se adapte a su ateísmo materialista. Sin embargo, el hecho es que la presente evidencia científica señala de manera creciente a una inteligencia diseñadora tras el mundo. Esto puede verse en el trabajo más reciente de Dawkins, que carece de ciencia efectiva pero abunda en invocaciones rituales a la ciencia como denuncia de la religión. Si Dawkins no se viera amenazado por el DI, dudo que fuera tan agresivo en su promoción del ateísmo.
M. L.: En medio de todas estas críticas y de la animosidad, vertidas por escrito contra su trabajo, ¿qué es lo que te empuja a continuar este ambicioso programa de investigación?
W. D.: El trabajo en sí es inmensamente satisfactorio e intelectualmente estimulante. Además, considero que los que buscan acallarlo son dogmáticos intolerantes encapsulados dentro de una tiranía que desprecio. En consecuencia me considero tanto como un científico investigador como un combatiente por la libertad, una rara combinación.
E. A.: El movimiento por el DI ha sido duramente atacado por académicos y periodistas. ¿Crees que sus críticas te han ayudado a mejorar tus propios puntos de vista o piensas que estos ataques son sólo puro fanatismo? ¿Hay alguna crítica constructiva realizada por algún enemigo del DI?
W. D.: Parte de esas críticas son mezquinas y muestran una enorme ignorancia del trabajo de la comunidad del DI. Pero otras críticas han mostrado su valor. En relación a mi propio trabajo, gente como Jeffrey Shallit, Wesley Elsberry y Ken Miller han argumentado que no puede inferirse diseño en los sistemas biológicos porque esos sistemas que mis colegas y yo atribuimos al diseño pueden ser en realidad explicados por procesos evolutivos darwinistas. Al plantear sus refutaciones, me han obligado a examinar más de cerca el poder de los procesos evolutivos, de ahí mi trabajo en la informática evolutiva. Al profundizar en sus afirmaciones, me encuentro con que los procesos evolutivos sin guía no tienen el poder creativo que mis críticos les confieren y que, de hecho, siempre requieren tanta información como proporcionan. No siempre me gusta el espíritu de mis críticos, que no solo consiste en refutar mis ideas sino en desacreditar mi legitimidad como especialista. Pero las críticas en sí han sido muy útiles para motivar, clarificar y extender mis ideas.
M. L.: Tus críticos (Wein, Perakh, Shallit, Elsberry, Wolpert y otros) no parecen satisfechos con su trabajo. Te acusan de ser en cierto modo esotérico y carente de rigor intelectual. ¿Qué tienes que decir de esta acusación?
W. D.: La mayoría de estos críticos responden a mi libro No free lunch. Como expliqué en el prefacio de este libro, el objeto es proporcionar suficientes detalles técnicos como para que los expertos queden satisfechos, pero también suficiente contenido como para que el lector general pueda comprender la esencia de mi proyecto. El libro parece haberlo conseguido con el lector general y con algunos expertos aunque principalmente con aquellos que tienen una buena disposición para con el DI. En cualquier caso, quedó claro tras la publicación del libro que necesitaba poner a punto algunos detalles matemáticos, cosa que he estado haciendo recientemente (véase mis artículos contenidos en Mathematical Foundations of Intelligent Design en http://www.designinference.com/), y que han sido abordados en profundidad y en colaboración con mi amigo y colega Robert Marks en el Laboratorio de Informatica Evolutiva (http://www.evolutionaryinformatics.org/).
M. L.: ¿Evitas cuestiones difíciles?
W. D.: Claro que no. Pero lleva tiempo contestar a las cuestiones difíciles y he sido paciente para hacerlo. Encuentro interesante que ahora que he respondido a las cuestiones críticas con pleno rigor matemático (véase http://web.ecs.baylor.edu/faculty/marks/eil/Publications.html) ellos guarden, extrañamente, silencio. Por ejemplo Jeff Shallit, cuando le informé acerca de mi trabajo sobre la conservación de la información, me dijo que se negaba a debatirlo porque yo no había respondido de manera adecuada sus anteriores objeciones, pese a que el trabajo sobre la conservación de la información del que le estaba informando era precisamente en respuesta a sus objeciones. Igualmente, he contactado con Wolpert. Pero una vez que empecé a completar los detalles matemáticos de mi trabajo, guardó silencio. Quizás el silencio más sorprendente sea el Thomas Schneider, cuyo artículo sobre la evolución de la información biológica en Nucleic Acids Research (2000) afirma refutar a mi colega Michael J. Behe. Cuando Robert Marks y yo demostramos recientemente que su programa evolutivo era equivalente a una red neuronal y que trabajaba peor que el puro azar, también guardó silencio aunque en el pasado había respondido dentro del mismo día en su propia página web a cualquiera de mis críticas. Me he encontrado con que los darwinistas tienen por costumbre permanecer inconmovibles ante los problemas de su teoría e ignorar el mejor criticismo que se le plantea.
E. A.: Una de las críticas más usuales al DI es que sus autores carecen del suficiente número de artículos revisados por pares en revistas científicas de nivel. Del mismo modo dicen sencillamente que “eso no es ciencia”. ¿Pueden refutarse estos dos prejuicios?
W. D.: El DI hace muchas afirmaciones comprobables y por tanto, científicas. Por ejemplo, afirma que ciertos tipos de cambios evolutivos están más allá del alcance de un mecanismo basado en el azar (como sucede con el mecanismo neodarwinista de selección natural que actúa sobre cambios genéticos aleatorios). Si alguien tiene que justificar que su teoría es científica es el darwinismo. Tomemos la explosión cámbrica, durante la cual se originaron los principales diseños corporales de los animales en un período de 5 a 10 millones de años hace 550 millones de años. No hay evidencia de que evolucionaran a partir de un ancestro común, y sin embargo los darwinistas persisten en decir que tienen uno.
En cuanto al tema de los artículos, hay que tener en cuenta algunas cosas: (1) Gran parte de los trabajos actuales de biología molecular son esencialmente ingeniería (es decir, genómica y proteómica) y por tanto deben ser concebidos con justicia como investigación en DI, pero a causa de la asfixiante influencia del darwinismo especulativo, este trabajo no puede situarse al abrigo del paraguas del DI. (2) En consecuencia el problema queda para los investigadores del diseño inteligente, que tienen que investigar cosas que no solo son compatibles o esperables de una hipótesis de diseño inteligente sino que tan solo lo vindican. Esto es difícil. Es un trabajo incipiente y hay ya artículos revisados por pares que han sido publicados o que están siendo revisados (vease por ejemplo lo trabajos en http://www.evolutionaryinformatics.org/). (3) Hay un esfuerzo deliberado de las revistas por excluir cualquier cosa que apoye abiertamente el DI. El caso de Richard von Sternberg, cuya carrera ha sido casi arruinada por publicar un artículo de Stephen C. Meyer favorable al DI en Proceedings of the Biological Society of Washington es un buen ejemplo y demasiado conocido para repetirlo aquí ahora.
M. L.: Pese a ello, ¿existen importantes universidades que apoyen a los defensores del DI? Y si no ¿por qué?
W. D.: No diría que las universidades, como tal, apoyan el DI. Lo toleran si el personal facultativo que investiga sobre él tiene una plaza. Pero si no la tiene, la universidad se asegura de que no la consiga (la denegación de una plaza a Guillermo González en la Iowa State university es el último ejemplo). ¿Por qué esta oposición? Los darwinistas han tenido un éxito completo a la hora de demonizar a cualquiera que disienta de su visión materialista de la evolución. Esencialmente, han establecido un régimen estalinista sobre el academicismo occidental.
M. L.: Yo conozco el Instituto Biológico y el trabajo del Dr. Minnich. ¿Existen actualmente otros laboratorios trabajando en DI?
W. D.: El Laboratorio de Informática Evolutiva de Baylor (http://www.evolutionaryinformatics.org/). Creo que se está organizando otro laboratorio sobre DI también en Baylor.
E. A.: La inferencia de diseño (The design inference, Cambridge University Press, 1998) es uno de los trabajos más valiosos del movimiento por el Diseño Inteligente (DI), un círculo compuesto principalmente de biólogos, paleontólogos e historiadores de la ciencia. También es quizás el único editado en una editorial de renombre. Sorprendentemente, este trabajo seminal procede de un matemático. ¿Puedes explicarnos como llegó un matemático a convertirse en un teórico del diseño?
W. D.: Mi especialización en matemáticas es la probabilidad y la estadística. Cuando terminé mis estudios de doctorado en la Universidad de Chicago, comenzó a interesarme el problema de la aleatoriedad –es decir, qué significa para una secuencia de números ser aleatorio. Mientras investigaba en la literatura acerca la aleatoriedad, me di cuenta de que ésta era siempre una noción provisional; algo era aleatorio sólo cuando no se había descubierto un patrón con el que vencer la aleatoriedad. Cuando seguí investigando esta idea, vi que se empleaba comúnmente un tipo de razonamiento estadístico gracias al cual los patrones que tenían probabilidad pequeña eran empleados no sólo para vencer el azar/aleatoriedad, sino para inferir diseño. Hasta hoy, considero las inferencias de diseño como una extensión natural de ciertas formas de inferencia estadística.
M. L.: Dr. Dembski, el DI ha recorrido un largo camino desde sus comienzos, y sus proponentes están alcanzando logros en un vasto rango de disciplinas como la astronomía, la biología y la química. ¿De qué manera ha contribuido o influenciado tu propio trabajo (principalmente The design inference y No Free Lunch) en el desarrollo de nuevos modos de hacer ciencia?
W. D.: Es demasiado pronto para decir cuál es el impacto de mis ideas en la ciencia. Con toda seguridad, se ha hablado mucho de mi trabajo y muchos científicos se muestran intrigados (aunque hay más que se muestran disgustados y quisieran destruirlos), pero hasta ahora sólo unos pocos científicos se han percatado de cómo asumir mis ideas y aplicarlas. Hay una razón para tan lentos comienzos. Mi trabajo en La inferencia de diseño era en esencia un trabajo sobre los fundamentos filosóficos de la teoría de las probabilidades, que intentaba comprender cómo interpretar las probabilidades en ciertos contextos. Naturalmente, esto conduce a algunas ideas acerca de la información y del tipo de información utilizado para obtener inferencias de diseño. Mi libro No free lunch (el título completo es No Free Lunch: Why Specified Complexity Cannot be Purchased Without Intelligence, Rowman and Littlefield Eds., 2002) era una revisión semi divulgativa acerca de adónde pienso que se dirige el movimiento por el DI en el tema de la información. El duro trabajo de desarrollar estas ideas para convertirlas en riguroso formalismo de teoría de la información, adecuado para hacer ciencia, comenzó realmente en 2005 con algunos artículos no publicados acerca de los fundamentos matemáticos del DI, que aparecieron en mi página web (www.designinference.com). Con la creación del Laboratorio de Informática Evolutiva de la Universidad de Baylor este mismo mes, y el trabajo llevado a cabo por mí y mi colega Robert Marks acerca de la conservación de la información (del cual algunos artículos están disponibles en http://www.evolutionaryinformatics.org/), creo que el DI está finalmente en posición de desafiar ciertos supuestos fundamentales de las ciencias naturales acerca de la naturaleza y del origen de la información. Creo que esto tendrá un gran impacto en la ciencia.
E.A.: Eres un autor prolífico. ¿Consideras que tus libros son sólo diferentes perspectivas de una misma idea o, por el contrario, crees que tus ideas iniciales han cambiado substancialmente?
W.D. Hay tanto continuidad como desarrollo. He descubierto que no he debido retractarme de ninguna de mis ideas sobre la inferencia de diseño. Pero he tenido que refinarlas y eso ha llevado a nuevos interrogantes. Actualmente, mi interés se centra en gran parte en la informática evolutiva, que investiga la necesidad que tiene la evolución de utilizar la información existente si quiere lograr algo de interés. Últimamente, considero que la fuente de esta información es la inteligencia, pero por razones de indagación científica, es posible investigar los requerimientos de información de los procesos evolutivos en sus propios términos. Este trabajo acaba de empezar y puede consultarse en http://www.evolutionaryinformatics.org/. En cualquier caso, me veo como una parte de una comunidad investigadora vibrante y dinámica que está alcanzando rápidamente perspectivas interesantes.
M. L. Se supone que tu trabajo monográfico, todavía incompleto, Mathematical Foundations of Inteligent Design es una explicación más completa y rigurosa acerca de cómo inferir diseño.
W. D.: Por ahora, este trabajo será publicado como artículos separados en colaboración con Robert Marks. Espero que finalmente seamos coautores de una monografía sobre este tema, aunque no podemos darle ese título debido al clima de hostilidad contra el DI. El énfasis puesto en este trabajo pasa desde la detección o la inferencia de diseño hasta la búsqueda de la información. Ambos son problemas relacionados ya que la información que posibilita la búsqueda exitosa puede conducir a inferir diseño.
M. L.: Ya has hecho mucho trabajo dentro del DI. ¿Tienes algo más en camino? Quizás otro modelo teórico para la inferencia de diseño…
W. D.: Creo que la informática evolutiva es el núcleo científico del DI y espero trabajar en este campo durante los próximos años. Además de este trabajo, en colaboración con la comunidad de matemáticos e ingenieros, conservo mi interés por la filosofía y la teología y tengo varios libros en marcha dentro de estas áreas. Mi primer doctorado fue en matemáticas y éstas me han dado un deseo de resolver problemas interesantes, cualesquiera que puedan ser y allá donde se encuentren. Una de las cosas que me da la convicción de que el DI va a alguna parte es que he descubierto que una investigación interesante conduce a otra y que hay más problemas de interés por resolver que años de los que dispongo para dedicarles. A pesar de toda la oposición con que me enfrento, especialmente el ostracismo de la ciencia oficial que puede resultar doloroso, no me cambiaría por ninguno.
M. L.: Ahora que tenemos métodos para inferir diseño (por ejemplo, el filtro explicativo y la complejidad irreducible de Behe), ¿se está haciendo algo acerca del modus operandi del diseñador, más allá del conjunto de teorías evolucionistas? Estoy pensando en algo en la línea de los términos de von Neumann, algo como los autómatas autorreplicativos o el incremento de la especificidad atómica al mismo tiempo. ¿Es esta una cuestión irrelevante? ¿Por qué?
W. D.: La implementación del diseño en los sistemas vivientes, especialmente en el origen de la vida, es una cuestión fascinante pero no estoy seguro de que la ciencia esté ahora en condiciones de responderla. Si la vida está ciertamente diseñada, representa una tecnología mucho más sofisticada que nada de lo concebido por los humanos. Puede llevar algún tiempo antes de que nuestra tecnología pueda determinar el modus operandi del diseñador. Sin embargo, la investigación en DI no necesita limitarse a esta cuestión. Gran parte de la expectación durante estos días está en los límites de la evolución, una vez dados ciertos tipos de fuentes de información. Esto es una cuestión interesante de por sí y no se puede prejuzgar qué teoría podrá salir triunfante, si el DI o el darwinismo.
M. L.: ¿Cree que estamos ante la aparición inminente de una teoría neo-saltacional en el marasmo de las ideas?
W. D.: No creo que la evidencia apoye un ancestro común universal, pero hay teóricos del diseño como Michael J. Behe que sí lo creen. Una teoría saltacionista de la diversificación de la vida es por consiguiente una opción basada en la teoría del diseño, pero no es la única opción y no espero que dentro del movimiento del DI una posición cobre ventaja sobre otra.
  • Ver Diseño inteligente

Comentarios

Teleología

Teleología

Teleología (Del griego τέλος, fin, y -logía). Dícese del estudio de los fines o propósitos o la doctrina filosófica de las causas finales. Usos más recientes lo definen simplemente como la atribución de una finalidad u objetivo a procesos concretos.

Historia

Origen del término

El origen del término puede rastrearse hasta la Grecia Antigua. Aquí es donde encontramos una caracterización de las cuatro clases de causas existentes, planteadas por Aristóteles:

  • Causa material: Aquello de lo que está compuesto algo.
  • Causa formal: Aquello que da el ser a un objeto (ver doctrina metafísica de Aristóteles).
  • Causa eficiente: Aquello que ha producido (causado) un objeto.
  • Causa final: Aquello para lo que existe un objeto.

Tanto para Aristóteles como para muchos otros autores antiguos la causa final era la más importante en cuanto a la explicación de la Filosofía Práctica, aunque no se debe olvidar que eran necesarias las cuatro causas para la explicación completa del universo.

El uso en la Edad Media

Tras la configuración del cristianismo tal y como se conoce en la actualidad tras el Concilio de Nicea (siglo IV), la explicación por causas finales empezó a considerarse la única explicación que podría servir para acceder a los misterios divinos. Esto es producto de la introducción de la filosofía clásica en contextos filosóficos y teológicos (en la Edad Media eran prácticamente indistinguibles) primero a Platón y luego a Aristóteles. Este movimiento se llamó Escolástica e intentaba comprender la revelación divina con estas herramientas.

La Crisis en la Edad Moderna [

En la Edad Moderna se inicia un cambio de tendencia. Se considera que la explicación por causas finales era antropomórfica, pues del hecho de que el hombre conozca por causas finales no se deriva que el universo funcione con este principio. Es por ello que surge un movimiento, el mecanicismo, que intentará explicar el mundo por causas eficientes. Esto es lo que posibilitará el nacimiento de la ciencia moderna.

La selección natural

Cuando Charles Darwin escribe El origen de las especies una revolución comienza. La tesis básica en su texto apuntaba a que la vida sobre la tierra tal y como la conocemos es producto de la selección natural actuando durante largos períodos de tiempo. Para llegar a tal conclusión se basó principalmente en los textos de Charles Lyell sobre geología en conjunción con una idea de Thomas Malthus en su Ensayo sobre el principio de la población. Podemos parafrasear a Darwin utilizando una terminología más actualizada diciendo que postuló el principio de que “los individuos de una especie que obtienen de una serie de rasgos aleatorios (mutaciones) una superior capacidad adaptativa (eficacia biológica) que otros miembros de la misma especie con los cuales compiten por el alimento serán los que transmitirán su carga genética a las siguientes generaciones, logrando así, a lo largo de mucho tiempo, la variación de las especies sobre la tierra”.

Como puede verse, la explicación de Darwin es naturalista y eficientista. No explica la variación de las especies en base a unos fines determinados los cuales se persiguen. Esto iba en contra de la doctrina creacionista defendida por la iglesia, lo cual provocó el rechazo desde este ámbito. La explicación tradicional, en la que se ridiculiza la pretensión de Darwin de que el hombre procedía del mono, no fue más que una estrategia de la iglesia para ocultar el verdadero punto de ataque contra esta nueva teoría.

Usos contemporáneos

Hoy en día muchos grupos o doctrinas siguen utilizando las explicaciones teleológicas para intentar dar alternativas a las explicaciones de la ciencia. El ejemplo que quizás pueda ser más conocido es el famoso diseño inteligente.

Teleología en la ciencia

Norbert Wiener (1942) llamó sistemas teleológicos a los sistemas cibernéticos cuyo funcionamiento puede describirse como orientado a un fin. Desde entonces el desarrollo del estudio de los sistemas complejos ha convertido las explicaciones teleológicas en científicamente respetables.

Véase también

Referencias

Rosenblueth, A.; Wiener, N.; Bigelow, J. (1943): «Behavior, Purpose and Teleology», en Philosophy of Science, vol. 10, Nº 18-24.

Fuente: Teleología (Wikipedia)

Comentarios