domingo, 22 de mayo de 2011

LOS MANDAMIENTOS DE GURDJIEFF




La mentira continúa...

















Aparentemente los cánones éticos en la escritura se han perdido. Citaré uno de los casos de la falacia intencional de algunos escritores, que especulando comercialmente, explotan en forma abusiva las ideas de Gurdjieff.

Se está haciendo algo habitual colocar escritos en la Web sin aclarar su origen. Se generan páginas y páginas en donde se copian y pasan de un lado a otros distintos artículos y a todo se le da veracidad; reitero sin nombrar el origen o la fuente de la información.

Podemos encontrar en páginas Webs y en distintos blogs, la mayoría con tendencias espirituales o rotulados como cuarto camino o algún título que hace referencia al mismo, lo que llaman: Los 83 preceptos de Gurdjieff, Los mandamientos de Gurdjieff, Las máximas de Gurdjieff, etc.

En muchos casos cuando son asociaciones o instituciones que enseñan el cuarto camino, realizan una breve biografía de Gurdjieff, colocan fotos, alguna información y como una especie de “broche de oro” colocan los 83 mandamientos como síntesis de su enseñanza.

Estos 83 mandamientos se encuentran en un libro escrito por Alejandro Jodorowsky titulado “El Maestro y la magas” en el Capítulo 9 (El trabajo sobre la esencia). Es una novela, en donde el autor supuestamente se encuentra con una supuesta hija de Gurdjieff, producto de una supuesta relación que tuvo éste cuando viajo a EE.UU. en 1924, con una supuesta chica de 13 años y le dejó estos supuestos mandamientos para su hija.

Son demasiados supuestos para dar veracidad al origen de estas frases, que si bien tienen alguna connotación con las ideas de Gurdjieff, tienen aun más connotación con la prodigiosa imaginación de Jodorowsky. El hecho es que en Internet ya esto figura en muchas páginas como palabras dichas por Gurdjieff, sin aclarar que son extraídas de la novela “El Maestro y la magas” de Alejando Jodorowsky.

Jodorowsky es un hombre de gran versatilidad: mimo, actor, director teatral, fabulador-dibujante, cineasta, historietista, narrador, ensayista, filósofo, psicomago, etc. En todos sus trabajos es notoria la influencia de Gurdjieff y Castaneda, pero también hay Gnosticismo, Nueva Era, Budismo Zen, Reencarnación, Misticismo, Psicoterapia moderna, etc. En síntesis una mezcla de conocimiento espiritual que tiñe todas sus acciones, para algunos resulta un enigmático visionario, para otros un charlatán propenso a la exageración.

En la contratapa del libro “El Maestro y la magas” podemos leer lo siguiente: En este nuevo libro, Alejandro Jodorowski completa su “autobiografía imaginaria”, nuevo género literario creado por él en La danza de la realidad (Grijalbo, 2001)… Esto de “autobiografía imaginaria” contradice su postura en donde afirma que todos los acontecimientos y personajes del libro son reales.

En realidad sobre Reyna D’Assia (supuesta hija de Gurdjieff) no existe ninguna información. En este entretenido capítulo, además de los supuestos mandamientos, leemos algo divertido y hasta absurdo, todo relacionado a las proezas realizadas por esta chica con su vagina llegando a expulsar por la misma aceitunas que rebotan contra el techo y hasta entonar canciones con su órgano sexual. También nos habla de complicadísimos ejercicios de gimnasia.

Todo lo que trata sobre el sexo es de muy bajo nivel. Si el lector quiere establecer claramente el significado del sexo en la vida del hombre acorde con lo que enseño Gurdjieff, el libro más esclarecedor se titula: “Sexo” de J. G. Bennett.

Y el pez por la boca muere… En una de sus entrevistas Jodorowsky dice:

Con toda humildad te digo que tengo una imaginación monstruosa más incluso que la de Dalí. Cuando visité el museo Dalí lo vi como un hombrecillo tan limitado, tan pequeñito, tan escaso de imaginación... para qué te digo la imaginación de Buñuel, creo que es una imaginación de tendero sin ánimo de herirlo, poca imaginación. Para mí es muy fácil inventar historias. Dame tres palabras y te invento una historia ahora mismo, ¿quieres? Yo escribí esta frase, que se hizo famosa: La imaginación al poder.

Una de sus frases dice:

"Las mentiras, son nuestras mentiras; tus mentiras no son mis mentiras. Mis mentiras son mi mundo; o sea, son tan verdaderas como mis verdades. Hay que ver que cuando la persona miente, es ella la que miente y la mentira forma parte de su mundo. Entonces, la mentira es respetable; de vez en cuando hay que mentir y hay que mentirse para darse ánimos. Eso se llama, 'la mentira sagrada'".

En definitiva es un personaje controversial que oscila entre la charlatanería total y destellos de gran intuición poética, entre ser un mistificador insoportable y poseer una pseudo-sabiduría iluminada.

Para entender a este personaje, como a muchos “evangelistas del cuarto camino”, remito al lector al libro: “El Poder curativo de la crisis” de Stanislav Grof, capítulo “Autorrealización y Perturbaciones Psicológicas” por Roberto Assagioli del cual extraigo una parte:

Las crisis causadas por el despertar espiritual

La apertura del canal entre los niveles consciente y supra consciente, entre el “yo” y el Yo superior, y el torrente de luz, energía y gozo que le acompaña, producen una maravillosa liberación 1.

1En la Psicosíntesis, consideramos que dichas experiencias de valores superiores proceden de niveles supraconscientes del ser humano. El supra consciente puede conceptualizarse como la contrapartida superior del inconsciente inferior, tan bien cartografiado por Freud y sus sucesores. Sirviendo de centro superior unificador del supra consciente y del individuo como un todo se encuentra el Yo transpersonal o Yo Superior. Así pues, las experiencias espirituales pueden limitarse al terreno del supra consciente o incluir la toma de consciencia de este Yo, que gradualmente desemboca en la autorrealización: la identificación del “yo” con el Yo transpersonal.

Pero en otros casos, bastante frecuentes, la personalidad es incapaz de asimilar correctamente el flujo de luz y de energía. Esto sucede, por ejemplo, cuando el intelecto no está bien coordinado y desarrollado; cuando las emociones y la imaginación están descontroladas; cuando el sistema nervioso es demasiado sensible; o cuando la irrupción de energía espiritual es abrumadora por su intensidad y su carácter repentino.

Una incapacidad de la mente para soportar la iluminación o la tendencia a centrarse excesivamente en sí mismo o al engreimiento pueden producir que la experiencia sea interpretada de manera errónea o, por así llamarlo, una “confusión de niveles”. En este caso, se desdibuja la distinción entre verdades absolutas y verdades relativas, entre el “yo” y el Yo superior; entonces, las energías espirituales que irrumpen pueden producir el desafortunado efecto de alimentar e inflar el ego personal.

La experiencia interior del Yo espiritual, y su estrecho vínculo con el yo personal, proporciona una sensación de expansión interna, de universalidad, y de convicción de participar de alguna manera en la naturaleza divina.

Cualquiera que sea la manera de concebir la relación entre el sí-mismo individual, o “yo”, y el Yo universal, tanto si se considera que éstos son parecidos o desiguales, diferenciados o unidos, es esencial reconocer con claridad, y tener siempre presente en la teoría y en la práctica, la diferencia que existe entre el Yo en su naturaleza esencial –que se ha llamado la “Fuente”, el “Centro”, el “Ser profundo”- y el pequeño sí-mismo o “yo”, habitualmente identificado con la personalidad ordinaria de la que normalmente somos conscientes. El descuido de esta distinción esencial conduce a consecuencias absurdas y peligrosas.

La distinción proporciona la clave de una comprensión del estado mental del paciente en cuestión, y de otras formas extremas de auto-exaltación y auto-glorificación. El error fatal de los que caen víctimas de estas ilusiones es atribuir al yo personal las cualidades y los poderes del Yo transpersonal o Yo superior. En términos filosóficos, existe un caso de confusión entre la verdad absoluta y la verdad relativa, entre los niveles empíricos y los niveles trascendentes de la realidad. No son raros los casos de este tipo de confusión entre las personas que quedan deslumbradas por el contacto con verdades demasiado amplias o energías demasiado poderosas para que sus capacidades mentales puedan captarlas y su personalidad sea capaz de asimilarlas. El lector podrá sin duda recordar casos de autoengaños similares, que se dan en bastantes seguidores fanáticos de diversos cultos.

También existen casos en los que la irrupción súbita de energías produce un trastorno emocional que se expresa mediante un comportamiento incontrolado, desequilibrado, y perturbado. Esta forma de respuesta se caracteriza por gritos y llantos, el canto y otras explosiones de diversas clases. Si la persona es activa e impulsiva, puede que sea impulsada fácilmente por el estímulo del despertar espiritual a jugar el papel de profeta o salvador; quizá descubra una nueva secta e inicie una campaña espectacular de proselitismo.

En algunas personas sensibles se produce un despertar de percepciones psicológicas. Tienen visiones, que ellas atribuyen a seres superiores; tal vez oigan voces o empiecen con la escritura automática, aceptando sus mensajes al pie de la letra y obedeciéndolos sin reservas. La cualidad de tales mensajes es extremadamente variada. Algunos contienen acertadas enseñanzas; otros son muy pobres o carecen de sentido. Habría que examinarlos siempre con gran sentido de la discriminación y un juicio prudente, y sin ser influenciados por su origen extraordinario o por ninguna pretensión del supuesto transmisor…

Atribuir palabras a Gurdjieff, en este caso mandamientos que nunca dijo ni escribió, no es menos terrible como el factor de credibilidad de las personas. La creencia, la sugestionabilidad, la aceptación sin discernimiento ni corroboración, son algunas de las características del segundo estado de consciencia, el mal llamado estado de vigilia, conocido en el lenguaje Gurdjieffiano como soñar despierto.


Aqui les dejo la anterior incompleta de buenas ganas: